AÑOS ATRÁS
Fernando se encontraba pensativo, recostado sobre la arena, cuando ella se acercó, le acarició el cabello y le dió un dulce beso en los labios. -¿Continúas enojado?-. Él se sentó junto a ella y se quedó en silencio. -No estoy molesto, solamente que no comprendo tú interés por esa vida-. Ella dulcemente acarició su rostro. -Es algo que siempre me agradó, pero eso no significa que resolveré irme al convento ahora, yo me siento muy bien ese ambiente y siempre quise tener la edad para asistir a ese retiro espiritual-. -díme ¿que soy yo en tu vida?-. Ella lo observó y sonrió. -Eres un hermoso ángel de ojos grises que encendió la llama del amor en mi corazón, que me hace sentirme diferente, feliz-. -Entonces Lulú...porque tú afán....- Ella colocó un dedo sobre sus labios y luego lo besó. Él perdió todo sentido de la realidad y por supuesto el hilo de la conversación. Colocó su brazo sobre la espalda de ella y la recostó lentamente sobre la arena. El beso fue cada vez más intenso, él posó su mano sobre sus caderas y ella pronto lo interrumpió y se puso de pie. -Espera Fernando...- -¿Que sucede cariño?, somos novios, es lo más normal..-. Ella lo interrumpió. -No es normal para mí...no deseo hacer esto....así...- -No comprendo Lulú-. -Pues...- Ella estaba muy nerviosa y confusa. -Nunca he tenido relaciones sexuales, y....siempre he pensado en que no es la manera en que me gustaría que fuera la primera vez, pienso que debería ser en el matrimonio...y....-. Él se sorprendió ante su confesión, estaba consciente que ella nunca había tenido intimidad con un chico, pero lo sorprendia su idea de llegar virgen al matrimonio, además ya tenia 18 años. -Lo siento, debo irme Fernando, tengo un mensaje de papá en el teléfono; me necesitan en casa-. Ella observó su teléfono, le dió un beso en la mejilla y luego se alejó de prisa. Fernando estaba cada vez mas confuso, esa chica era hermosa, inteligente y dulce pero era sumamente "chapeada a la antigua". Tuvo que tomar un baño en el mar para tranquilizar sus sentidos y moderar la temperatura de su cuerpo.
Lourdes no contestó sus mensajes el resto de la tarde, y, Fernando pensó que ella estaba molesta por lo sucedido, por lo que se arriesgó a ir a su casa. -Hola muchacho, ¿como estás? Lucia la madre de Lourdes abrió la puerta y saludó a Fernando. -Señora buenas tardes, estoy muy bien y ¿usted?-. -Muy bien, muchas gracias-.Él sonrió mostrándolo sus hermosos hoyuelos. -Perdone, ¿se encuentra Lourdes?-. -Sí claro, siéntate un momento, le avisaré que estás aquí-. Fernando observó la pequeña sala, en general la casa era pequeña pero muy acogedora, estaba decorada con cuadros religiosos, los sillones eran de colores corinto con beige, con una pequeña mesa de centro de madera, en el frente un pequeño televisor y a un costado se encontraba el comedor para 4 personas. La casa estaba impecablemente limpia y por las ventanas entraba el olor a mar y una brisa suave. -Hola, ¿que haces aquí?-. Frente a él se encontraba Lourdes, con mirada tímida, estaba descalza, vestida con un short de lona, una blusa celeste con una figura de Hello Kitty, su cabello con un moño alto; parecía que se encontraba en labores de aseo, porque llevaba en las manos un balde de agua y un trapeador. -Hola- Él se aproximó timidamente y la besó en la mejilla. -Quería verte...y...saber si estabas molesta-. Ella lo negó con un movimiento de cabeza. -¿Quieres tomar algo?- Él asintió. Lourdes dejó por un lado sus utensilios de aseos y se acercó al refrigerador. -¿Gustas una coca cola?-. Él la tomó de la mano de Lourdes y se sentó nuevamente. -¿Quieres acompañarme?-. -¿A donde te diriges?-. -Estoy limpiando la casa de unos vecinos, son muy ancianos y necesitan ayuda-.Él escuchó en silencio, no le agradaba la idea de tener que hacer ese tipo de trabajo, en su casa siempre había personas que se hacían cargo de esas labores, sin embargo era la oportunidad para estar con ella. -Claro-. Lourdes sonrió. -Iré por tus utensilios de limpieza y luego podremos irnos-. El resto de la tarde ambos estuvieron ayudando a los esposos Martinez. Dos ancianos que vivían solos, en una pequeña casa junto a la familia de Lourdes. La señora Martinez se encontraba en silla de ruedas, después de haber sufrido un derrame cerebral, se había recuperado un poco, pero había perdido completamente la movilidad de su pierna y mano derecha. El señor Martinez cuidaba de su esposa, pero ya tenía serios problemas de visión, por lo que se le dificultaba realizar muchas tareas; por lo que todo el tiempo recibian ayuda de sus vecinos para todo tipo de tareas de su hogar.
Fernando nunca había limpiado ventanas, tampoco lavado trastes, ni cortado el césped. Lourdes disfrutaba viéndo la torpeza con que realizaba cada actividad, sin embargo aplaudía su ahínco. Después de haber ayudado a la señora Martinez a tomar un baño, ambos se acercaron a la cocina para prepararles algo de beber a los ancianos. -Aprenderás a realizar una bebida caliente-. Los ojos de Fernando se abrieron como platos. Esa chica loca no lo pondría a cocinar, era seguro que podría incendiar la casa. Lourdes sonreía con cada movimiento del chico, era muy divertido observarlo inténtando mover el atol y evitando quemarse los dedos.
Editado: 06.04.2020