Paolo
Habíamos llegado a Madrid el fin de semana, Bruno dijo que iría primero en la casa de mis tíos, luego a buscar a su padre, dudo que se acuerden de él, han pasado muchos años, y con los falsos que son mis tíos, no espero nada bueno en esto. Llegamos a mi supuesta gran casa, y nos abre la empleada, estoy realmente cansado, sólo espero que no haya complicaciones.
~Los señores Franco se encuentran en el patio jóvenes, pueden dejar sus bolsones aquí - nos dice la empleada y bajamos nuestro equipaje en el suelo, agradezco a la chica y sigo caminando
~No recordaba así la casa de tus padres Paolo - dice por fin Bruno observando la casa, ya me molestaba su silencio, no respondo y sigo caminando, se me hacia raro que nadie se encontraba en la entrada, pero tengo un mal presentimiento. Llegamos al patio y todos mis tíos se encontraban debatiendo, mi tío Manuel se da cuenta de nuestra presencia y nos mira, después todos nos voltea a ver seriamente y especialmente a Bruno.
~No somos una televisión para que nos miren así, llegamos Bruno y yo, supongo que se acuerdan de él ¿no es así? - digo rompiendo la seriedad, me dirán ridículo pero realmente no confío ni en mi propia familia y se que no soy muy bienvenido y menos Bruno a pesar de ser esta mi casa, que ironía la mía.
~¿Bruno? No me digas que es el niño que fue abandonado por sus padres, es tu pariente encima, esta en la sangre eso de perder padres al parecer – suelta lo villano que es mi tío Edgar, me repugna, realmente no es su sobrino, pero ¡carajo! No es la manera.
~No quiero terminar mal con ustedes queridos tíos, más mal de lo qu ya estamos sinceramente, sólo vine aquí por una razón y ya veo que están todos juntos hablemos del tema – digo serio ya que no quería enfrentarme, quería romperle su cara pero me tenía que aguantar y sé que Bruno también, me acerco al oído de Bruno y le musito – Sé que viniste aquí por Alex, te dije que no estamos en buenos momentos, pero todo comentario repugnante, no hagas caso.
~Supongo que están cansados jóvenes, antes de hablar de trabajo tomen un baño - dice llegando al lugar mi dulce tía Angela, ella siempre evitando revueltos, le sonrió y asentimos los dos
~¡Nada de eso Angela, estos huérfanos se irán ahora mismo! - exclama mi tío Rubén, ya me era raro que no dijera nada, sabía que nada de esto terminaria bien, mi sangre empieza hervir y apretó fuertemente mi puño para tratar de tranquilizarme
~¿Pero que te pasa Rubén? Acabaron de llegar y sabés muy bien que son familia – le reprende mi tío Manuel
~No, lo que dice es verdad, y se muy bien que no me consideran parte de su familia, no tengo su apellido - habla serio Bruno, lo miro mal por semejante comentario, literalmente no lo tiene pero vivió aquí, en esta casa en su niñez
~Que bueno que tengas claro muchacho, ahora váyanse que no es su casa jóvenes - debí escuchar mal, no creo que salga de la boca de mi tío Rubén esas palabras - ¡Ah! tú también Manuel con tu familia, ya sacaremos la basura de aquí
~¿¡Pero que mierda te pasa!? No es tú casa para que te quede claro, son de mis padres ellos le dieron aquí refugio cuándo no tenían nada, ahora esto me pertenece, y no vengas a joder, puedes echarme a mi y a Bruno, pero a mi tío Manuel no- gritó y mi tío Manuel me da palmadas en la espalda, escuchó una carcajada detrás mío, volteo y lo que me faltaba
~No Paolito, esta casa ya no tiene tu nombre escrito en los papeles, lo cuál significa que tienen que dar media vuelta y largarse - dice Marcos llegando
~Tienes que tener pruebas - comenta Bruno, Marcos rebusca algo en su traje, saca unos papeles y me lo tira, lo atrapó y leo rápidamente hasta llegar a lo último, estaban diciendo la verdad no esta más a mi nombre
~No recuerdo haber firmado nada para pasarte toda esta propiedad, Edgar - digo un tanto confundido, pero ¿como llego los papeles a sus manos?
~Tienes que refrescar tu memoria Paolo, creo que la golpiza que te dieron te quemó algunas neuronas - comenta burlón mi tío Edgar – Ahora por favor gente que me da pena, retirense, lo estoy pidiendo amablemente
~A ver, mira Edgar, espero que sea una broma de mal gusto, ya que nuestro favorito sobrino llegó para salvarnos y esto es una bienvenida muy mala – dice entre risas nerviosas mi tío Manuel, mi tío Rubén se acerca y da palamadas a su espalda
~Lamento que no sea así hermanito ¡Ahora todos ustedes agarran sus cosas y se van! - exclama mi tío Rubén a Manuel y yo me voy con todo a querer golpearlo pero Bruno me ataja y niega. Mi tía Angela llega desesperada y tomó su mano, la miró y luego miró a mis tíos
~Nos vamos, pero esto no se queda así, son unos completos miserables y mal agradecidos - digo y caminamos para entrar nuevamente a la casa – Tía vayan a buscar sus cosas, le esperaremos afuera, no se dónde nos quedaremos ahora
~No es problema hijo, te acuerdas que dije que ya estábamos construyendo nuestra casa –asiento– Bueno, ya está lista y Alex suele quedarse ahí, así que quédate tranquilo esos estúpidos no saldrán con la suya, yo sabía que esto ocurriría algún día.
Cuándo bajaron todas sus cosas, nos fuimos para su casa. Alex estaba ahí con su hermanita esperándonos, se queda ahí cada vez que tiene turno noche en la universidad. Entramos y el lugar era muy acogedor, nos acomodamos en la casa y también tomamos un buen baño, estaba realmente cansado y necesitaba una buena siesta. Fui afuera a relajarme, me senté en un árbol cortado y sentí un toque en mi espalda y era Alex
~Se que todo está jodido, pero por lo menos estamos los tres juntos, extrañaba este trío - dijo en un hilo de voz y se sentó en el pasto, golpeé su cabeza - ¡Oye! déjame ser sentimental
~Esta bien, todavía falta Bruno, me pone furioso que nuestros tíos nos echaran, pero hay algo que no entiendo ¿cómo pudieron tener los papeles cuándo lo guarde bien en mi cuarto? - inquiero y escuchó llegar a Bruno