Tu Rechazo, Fue Mi Salvador

Capítulo 3. No quiero ir

"Estamos hechos para sobrevivir, Sin embargo porque no podemos aguantar el dolor del corazón?"

7 años atrás.

Mi peor pesadilla?, Ya está aquí

La fría y oscura noche reinaba el lugar, todo a mi alrededor parecía solitario, parecía sin vida, el lugar estaba repleto de árboles, uno que otro sonido se escuchaba a mi alrededor, sin embargo pronto se callaba, nunca duraba mas de 7 segundos, juro que hasta este punto pensaba que era una pista, una señal.

Algo.

Mis pies se movían sin mi consentimiento, mi cuerpo negaba cualquier orden que acataba, era realmente exasperante, no poder moverte, no poder decir algo, no poder pedir ayuda, era simplemente molesto.

Todo parecía tan borroso, era como si nada en este lugar tuviera sentido, el bosque donde me encontraba era oscuro y espeluznante,  con cada paso que daba las ramas crujían bajo mi pie, era simplemente tétrico.

De pronto a mi espalda el sonido de una voz se hizo presente, tan presente que los escalofríos no tardaron en hacerse presentes.

Eso rimo lo notaron?

–He esperado esto por tanto tiempo, Lea Davis –intenté girarme pero simplemente no pude, otra vez mi cuerpo me fallaba.

¿Quien eres?.

Lo bueno era que había podido decir algo, lo malo era que no sabía quién era aquella mujer, porque si la voz a mis espaldas era perteneciente a la de una mujer, su tono cálido y agudo, me lo demuestra.

–Eres muy curiosa, Aún no es momento –rió, pensé que seguiría hablando pero pronto a mi alrededor se escuchó un fuerte grito–. Es hora de irte.

Quise protestar, hablarle, gritarle, sin embargo cuando menos me di cuenta mis ojos comenzaban a pesar y empezaba a ver todo borroso, mi cuerpo tambaleaba y mi cabeza daba vueltas, era como si me hubieran dado un fuerte golpe en la cabeza, y el dolor de cabeza también se hizo presente.

Lo último que vi, fue una silueta distorsionada de una mujer, solo sabia eso, y créanme eso me enfadaba.

Y sin poder detenerlo caí al suelo de golpe.

...

Qué fue eso?

–¿Me escuchas? –gritaron contra mi oreja–.A esta ya la dejaron muerta.

–No estoy muerta –murmure con fastidio, Intentando alcanzar mi teléfono.

–Menos mal, esta apunto de llamar a la policía –suspiro aliviada, y sin mas guardo su celular en el bolsillo.

–Si estuviera muerta tendrías que llamar a la ambulancia en todo caso.

–Si sobre eso, No me se el número de emergencias –se encogió de hombros.

Pero que?, estoy segura que son el mismo número.

O al menos de eso estaba enterada.

–Porque has venido, Magui?

–Quería estar con mi prima favorita –hablo mientras hacía una de esas sonrisas que emboban a los chicos–, además mama me obligo a venir.

–Lo supuse.

Ya con los ojos mas abiertos alcance mi teléfono y revise la hora, ya era de noche eso era seguro, y por lo visto me había tomado una siesta un poquito bastante larga.

Iba a volver a mi sueño cuando mi brazo rozó con el cobertor de mi cama y un dolor punzante recorrió todo mi brazo.

–Auch –Puse un gesto adolorido.

Rápidamente mire y...

Santa Madre de las vírgenes, tenía un corte de al menos 7 cm de longitud y por lo que puedo ver y sentir era lo suficientemente profundo como para que en unas cuantas horas me desangraba.

¡Puede morir si la loca de mi prima no me despertaba!, ¡Puede morir!

Recuerdo que después de esa extraña pero muy reconfortante platica con mi hermano, decidí volver a casa, pero en esos momentos lo que menos quería era toparme con mis padres, y sinceramente no me iba arriesgar entrando por la entrada principal de la casa, a si tuve lo que en ese momento me pareció una magnífica idea.

Iba a subir por la ventana de mi habitación.

he de aclarar que eso terminó muy mal, recuero que mi brazo término en la rama de un árbol y recuerdo al igual un fuerte golpe en la costilla.

Mi magnífico plan era, subir al árbol que está algo cerca de mi ventana, y creo que me iba a creerme tarzán pues, pensaba lanzarse desde ese árbol hasta mi ventana, 

Termine lastimando mi brazo a la hora de saltar y golpeándome las costillas contra mi ventana.

–Eso se ve mal.

–No me digas –murmuré, me pare de mi cama y fui directamente al cuarto de baño, en busca del botiquín.

–Oye no es mi culpa que tengas mala cara.

A no?, pues según mi memoria de Dori ella fue la chica que me despertó de mi sueño.

Mi extraño sueño.

–Como digas –Regrese a mi habitación, con mi abrazo afectado pegado a mi pecho, asegurándome de no tocarlo– Te aceptaron en la universidad de Italia?.

Pregunte mientras me sentaba en la orilla de mi cama y con mucho cuidado abrí el botiquín, saque lo necesario para curar la herida y empezar a desinfectarla con un poco de alcohol y algodón.

–No.

Que?, eso no era posible.

–Enserio? –Pregunté atónita–. Pero tus diseños son increíbles.

–Lo se –Intentó sonar orgullosa pero en su voz había algo de tristeza–. Ya no había lugares, para nuevos estudiantes.

Quería consolarla, pero era tan buena en eso como en cocinar –Y con solo decir que el agua se me quema–, suspire y simplemente me anime a intentar tontamente consolarla.

–Eres buena... Una mejor universidad seguro te aceptara, además ser Teibolera también es una opción.

Yo estaba empezando a pensar en eso, seguro que si no lograba escoger una universidad, no me iba a negar a esa opción.

Después de todo ese era un trabajo admirable.

Vieron eso?, ese era mi mejor intento de consolación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.