2018
Habian transcurrido 2 días desde la última vez que Lourdes vió a Fernando; había tomado la firme decisión de no volverse a acercar al hospital, la decisión había sido muy dificil, desde que volvió a encontrarse con él, una chispa en su interior se había encendido, primero, pensó que era el deseo de un buen samaritano de saber que la persona a la que había prestado auxilio se había recuperado; pero transcurrida unas horas de meditar el asunto, tuvo que aceptar que no era ese simple deseo, que había algo más que la empujaba a estar cerca de aquel hombre; por ello había decidido llamar continuamente al hospital y enterarse del estado de Fernando, pero, sin tener que presentarse de nuevo al hospital; parecía una forma cobarde de evadir los sentimientos que habían despertado en su interior, pero de lo que sí estaba segura, es que no estaba lista a enfrentarse a su pasado.
-¿Que pasa contigo Lourdes?, ¿No puedo creer que permitas que ese moribundo te descontrole de nuevo...-, -Cállate Ixmu, no le digas así!!!!- Ixmu y Lourdes se encontraban observando las olas, sentadas a la orilla del mar. -Perdona amiga, puedo sonar insensible, pero no puedo olvidar que ese tipo es la causa de muchas de tus desgracias, si no hubiese sido por él.....- Ixmu, se quedó en silencio, arrepentida de haber volteado esas páginas en el libro de la vida de su amiga, que ella había querido olvidar. -Lo siento cariño-. Puso una mano sobre la rodilla de su amiga y la acarició suavemente, al mirarla a los ojos, pudo observar su confusión, su miedo.... no veía esa mirada desde hace 10 años atrás y su corazón se contrajo, sufría al ver sufrir a su cuñada. -Te apoyaré con lo que decidas, si piensas intentarlo con ese hombre, pues te apoyaré, y si piensas correr, pues yo lo haré contigo.- Ambas sonrieron, Lourdes observó la barriga de Ixmu. -Creo que no podrías hacerlo-. Sonrío. Era lo que Ixmu pretendía, hacerla sonreir de nuevo. -Pues rodaré, pero algo haré a tu lado-. Lourdes la abrazó y luego la ayudó a ponerse de pie, era una tarea casi imposible para Ixmucané hacerlo sola por el avanzado estado de su embarazo.
Eran las 6:00 A.M; la noche había sido larga, no había podido pegar los ojos en toda la noche. -Pinche insomnio- dijo. Se levantó, se cepilló los dientes, se lavó el rostro y se hizo una cola con el cabello. Se vistió con ropa deportiva y tomó su motocicleta, condujo por toda la orilla de la playa, las olas estaban en calma y el cielo irradiaba hermosos colores, su corazón estaba agitado, tenía una lucha interna, y tenía que encontrar una solución; decidió ir una última vez al hospital y luego desaparecer por completo, olvidarse que lo había encontrado de nuevo; necesitaba dejar ir....dejar ir su pasado con él.
Entró sigilosamente a la habitación, no era hora de visita, pero las enfermeras ya la habían identificado, para ellas era la esposa del paciente, por lo que le permitieron ingresar a la habitación. Observó el rostro del hombre, pensó que estaba más pálido y delgado, desde el último día en que estuvo cerca de él; sin embargo no dejaba de ser el hombre más guapo que había visto en su vida. Tomó una silla y se colocó frente a él...-ok...a lo que he venido, primero, quiero que sepas que deseo que te recuperes, de todo corazón- Tomó aire. -Luego, quiero que sepas que estoy confundida, y, que aclaro que no soy una cobarde, pero en este momento, lo mejor para los dos, es que yo me aleje de tí-. Tomó aire de nuevo. -Creo Fernando que ésta solo fue coincidencia, que lo mejor es que cada uno siga su camino, ambos hicimos nuestras vidas, vencimos nuestros miedos, en esa época eramos una chiquillos, ahora somos adultos, más maduros...¿porqué despertar el pasado?-. Suspiró profundamente. -y....y...- Se tomó la cabeza con ambas manos y cerró los ojos. -señorita, creo que debe calmarse....- Las palabras sonaban débiles, pero claras. Lourdes dió un salto en la silla y estuvo a punto de caer. Abrió los ojos rápidamente y pudo observar esos ojos grises de nuevo, con mirada cansada, pero segura, la observaba confuso.
El corazón de Lourdes palpitaba de prisa, sentía que en cualquier momento podría salirse del pecho, él la continuaba observando con mirada interrogante, pero ella no podía decir palabra, estaba sorprendida y muy nerviosa. -¿Señorita, podría ayudarme por favor?-. De nuevo Fernando se dirigía a ella, parecía no identificarla, parecía muy confundido.
Lourdes se acercó lentamente, por un instante su miedo desapareció, necesitaba saber que sucedía en la mente de Fernando. -¿Fernando, que sucede?-. -Lo siento señorita, pero no recuerdo nada-. Él observaba todo a su alrededor, y, por un momento pensó que entraría en un estado de shock, parecía muy angustiado. -Espera Fernando, iré por el médico-. Él tomó su mano y ella sintió un hormigueo por todo el cuerpo. Él a pesar de la situación en la que se encontraba, sintió que algo vibró en su interior con ese contacto. -Calmate, dame un momento, iré por un médico, regresaré lo más rápido posible-. Lourdes salió de prisa de la habitación y Fernando se quedó observando el lugar en que la chica había desaparecido.
Editado: 06.04.2020