2018
-señorita, ya puede irse-. La enfermera les comunicaba que en vista de que Lourdes ya se encontraba mejor, podian darle de alta.
Fernando y Lourdes salieron del hospital de camino hacía el estacionamiento, Arturo se encontraba dormido sobre el timón de la camioneta. Lourdes le sonrió al chico, que la observaba con ojos cansados. -Gracias Arturo-. El gruñó, aún no estaba seguro si lo que estaba sucediendo estre esos 2 era lo mejor.
Fernando le indicó a Arturo que se trasladarían a la ciudad, especificamente a su apartamento. Arturo observó a los dos por el retrovisor, Lourdes se sonrojó ante la mirada de sorpresa de aquel; Fernando simplemente sonrió. -Arturo mañana mi amiga y yo haremos un viaje-. Arturo gruñó nuevamente. Era evidente que no estaba de acuerdo con nada de lo que esos 2 podrían hacer juntos. -Arturo, te dije que mañana Ixmu y yo viajaremos, pero, lo haremos como turistas, como mochileros-. La sorpresa de Lourdes y Arturo fue evidente. -Estan locos-. Fueron las palabras del segundo. -Creo que....- -Creo que nada "amiga mia", los planes ya estan hechos-. Y concluyó con una hermosa sonrisa, en que mostró sus seductores hoyuelos.
Después de 2 horas de viaje, llegaron al apartamento de Fernando, estaba ubicado en una zona exclusiva de la ciudad. Lourdes suspiró y empezó a arrepentirse de su decisión, su vientre se contrajo y el corazón latió más de prisa; era muy dificil estar cerca de ese hombre que inspiraba todo tipo de deseos, pero esos deseos estaban alejados de lo que podían sentir 2 simples amigos.
Arturo se despidió de la pareja y se alejó. Fernando y Lourdes llegaron al apartamento. Era un lugar amplio y muy bien amueblado, era evidente que en ese lugar vivía un hombre soltero, no había nada que pudiera relacionarlo con los gustos femeninos, sin embargo era un lugar elegante y cómodo. La vista era exquisita, estaban ubicados en el último piso del edificio y Lourdes pensó que estando a esa altura, podrían apreciar hermosos amaneceres. -Estás en tu casa- Fernando la condujo hacía la sala -Gracias Fernando-. -Pero....creo que ya conocías-. La afirmación de Fernando la tomó por sorpresa, él daba por hecho que siendo amigos desde hace muchos años, Lourdes lo había visitado en su apartamento, sin embargo Lourdes ya estaba cansada de mentir, y, pensaba disminuir cada vez más las mentiras entre los dos. -No, nunca había venido a visitarte en tu hogar-. Él la observó esperando alguna otra explicación, pero ella simplemente se alejó en busca de la cocina. Lourdes le ofreció cocinar, ninguno había cenado. -No te molestes Ixmu, debe haber algo en la cocina que podremos comer, Juanita debe haber preparado algo delicioso-. Ella asintió y se sentó frente al desayunador. Fernando sacó del refrigerador unos recipientes que contenian sopa de pollo y verduras. Ambos sonrieron, la cena parecía muy prometedora.
Fernando y Lourdes estaban disfrutando su cena, sentados uno junto al otro; Lourdes hablaba de "todo un poco", le comentaba de su trabajo social como asesora legal, de su vida cerca del mar, del amor por las motocicletas. Fernando sonreía ante las ocurrencias de Lourdes, él no podía contarle nada de su vida, a causa de la amnesia, que según los especialistas era temporal y pronto empezaría a recordar; sin embargo rondaban en su cabeza dos preguntas y ya no esperaría más por hacerlas: -Ixmu, ¿tienes novio?-. La conversación era acerca de motocicletas, sin embargo, ante la repentina pregunta. Lourdes calló y tragó saliva. -Perdon, no quería incomodarte con preguntas...pero...- -No te preocupes, esta bien-. Lourdes intentó tranquilizar a Fernando, sin embargo a ambos les latía fuertemente el corazón. Él la observó fijamente. -No, tengo novio, estuve comprometida hace un año, pero...bueno...no terminó nada bien-. Fernando observó la mirada ensombrecida de la chica y sintió rabía, no podía imaginar que alguien pudiera romper el corazón de esa hermosa, inteligente y tierna mujer. Ambos se quedaron en silencio. Fernando ya no se atrevió a continuar hablando del tema, aunque estaba muy deseoso de saber que había sucedido con esa relación, pero pensó que talvéz no era el momento para continuar preguntándole, ella se observaba muy afectada, por tanto, calló, la segunda pregunta quedaría para el futuro. " - ¿Porqué entre nosotros no ha habido más que amistad?-.
Terminada la cena ambos lavaron los platos y limpiaron la cocina. Lourdes insistió en que debían dejar el lugar tal cual lo encontraron. Fernando aceptó, aunque creía que nunca había hecho ninguna tarea doméstica, porque era bastante torpe con ello. Lourdes sonreía y meditaba por algunos momentos. Fernando deseó saber que pasaba en ese momento por su cabeza. Por otra parte Lourdes rememoraba muchos momentos cuando eran jovenes, cuando Fernando le ayudaba en su trabajo social. Habían muchos recuerdos que había querido desechar, pero que ahora era imposible alejar de su mente.
-Esta será tu habitación, al lado se encuentra la mía...si deseas cualquier cosa puedes llamarme- Lourdes pensó que estaba loca, había sentido en esa frase una invitación, no era una simple frase de hospitalidad, era una invitación con un transfondo; su vientre se contrajo, como lo había estado haciendo durante largo rato. -Ahhh, quiero mostrarte algo-. Fernando entró a la habitación; sobre la cama se encontraba una mochila. -¿Te recuerdas que dije que iriamos de mochileros?-. Ella asintió, no podía emitir ninguna frase, su garganta estaba seca, observaba la cama y su imaginación volaba, pensó: -Estás loca Lourdes...."no puedes perder el control ahora..".- Fernando la observaba esperando una respuesta, sin embargo ella nunca escuchó la pregunta -¿perdona?-. El sonrió . -Te decía si estás de acuerdo con que salgamos de viaje a las 7:00A.M.? - Ella asintió. -Además te comentaba de la compra de tu ropa ...- -¿Que ropa?-. El sonrió de nuevo. -"Parece que necesitas descansar"-. Se burló. -Porque hace un rato te comenté que pedí a mi ama de llaves, Juanita, que adquiriera unas prendas para tí, para nuestro viaje-. Lourdes abrió los ojos como platos, no esperara que se tomara la molestía de comprarle ropa. -¿cuando hiciste eso?-. Él expresó en su rostro arrepentimiento, sin embargo era evidente que no estaba arrepentido. -Cuando te desmayaste....pensé que...- Ella lo miró sorprendida. -¿Planeaste esto desde que me auxiliaste frente a mi casa?-. De nuevo Fernando la observó con sus hermosos ojos grises pidiendo una disculpa. Ella giró los ojos. Fernando esperó su siguiente reacción, temía que ella se arrepintiera de su fin de semana juntos; finalmente dijo. -Esta bien....gracias Fernando-. -De nada, es un gusto para mí; ahora te dejaré descansar-. Fernando pensó que debía alejarse de prisa, de lo contrario no podría soportar más el deseo, olvidaría todo los prejuicios y haría realidad todas las fantasias que habían transcurrido por su cabeza desde el momento en que Lourdes aceptó subir a su camioneta.
Editado: 06.04.2020