Tu perdón es mi salvación

DE NUEVO SIN TI....

Lourdes pudo acompañar a Fernando solamente unos minutos, 2 enfermeros lo trasladaron aún dormido a una sala en la que le realizarían examenes médicos. De nuevo Lourdes se sintió inquieta, temía perderlo de nuevo, la incertidumbre era cada vez más fuerte y sabía que no podría soportarlo; esperó noticias nuevamente, pero transcurrieron un par de horas más y nadie se acercaba a explicarle lo que sucedía. 

-Mi hermosa niña-, el abrazo y las palabras sollozas de la madre de Fernando la envolvieron; estaba muy afectada y nerviosa y ella comprendía su dolor. El señor Camposeco se acercó y tocó suavemente su mano en señal de consuelo, Arturo estaba al final del pasillo, intentando hablar con alguien que pudiera darle información, de pronto la observó y en su mirada había mucha preocupación. Al encontrarse todos juntos les explicó mejor lo sucedido; Lourdes estaba cada vez mas cansada y los padres de Fernando insistieron en que se retirara a descansar a un hotel; pero lo más que lograron fue que bajara unos minutos a la cafetería por algo de beber. 

Al cabo de un rato Lourdes estaba de regreso, no podía contener la preocupación, necesitaba tener nuevas noticias de su chico. Al regresar a la sala de espera, se encontraba Arturo junto al señor Camposeco, ellos le explicaron que por orden del médico, unicamente una persona podía ingresar a ver al paciente, por lo que fue la madre de Fernando la que ingresó. Fernando había  regresado a la habitación en su ausencia. -Tranquila querida, verás que todo saldrá bien- La dulce mirada del señor Camposeco logró encender una pequeña chispa de esperanza en el corazón de Lourdes, sabía que los padres de él sufrian ante todo lo sucedido y alimentaban esperanza, por lo que ella debía hacer lo mismo.

Minutos después estaba la señora Camposeco de regreso, su rostro refleja consternación; caminaba lentamente hacia su esposo; en silencio tomó su mano y se alejó para conversar con él.  Lourdes sabía que algo muy malo sucedía y su corazón se contrajo de tristeza, la felicidad que habían vivido los últimos días le parecía como un sueño, sin embargo en este momento estaba viviendo una verdadera pesadilla.

La señora Camposeco lloraba y luego reía; su esposo la tomó entre sus brazos y la arrulló con cariño. Lourdes observaba la escena con verdadera incertidumbre y al cabo de unos minutos ya no pudo contenerse más. -Lo siento, no quiero interrumpir, pero necesito saber que sucede-. La señora Camposeco acarició su brazo - Mi niña, Fernando ya despertó-. El corazón de Lourdes tuvo un sobresalto y sintió que después de tantas horas de angustia, podía respirar tranquila de nuevo. - ¿Puedo verlo?-. La respuesta fue como un recipiente de agua fria sobre su rostro -Lo siento pequeña-. -¿Pero?-. -Mi niña, creo que Fernando está un poco confundido... y no veo prudente que entres a verlo ahora-. -¿Pero?...no le provocaré alteraciones, solo quisiera verle-. -Lo siento cariño-. Lourdes se armó de valor y preguntó: - ¿Porqué no puedo hacerlo?...-por favor, necesito saber la verdad-. La señora Camposeco la observó, evitó responder, sin embargo la mirada de insistencia de Lourdes le obligó a responder. -Lo siento mi niña, pero Fernando no quiere verte-. -Por favor no lo malinterpretes, creo que aún no se siente muy bien.... y....-

Lourdes tuvo que sentarse, porque sintió que sus rodillas perdian toda su fuerza, sus peores temores se hacian realidad.  Arturo se acercó de prisa . -¿Estás bien?-. Ella asintió, sin embargo su mente se encontraba en otro lado. 

Los señores Camposeco y Arturo le brindaron un poco de distancia, sabían que su mente estaba tratando de digerir la razón por la que no podía verle. De pronto se puso de pie y corrió fuera del hospital, ante la mirada de aquellos; en ese momento Lourdes necesitaba aire puro, necesitaba gritar, necesitaba un abrazo, lo necesitaba a él.....

 

 

 

 




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