Tu perdón es mi salvación

RENACER....

-Mamá- La palabra sonó débil pero no para los oidos de una madre esperanzada de escuchar de nuevo la voz de su hija.

-Cariño- dijo su madre tomándola de la mano. -Mamá- -Está bien cariño, aquí estoy contigo-. La chica la observó confusa, estaba aún bajo los efectos del medicamento. -Duerme hija, yo estaré contigo-. -Mamá, ¿Fernando?- Poco a poco las imagenes de los últimos acontecimientos venían a su cabeza y el terror la invadió. -¿Fernando?-. Mamá, ¿está vivo?-. -cariño, él está vivo-. Lourdes cerró lentamente los ojos, la paz y la alegría que le había invadido no podía demostrarse más que con una profunda y devota oración; cerró los ojos y se quedó dormida; el sueño fue placentero, ya no había nada más que temer.

-Mamá, estaré bien, no te preocupes- La situación del brazo quebrado de Fernando se había complicado y los médicos decidieron que era necesaria una operación; haber salido del hospital había complicado las cosas, sin embargo Fernando no se arrepentía de ello; había podido estar con Lourdes y era lo único que le importaba. La madre de Fernando lloraba ante la noticia que les había dado el médico; sin embargo observó la confianza en el rostro de su hijo; sabía que tenía muchos motivos para continuar luchando.

Fernando no había tenido oportunidad de enterarse que Lourdes había despertado, todo había acontecido durante el tiempo en que había sido trasladado a sala de operaciones y luego estuvo bajo efectos de anestesia,  por su parte Lourdes mejoraba rápidamente y eso se debía a sus grandes deseos de vivir y de encontrarse de nuevo con aquel hombre al que había temido tanto perder. 

Lourdes fue informada de la situación médica de Fernando, su corazón se contrajo, de nuevo los temores la perseguian, sin embargo los padres de Fernando se encargaron de ahuyentarlos, porque con una sonrisa esperanzadora le indicaron que la operación había sido un éxito y que todo iba "viento en popa". 

2 días después de la operación y en contra de las indicaciones médicas de nuevo, Fernando se aventuró a levantarse de la cama, sus padres habían salido un rato y ninguna enfermera se encontraba cerca; se levantó lentamente de la cama y caminó hacía la habitación de Lourdes, 2 médicos y una enfermera  se encontraban con ella, revisando unos informes. Cuando la enfermera lo observó, salió de prisa de la habitación, sin que Lourdes pudiera observar a su visitante. -señor, acompáñeme, no puede estar aquí-. -Pero señorita...tengo que ver a Lourdes-. -No señor, ahora no es posible, por favor regrese a su habitación-. La enfermera observó la mirada de desilución del hombre y con una sonrisa tranquilizadora agregó: -Le prometo que yo misma lo traeré, pero ahora regrese a su habitación, por favor-; -pero señorita, solo serán unos minutos....-. Lo prometo...yo lo traeré, ¿de acuerdo?; ahora regrese a su habitación o usted y yo nos meteremos en problemas-. Él asintió, sin embargo estaba seguro que sí ella no cumplía su promesa, no dudaría en escaparse de nuevo y llegar a Lourdes. 




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