Tu perdón es mi salvación

RESPIRO...MÁS NO VIVO!!!

-Arturo, conduce más rápido- Fernando se encontraba sentado en el sillón del copiloto, con un sujetador en el brazo, ya que su brazo estaba fracturado; además tenía  vendaje en la cabeza,  un ojo casí completamente cerrado a causa de los golpes, sin embargo se había rehusado a quedarse en el hospital, desde que se enteró del aviso del empleado de la gasolinera; no pudo estar más en el hospital, armó un tremendo revuelo que finalmente y con la ayuda de Arturo pudo salir, no sin antes firmar varios documentos en los que cuales eximia al hospital de cualquier responsabilidad penal por su insistencia en abandonar la atencion medica. 

-Cálmate Fernando, podríamos tener un accidente, voy conduciendo a toda velocidad-. -No comprendes que su vida depende de no perder ni un segundo-. Arturo miró a su primo, estaba tremendamente descolocado, nunca lo había visto en un estado tan fuera de sí. -Calmate, la encontraremos-. Fernando no contestó, su cabeza estaba a punto de estallar y rogaba porque ese hijo de perra no le hubiera hecho daño; que su obsesivo amor por ella lo haya hecho simplemente retenerla, pero sin producirle ningún daño. 

El telefono sonó, Arturo colocó las manos libres en el auto. -Arturo, escuchame-. Francisco el jefe de seguridad de una de las empresas de la familia de Fernando se había unido a la busqueda, era un ex oficial del ejercito y de la Policia Nacional, con experiencia en temas de búsqueda de secuestrados. -Te escuchamos-. - Quiero que me sigas ahora, veo en el GPS que están cerca, creo que los hemos encontrado-. El corazón de Fernando dió un giró de 360 grados, la incertidumbre era tal, que sentía problemas hasta para respirar.

Arturo aumentó la velocidad,  hasta el punto que minutos después estaba al lado del auto de Francisco; se miraron por las ventanillas de los autos, en ambos rostros se notaba preocupación, ambos temían lo peor.

A un kilómetro aproximadamente vieron las patrullas detenidas, se estacionaron y bajaron de prisa, Arturo intentó ayudar a su primo, pero éste ya se dirigía hacía el lugar, el dolor emocional era más fuerte que el dolor físico que podría producirle los movimientos, necesitaba verla y saber que estaba con vida.

La escena a la que se enfrentaron era realmente deplorable, Oswaldo estaba tirado sobre el suelo y con las esposas puestas, su auto se había accidentado y se habia incrustrado en un árbol cuando huía del lugar. El hombre lloraba desconsoladamente, Fernando miraba a todos lados, intentando encontrarla. -Un policia gritaba-. -Dinos, ¿donde esta la mujer?- Pero Oswaldo lloraba cada vez más fuerte. Fernando se acercó a él y levantó su rostro con un fuerte tirón de cabello. -Donde está Lourdes desgraciado-. Oswaldo no se sorprendió al ver a Fernando, su estado de shock simplemente lo hacía repetir entre lagrimas, -no quería hacerlo, no quería hacerlo-. Fernando sintió como su cuerpo ya no le pertenecía, estaba a punto de desmayarse....pensó lo peor...sintió morir.  

El hombre no dejaba de llorar,  Fernando lo miraba, esperando una respuesta. -Te odio tanto hijo de perra, que eras tú el que tenía que morir, no mi amada Lourdes-. Y lloró de nuevo.  Fernando dió varios pasos hacía trás, sus peores miedos se habían hecho realidad; instantes después aremetió contra el hombre, con la mano que no tenía dañada, la policia lo alejó del detenido a toda prisa, Arturo acudió en ayuda de su primo.  Los policias le preguntaban en donde se encontraba el cadaver, pero el hombre ya se encontraba en completo silencio. 

-Francisco, busquen en los caminos, pide más ayuda, no debe estar lejos-. Arturo daba ordenes, sin dejar de ver a su primo, que estaba completamente en shock. -Lo siento Fernando, lo siento-. 

-Voy por ella- y caminó con paso firme hasta el vehículo; Arturo lo imitó, no iba a contradecirlo, tampoco pretendía decirle palabras de consuelo, sabía que su amigo ahora respiraba, más no vivía!!!

 

 




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