Tu perdón es mi salvación

SIN TI...

La ambulancia se estacionó y los paramédicos bajaron de prisa con la paciente, Fernando intentó llevarles el paso, pero su estado de salud no le permitía tener movimientos rápidos, por lo que no pudo alcanzar a los paramédicos; inmediatamente fue trasladada a la sala de emergencias y minutos después conducida hacía la sala de operaciones. 

Fernando caminaba detrás de cualquier médico o enfermera que saliera del área en que se encontraba Lourdes, pero nadie le prestaba atención, simplemente le pedían que se trasladara a la sala de espera; ellos estaban demasiado ocupados con la paciente. Arturo por su parte, contactó a la familia de Lourdes y les informó la lamentable noticia, él había pedido el número telefónico del padre y hermano de Lourdes cuando habian empezado la búsqueda de los 2 secuestrados. 

Fernando finalmente se sentó en la sala de espera, con el rostro derrotado y el corazón hecho pedazos, la espera era la batalla más grande que había afrontado, deseaba correr e introducirse a la sala de operaciones y tomar  de la mano a la mujer que tanto amaba; suplicarle hasta el cansancio que no lo abandora, que luchara por su vida y por la suya, no tendría vida si ella falleciere.

Media hora después entraban los padres y hermano de Lourdes, la madre lloraba y con rosario en mano, no dejaba de repetir sus oraciones. El padre de Lourdes tomó del hombro al muchacho, tenía mucho tiempo sin verlo, pero logró reconocerle; por medio de Ixmucané habían conocido la historia de éstos;  durante el tiempo en que estuvieron secuestrados, Ixmucané les había dicho todo lo que sabía con respecto a ellos; sin mencionar la violación, porque pensaba que no era debido, según las circunstancias que estaban viviendo. 

-Muchacho, ella se salvará, ya lo verás-. Fernando se derrumbó en los brazos del hombre, no podía entender las razones por las que tenía tanta confianza, a pesar del dolor que mostraban sus ojos; el estaba muriendo por dentro y no cabía en su cabeza que el padre de ella, estuviera tan confiado en que se levantaría de esa camilla y continuaría con su vida. -No lo entiendo señor....- dijo. -Soy hombre de fe muchacho, y, tengo mi firme en que mi hija no morirá-. Su mirada cansada confirmaba lo que decía su boca. Fernando entre sollozos se sentó de nuevo en el sofá, se sentía débil, no tenía fuerzas para estar de pie. 

-Acompáñame- Dijo. Fernando obedeció, no sin antes mirar varias veces hacía atrás, añorando ver que esa puerta se abriera y escuchando lo que tanto anhelaba; que "su amada Lourdes habia ganado la batalla y estaba viva".

Ambos hombres caminaron en silencio, Fernando no cuestionó, el hombre lo dirigía; de pronto estuvieron frente a una iglesia, Fernando lo observó intrigado, no entraba a una iglesia desde que era muy joven y la última vez lo había hecho en compañía de Lourdes; sin embargo camino en silencio. El padre de Lourdes se arrodilló y lo invitó a imitarlo. Empezó una oración, con la mirada puesta a la imagen que tenía enfrente, era una oración de fé y de petición, de un hijo a un padre, confiando la vida de su propia hija. El corazón de Fernando se derrumbó, estaba molesto, pero consigo mismo, su falta de fe lo había aorillado a hacer cosas que no debía; a tomar la venganza por sus manos, a llenar su corazón de ira y a alejar lo más dulce que había recibido.... el amor de Lourdes, por creer que no era merecedor de su amor...sin olvidar que él no era el indicado para decidir sobre su propia felicidad...de su boca salió como con vida propia esas palabras..."PERDÓNAME....Porque solo tú perdón....es mi salvación".

 




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