~ Quiero dedicar a ti lector que has sufrido ansiedad, depresión. Tu lector que has tenido un pasado difícil, quiero decirte que todo tiene una salida, no te rindas.
Mi querido lector TU PUEDES ~
La noche es uno de mis momentos favoritos, aunque tal vez debería odiarla. Para muchos, la noche es lo peor: atrae cosas malas, se sienten inseguros, y es cuando el dolor aumenta. Pero para mí, es todo lo contrario.
Admito que durante unos tres años, la noche fue mi peor pesadilla. Sentía que mi pecho iba a explotar de dolor, el insomnio me tiraba al suelo y la ansiedad me volvía loco. La única forma de aliviar la culpa y el remordimiento era haciéndome daño a mí mismo, trazando líneas en mis brazos y piernas, observando cómo la sangre corría por mi piel…
Esas fueron muchas noches horribles.
Pero hoy la noche es mi refugio, un santuario de calma y consuelo. Ahora puedo conectar de nuevo con ella, mi confidente favorita. A veces la imagino a mi lado, acostada en la arena, mirando las estrellas en silencio, relajándose con el murmullo del mar. Me regañaría si hablo y perturbo su tranquilidad, hacía berrinches cuando le comía su helado de vainilla favorito… en ese aspecto, compartíamos el mismo gusto. A mí me encantaba con muchas chispas de chocolate.
Aún sonrío al recordar cuando dejó de hablarme por una semana solo porque, aburrido, agarré unas tijeras y corté un mechón de su precioso cabello largo y lacio. No me juzgues, yo era solo un niño.
Ella siempre estuvo para mí cuando la vida me daba la espalda. Me sostenía en medio de toda la mierda que sucedía a nuestro alrededor, dándome palabras de aliento, la fuerza que necesitaba para seguir adelante. Hizo tanto por mí que se quedó atrás.
¿Saben qué es lo peor? Que yo nunca estuve para ella.
Pensar en Cloe hace que mi pecho duela.
Hoy se cumplen cinco años de su partida y aún no puedo superarlo. He visto a muchos psicólogos, pero nada ayuda a que me sienta mejor. La culpa sigue carcomiéndome a través de los años.
Lo único que alivia mi dolor por momentos es la droga. Muchas personas me juzgarían por ello, ¿pero acaso han pasado por lo mismo que yo? Todas las personas juzgan sin saber qué hay detrás.
Muchos dicen que, como no son felices, se fijan en la vida de los demás para no abrumarse con su propia miseria, sin intentar buscar su propia felicidad.
A veces me pregunto qué es ser feliz. A diario paso tanto tiempo sumergido en el dolor que olvidé ese sentimiento. Voy por la calle y veo a tantas personas sonriendo que a veces me pregunto si de verdad son felices o solo es una máscara más.
En mis dieciséis años de vida no he conocido a alguien real. Todos portan máscaras, incluso las personas más cercanas a mí las llevaban, y yo nunca me di cuenta hasta que fue demasiado tarde.
Desde entonces, me quedé solo. Mis amigos se alejaron, mis padres están de a ratos para mí, pero no es suficiente, nada es suficiente. Lo que más hacen es quejarse constantemente de mis errores, reclamándome día tras día, por lo mismo desde hace tiempo. Es como si no vieran cómo me siento. ¿Pero para qué hacerme problemas con ellos? Ya suficiente tengo con los míos.
Después de todo, la vida continúa.
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Editado: 12.07.2024