2018
Lourdes condujo de regreso a casa, en su cabeza y en su corazón había una guerra de sanciones, de sentimientos y de deseos. En ese momento vinieron muchas imágenes y recuerdos a su memoria que había intentado borrar.
La violación había sido lo más dificil que había vivido, nunca se había sentido tan rota; jamás pensó que en su corazón pudieran refugiarse sentimientos tan dañinos, tan enfermizos, como los que había vivido después de aquel fatal suceso; jamás había odiado, nunca había deseado la muerte a un ser humano como lo había deseado a esos dos hombres en aquella época; necesitó mucho tiempo y mucho trabajo espiritual para poder vivir con ello sin que le produjera ese nivel de dolor. Era cierto que jamás lo olvidaría, ella lo sabía, pero su lucha era para lograr que no le produjera el mismo sufrimiento, sino que aprendiera a vivir con ello como parte de su pasado, sin que ello dañara su futuro.
Esa noche había tomado una decisión de la que nunca se arrepintió, no denunciaría a sus atacantes, pero no porque los perdonara, sino porque pensó en Fernando y en Sophia, sabía que ellos saldrían afectados con todo aquello y quedarían marcados, no solo por las autoridades sino también por las personas de la comunidad. Pensó en la dulce Sophia, en su amiga de tantos años, quien siempre le había dado cariño y le había ayudado. Pensó en el chico que amaba, sabía que él no estaba involucrado directamente en todo aquello, pero aunque en ese momento estaba dolida porque él hubiera traido a esos hombres a un lugar en el que siempre ella se había sentido segura y protegida, era el chico que más amaba, aunque estaba claro que jamás podría verlo de nuevo a los ojos sin sentir verguenza, porque ya no era la misma chica de la que él se había enamorado; entre ellos ya no había nada....todo había acabado.
Sus padres jamás se enteraron, aunque sospecharon de muchos cambios en su personalidad, su lucha era interior, los únicos que sabían la verdad eran sus consejeros espirituales y su mejor amiga Ixmucané, que siempre estuvo para apoyarla, en cada crisis, Ixmucané corría a casa de su amiga y ambas se refugiaban en la habitación a llorar y a desahogar el dolor.
Fernando intentó contactar por mucho tiempo a Lourdes, pero ella simplemente encontró los medios para alejarse y evitar todo tipo de contacto con él. Durante un tiempo estuvo viviendo con unos familiares en otro pueblo y cuando la época de clases inició regresó a su hogar, cambió de número telefónico y se encargó de mantenerse alejada de todo lo que le recordara a Fernando. Sophia prometió que la ayudaría en todo lo que fuera posible y cumplió, pero después de 2 años se mudó a vivir con su hijo a la capital; había enfermado y ya no podía vivir sola; ella sufrió la ausencia de su amiga; a pesar de todo lo sucedido, entre ellas el cariño nunca disminuyó, al contrario, siempre estuvieron muy unidas.
El sonido de la bocina de un automóvil hizo que Lourdes reaccionara, no se había dado cuenta que se encontraba una calle después de su casa; estaba distraída, recordándo cosas del pasado, que según ella habían quedado guardadas y ya no hacían daño, pero se había equivocado, después de encontrar de nuevo a Fernando, estar junto a él y tocarlo de nuevo, se había dado cuenta, que su corazón se inquietaba de la misma manera que 10 años atrás, por lo que en ese momento tomó la formal decisión de no volver a ese hospital, tampoco buscar la manera de volver a verle.
-Lourdes, ¿pero que sucede?, ya habías tomado una decisión-. -Lo sé, pero.....-. -Pero nada, ya habías superado esa étapa, porque te empeñas en volver a complicar tu vida-. Lourdes no pudo dormir toda la noche, a la mañana siguiente se colocó ropa deportiva, tenis y caminó hacía la casa de su hermano y su amiga Ixmu, necesitaba hablar con ella y aclarar sus ideas, quería encontrar una explicación a esa opresión en el pecho que estaba sintiendo. La caminata había ayudado un poco, pero desde que empezó a hablar de aquello con su cuñada, la opresión volvió a sentirse. Su amiga no comprendía porqué un día antes ella había seguido a ese hombre hasta el hospital, sabía que tenía que auxiliarlo, pero no comprendía la razón por la que se había quedado en ese lugar junto a él. -¿Que pretendes con todo eso?- Ixmu le entregó una taza de café a su cuñada, ambas estaban sentadas en las escaleras de la casa, Jorge su hermano aún dormía. -No lo sé amiga, pero en ese momento sentí la necesidad de estar allí...junto a él-. Ixmu la observa fijamente y añade -Aún lo amas-. Lourdes la observa y en su mirada se detecta el miedo. -No...no lo amo-. -Pues tu actitud dice todo lo contrario....- Lourdes se pone de pie. -Cariño, debo irme, tengo algunas cosas que hacer-. Le entrega la taza a su cuñada y empieza a emprender lentamente el camino de regreso; luego gira y añade: -Gracias por escucharme y por ayudarme siempre-. Su cuñada corre, aunque se le dificulta por su enorme barriga de embarazada. La abraza y añade -Siempre estaré contigo y quiero que sepas, que lo único que quiero es tu felicidad-. Lourdes le besa la frente y le sonríe timidamente, luego le besa la barriga y agrega tocándole con el dedo índice la barriga. -¿Tú sabes que amo a tu mami verdad mi pequeña?, y a tí también-. Luego se aleja corriendo.
Editado: 06.04.2020