2018
Después de regresar de casa de su cuñada, Lourdes tomó un baño, desayunó y acompañó a sus padres a la iglesia, ya eran las 10:00 A.M., cuando salía de la parroquia; regresó a casa y estuvo por un largo tiempo dando vueltas por su habitación como animal enjaulado. Finalmente se decidió, se mudó de ropa, tomó su casco y fue en busca de su motocicleta, necesitaba esa adrenalina que le producía manejar a su compañera de viajes, además de intentar entender ese deseo de esar junto a esa hombre, a quien según ella creía había olvidado hace tiempo, pero, después de estar tan cerca, había despertado emociones que desde tiempo atrás no sentía, e incluso no los había sentido durante sus noviazgo con Oswaldo.
Camino lentamente hacía la habitación 210, se paró junto a la puerta y observó; recostada sobre el brazo de Fernando se encontraba su madre; quiso regresar, pero en ese momento ella levantó la mirada y la observó. Le sonrío tristemente y añadió -Entra jovencita-. Ella asintió y camino lentamente hasta colocarse al lado de la mujer. -Graciar por venir muchacha....míralo, aún no reacciona-. Su voz se quebró. -No puedo soportar verlo así-. La mujer empezó a llorar y Lourdes se acercó para consolarla. La señora Camposeco se arrojó a sus brazos y como si se tratara de una persona muy cercana, se refugió en sus brazos y lloró desconsoladamente. Lourdes pacientemente escuchó sus palabras de dolor y luego, empezó a cantar suavemente al oido de la mujer. -"En tí confio, tú lo sabes todo, mi corazón sangra, pero en tí confío, no permitas que me pierda, que mi fe no se quebrante, en tí confío, tú lo sabes todo; quiero descansar en tí, mi carga es muy pesada...hazme descansar en tu regazo que mi dolor no me quebrante, porque tú me amas..........yo en tí confío"- La madre de Fernando comenzó a tranquilizarse, la dulce voz de la chica y las palabras que de ella surgían, le devolvían una tranquilidad, que no había sentido desde el momento en que supo del accidente del joven. -Gracias muchacha, gracias-.
Unos minutos después llegó el padre de Fernando y se alegró de ver a la chica al al lado de su esposa. -Ixmucané, que gusto verte aquí, gracias por preocuparte por nuestro hijo; por apoyar a mi esposa, tuve que salir unos momentos y estaba preocupado porque se quedaría sola, pero hoy sé, que estuvo en buenas manos-. Ella sonrió y agradeció con un gesto de cabeza.
-Tía, perdona la demora...-. Arturo hizo un movimiento brusco cuando observó a la chica que estaba al lado de sus tios; era evidente que la había reconocido. Él no había presenciado lo que habían vivido esos 2; pero por boca de su primo conocía la historia y sabía el impacto que había provocado en Fernando, hasta el punto en que 10 años después, Fernando estaba al corriente de la vida de la chica, sin que ella lo supiera. Arturo intentó hablar.....preguntar que hacía ella en ese lugar, pero Lourdes comprendió su confusión e intentó hablar para aclarar las cosas. -Arturo, hijo...ella es Ixmucané, es amiga de Fernanda y ella fue la que presenció el accidente, ha venido a saber de su estado de salud-. Arturo seguía inmutado, por lo que Lourdes salió en su auxilio. -Arturo, podrías acompañarme un momento a la puerta, me gustaría hablarte-. Lourdes se dirigió a él con tanta familiaridad, que los padres de Fernando asumieron que ya se conocian.
Como Arturo no reaccionaba, Lourdes lo tomó del brazo y se dirigió con él había el pasillo del hospital. -¿Lourdes, que haces aquí?- reaccionó él. -Baja la voz por favor....tus tios te escucharán-. La tomó del brazo y la alejó mucho más de la puerta. -Ahora dime, -¿que haces aquí?-. En el rostro de la chica había duda, desconcierto. -No lo sé.....creéme que no lo sé....- Él la continuaba observando con gesto ceñudo, esperando una respuesta más contudente. -Si no quieres que le diga a mi tía y a su esposo la verdad, necesito que me expliques todo-. Ella asintió. Ambos se alejaron hacía la cafetería del hospital.
Arturo y Lourdes conversaron largo rato; él no terminaba de comprender que eso hubiese sucedido de esa manera, no creía en las coincidencias. -Ahora que has visto el estado de mi primo, ¿que piensas hacer?-. -No lo sé....estoy confundida, solo quiero saber que está bien....- -y cuando despierte ¿que harás?. Ella se tomó la cabeza con ambas manos. -No estaré aquí, te lo aseguro-. -No puedes asegurarme algo así; si sigues viniendo, eso podría suceder-. Ella comprendió lo que él quería hacerle entender, al despertar, Fernando la reconocería. ¿estaba ella dispuesta a enfrentarse a él y enfrentarse de nuevo a lo que ella creía era parte de su pasado?.
Editado: 06.04.2020