Tu Reputación

Capítulo XXVIII

Tu Reputación.

Yan_skyblue 

Capítulo XXVIII. 

 

Abrió los ojos muy lentamente porque le ardía tratar de abrirlos como normalmente lo hacía, sentía dolor en varias partes del cuerpo algunas innombrables, la cabeza le palpitaba muy fuerte y al tratar de moverse la punzada a la altura de la cien y las costillas le hizo soltar un sonoro quejido. 

Katherina dejó el libro sobre la mesita y se apresuró a atender al joven que acababa de despertar, a Dios gracias que por lo menos podía moverse, el doctor temía muchos cuadros escabrosos por el golpe en la cabeza. 

—¡No se mueva por favor!. — pidió tratando de no tocarlo o el pobre se retorciera de dolor. 

La luz era muy tenue, apenas unas cuantas velas sobre una mesita y lo demás estaba en las casi penumbras, no podía distinguirla bien pero supuso la mujer que estaba cerca de él era la esposa de su amigo, lo sabía por esa vocecilla que tanto le hacía gracia de ella. Los recuerdos de lo sucedido le golpearon la cabeza junto a otra pulsación de dolor; había insultado indirectamente a Katherina, Henry enfureció y su padre intervino, los ánimos se caldearon demasiado rápido y finalmente terminaron enfrentados en una competencia de caza. 

—Quiero agua. — la voz le salió tan rasposa que no creyó fuera suya, volvió a acomodarse en la cama aguantando el dolor lo mejor posible, sentía que se partiría en muchos pedazos. 

Miró al techo volviendo a rememorar lo sucedido, luego de adentrarse al bosque buscó algún buen ejemplar para ganar, así le callaría la boca a su amigo; llegó el aguacero y luego vio un cervatillo joven correr entre los árboles a su derecha, no lo pensó mucho para ir tras de él esquivando los obstáculos lo mejor que pudo hasta darse cuenta que no recordaba por dónde había venido, se distrajo un minuto y casi cae del caballo por una rama, se agachó pero aflojó el agarre en la riendas, de repente el caballo cayó al suelo y rodó por la hondonada lanzándolo a él directo contra el suelo golpeándose el brazo y las costillas, se movió pero el caballo se levantó encabritado, le propinó una patada en la cabeza que le hizo perder el conocimiento, al menos eso debió ser porque luego de ver la herradura acercarse no recordaba nada más. 

—Le traeré algo. — 

La escuchó medio tropezar y supo efectivamente era la nueva señora Wesley, rodó los ojos con dificultad porque tenía inflamado uno, ya comenzaba a acostumbrarse a la oscuridad así que apareció mejor la habitación, ella servía un poco de agua en un vaso presurosa, al girarse le vio las manchas de sangre en su vestido y supo que posiblemente había cuidado de él hasta ahora, sin despegarse de su persona, todo el resentimiento que hubiera sentido por ella al pensar era la causante de todo ese desastre se esfumó reemplazado por vergüenza y arrepentimiento.

—Aquí está el agua, pero deberá moverse un poco, no tema, le ayudaré lo mejor posible. — puso el vaso en la mesita de noche cerca de la cama. 

Se inclinó para tomarlo con una mano por la espalda y la otra ayudaría a acomodar los cojines, eso serviría para darle estabilidad sin esforzarse demasiado. Los ojos felinos de Adam se abrieron por tener los pechos de la mujer tan cerca de su rostro, si Henry lo viera terminaría de matarlo. 

—Mi lord— llamó ella esforzándose por moverlo sin mucho éxito. —, me temo que necesitaré su ayuda en esto. — 

Él reaccionó he hizo el esfuerzo de acomodarse aguantando las punzadas de dolor, ella colocó los cojines y pudo finalmente estar medianamente en un ángulo correcto para tomar el líquido. 

—Abra la boca, le daré el agua. — acercó el vaso a sus labios secos. —Lamento haberlo tocado, es inapropiado pero dadas las circunstancias...— 

—Descuide.— 

Howard obedeció sin apartar la vista del rostro de la duquesa, bajo las luces tenues de vela parecía un pequeño ángel de voz dulce con olor a lavanda y sangre seca. 

—Añadí un par de gotas de la medicina, el doctor dijo ayudaría a bajar el dolor y la inflación en sus heridas, vendrá regularmente a revisarlo, pero dijo que no se rompió el cráneo porque lo que sea que le golpeó no dio con suficiente fuerza, probablemente usted logró moverse a tiempo para medio evitar el golpe directo. — 

Él soltó un, ajá. 

Se lo tomó todo sin quitarle la vista de encima a la mujer, la vio buscar tiras limpias, llevar una silla cerca de la cama y una tinaja de agua que aún parecía tibia. Tiró de la campanilla y luego se sentó a su lado con una sonrisa amable capaz de conquistar cualquier corazón. 

—Debo limpiar y cambiarle el vendaje, ya está muy ensangrentado.— 

Él asintió arrepintiéndose porque una nueva punzada lo atacó, se dejó ser en silencio escuchándola tararear una canción de cuna mientras retira el vendaje con mucho cuidado y esmero, cerró los ojos sintiéndose mal de haberse burlado de alguien tan buena como ella, otra persona habría dejado la responsabilidad en manos de alguna criada, pero Katherina con ternura y paciencia le atendía, realmente estaba arrepentido y entendía el enojo en Henry.

La dama limpió la herida con una esponja tratando de no usar mucha fuerza, fue increíble que no hubiera despertado mientras el doctor lo cosia, puso otra compresa y volvió a vendar con cuidado. 

Los dedos delgados de la dama eran suaves pero algo helados en las puntas, de repente un escalofrío le recorrió la columna vertebral. Ella terminó la labor orgullosa de haberlo hecho sin mayor dolor por parte del paciente, dejó todo sobre la mesita. 

Abrieron la puerta y entró una de las criadas, traía en la charola un cuenco de sopa, agua y leche. Kate la recibió amablemente y agradeció a la joven, puso la charola a la orilla de la cama, luego de sentarse, tomó el cuenco en una mano y con la otra la cuchara, llenó la cuchara con sopa y la acercó al hombre convaleciente. Adam abrió la boca y comió agradecido con ella por tantas atenciones. 




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