Tu Reputación

Capítulo XXVI

Tu Reputación.

Yan_skyblue. 

Capítulo XXVI. 

 

Interminables minutos en los cuales ese simple abrazo llevó el corazón del duque por una senda desconocida de sentimientos estallando, la dama por su parte experimentaba un atascamiento en la garganta que le impedía pronunciar palabra alguna o siquiera poder dejar de acariciar su cabello suave, él la hacía dudar de su propia existencia y hubiera podido quedarse así eternamente, lastimosamente las caricias a su cabello duraron hasta que Henry se separó lentamente tratando de ocultar su vergüenza, se disculpó por el atrevimiento y salió de la habitación no sin antes repetir lo acompañara mañana a primera hora al pueblo. 

Katherina sonrió, quizás estar el resto de su vida al lado de él no fuera tan malo, quizás su mal tropiezo al principio fue solamente culpa de las circunstancias en que pasó todo y los malos entendidos; de todos los maridos violentos, libertinos y autoritarios que le pudo haber impuesto su madre, el duque era un ángel que le trataba hasta con dulzura. 

—Estoy segura nos llevaremos mejor cada día.— auguró positiva. —Quizás nunca habrá amor y jamás llegaremos a saber lo que es realmente una pareja, pero al menos podremos ser como amigos. — ese pensamiento la hacía sentirse extrañamente triste. 

No podía siquiera imaginar en enamorarse de nuevo, mucho menos de Henry Wellesley, hombres así solo son para admirar cuidando tu corazón, no para pretender sea solo tuyo, en su mente no sería capaz de imaginar al duque Wellington enamorado de alguien, qué decir de una mujer tan simple como ella que trata a duras penas de ser lo que se supone una dama debe ser, aunque algunas de sus actitudes le decían lo contrario… 

Trenzó su cabello envuelta en sus pensamientos contradictorios, apagó las velas y fue directo a la cama para dormir, mañana debía levantarse temprano. 

Por su parte el hombre suspiró cansado, caminó a la cama de su habitación para tumbarse y ver el techo mientras trata de comprender el hilo que llevaban sus acciones, con Katherina era cristalino, incapaz de contener las ganas de tenerle cerca y llenarse los pulmones de su olor, abrazarla para que no se fuera nunca y cuidarle del mundo entero, ¿quizás se debía al daño que le causó antes?, no, definitivamente sus impulsos no eran por lástima o culpa. Recordó las noches de soledad en su casa preguntándose qué hacía su esposa, si acaso le extrañaba… por eso pidió al señor Franklin escribirle dándole noticias de ella, pero el orgullo y el miedo le impidieron tantas cosas. ¿Habrán sido celos los que le impulsaron a actuar como energúmeno tras la noticia de las visitas masculinas a su esposa?, solo había una respuesta a ése cuestionamiento, un sí, sí a sus celos, a sus sentimientos dulces por ella, a que creyera era divina, a que deseaba besarla y más que eso, a que atesoraba todo de ella incluso el relicario y el sombrero, ¿era eso amor?. 

¡No!, eso era imposible porque significaría que viviría su vida colgado de un amor unilateral por ella más allá de respeto y afecto cordial, eso no podía ser posible, ni siquiera la conocía bien, aparte de las semanas de cortejo, aunque Kate era un libro abierto, no era muy difícil ver lo que guarda en el interior ni conocer su forma única de comportarse, ¿qué sentía por ella?, ¿la amaba?, pero si la amaba, ¿ella podría llegar a amarlo igual?. 

—Debo dejar estos cuestionamientos antes de ir a la cama. — se regañó. 

Prefirió quitarse la ropa pensando en la figura que acababa de observar a través de ese camisón horrible, su esposa aparte de tener la cintura pequeña contaba con unas caderas prominentes y creyó vislumbrar unas redondas posaderas. 

—También debo dejar estos pensamientos— volvió a regañarse sabiendo que no era buena idea o su imaginación volaría en una dirección nada decorosa. 

Trató en vano de dormir perdido en sus pensamientos hasta que ya no pudo más, finalmente sus pesados párpados se cerraron por el cansancio llevándolo al sueño más profundo, unos donde Katherina lo amaba y tenían seis hijos hermosos como ella. 

*********

Prepararon una carreta para ellos y aunque los empleados insistieron en enviar mozos al mandado su señor prefirió en ir con su esposa, los convenció al insinuar que sería momento íntimo para un par de recién casados, las sirvientas suspiraron y los mozos rieron medio cómplices. Rose desde muy temprano dispuso todo para que Katherina se viera como una flor preciosa esa mañana, no fue en vano levantarse a las cuatro de la mañana porque la misión fue todo un éxito. 

Al verla en ese vestido veraniego blanco de hombros descubiertos sin crinolina, su cabello escandalosamente suelto solo parcialmente recogido con un listón en chongo, Henry apretó los labios, ella siempre lo impactaba, ¡que él rey le ayuda! para comportarse como un caballero con esa ninfa de ensueño a su lado. La ayudó a subir tomándola por la cintura, ella jadeo al ser levantada sin mayor esfuerzo por su esposo, él tragó saliva porque ese sonido se coló por sus oídos hasta llevarlo a imaginar a la dama gimiendo pero en la cama. Se apresuró a acomodarla para alejarse un poco por su propia paz mental, se despidió de los empleados encargando cada detalle a su mayordomo y ama de llaves, emprendieron el viaje al pueblo. 

El sol no estaba tan fuerte porque apenas eran las siete de la mañana, los árboles junto al camino se mecían por el viento, las florecillas de colores los saludaban, los pájaros cantando, el amor alrededor, sentimientos como rocío mañanero mojando sus jóvenes corazones. 

La duquesa se arregló el chal por cuarta vez viendo disimuladamente al hombre a su lado, él era muy apuesto, Dios, ¿por qué era tan apuesto?. 

Observó el cielo radiante que se colaba entre el follaje verde... eso le alegró, amaba los días soleados. 

—El día está precioso. — menciona feliz de sentir los rayos de sol, el campo le gustaba muchísimo o solo era porque en la casa todos le trataban bien. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.