Se podía percibir la alegría del ambiente dentro de "La Cueva de los Bribones". Nombre que había sido dado por los mismos miembros del bar que sin falta asistían en las tardes luego del trabajo. Los hombres de la ciudad acostumbraban reunirse para beber y jugar a los dados o a las cartas mientras conversaban con sus colegas del incesante trabajo de la jornada. En una taberna tapizada de anuncios falsos de se busca, que los mismos clientes mandaban a elaborar para gastarse bromas entre sí o para jactarse de alguna broma corta de gracia sobre algo interesante que aconteció en sus vidas; sobre como ganaron discusiones a sus esposas, sobre cómo eran buscados por miles de monedas por haberse tomado la cerveza de un colega, entre otros.
A lo largo de las mesas, entre el vaivén de las camareras y una que otra maldición al ver que su "mano ganadora" había perdido contra una mejor, el sonido de las conversaciones y el golpe seco del tarro de aquel que demostró poder beber su contenido de un trago y las risas de sus compañeros al verlo realizar tal hazaña.
De pronto todas las conversaciones se vieron interrumpidas por la repentina voz metálica del radio silenciando la música que hace algunos instantes sonaba para nadie, pues nadie le prestaba atención alguna, pero todos parecieron extrañar al dejar de sonar.
-señoras y señores, noticias de último minuto. Luego que los rescatistas pudieran finalmente entrar al edificio en llamas, encontraron el cuerpo sin vida del querido artista Christian Le'Fleur de 28 años de edad, hasta ahora se especula un accidente por parte del artista que recientemente quedó ciego por causas desconocidas, aunque algunos de los asistentes divulgan el rumor acerca que no fue un accidente sino suicidio luego que el mismo perdiera la vista. Seguiremos informando.
Se hizo un silencio tan repentino que algunos de los presentes se estremecieron de la incomodidad de recordar la alegría de momentos atrás, hasta que uno de ellos, un sujeto alto, seguramente de dos metros bien merecidos, robusto, y unas manos callosas, gastadas del agotador trabajo de un obrero, levanto su tarro, y con una voz seca y ronca, dijo lentamente:
-Camaradas -viendo a todos los miembros del bar- hoy, es un pésimo día para que estemos felices. Quiero pedirles, levanten sus tarros conmigo, y le dediquemos un último brindis a la pobre alma de Christian, que sé que todos ustedes, aunque sea una pintura de sus hijas, de sus esposas, de su ceremonia de bodas, todas seguramente fueron salidas de las talentosas manos de la pobre alma que hoy finalmente podrá descansar.
Del otro lado de la barra, un cantinero molesto golpeo las tablas haciéndolas crujir y todos los tarros dieron un brinco casi al unísono con sus dueños.
-¿Pobre alma dices?-dijo con una voz tan indignada como si hablaran de su madre misma, le vio fijamente a los ojos y escupió en el suelo-, en lo que a mi consta siempre fue un sujeto extraño... Día y noche encerrado en ese estudio haciendo quien sabe qué y saliendo cada primavera a regañadientes para hacer las "dichosas" pinturas de las que ahora lo exaltas, dime una cosa Peter, ¿siquiera recuerdas una conversación con ese hombre donde no te dijera que se encontraba muy ocupado inspirándose, y luego se iba sin siquiera responder al saludo?
-Era un hombre muy extraño, mas nunca una mala persona. Era como tu Barry, imprudente, terco y testarudo, y aun así a ti te seguimos viendo con aprecio cada vez que entramos a este bar, aun si no respondes a un amigable saludo, haciendo exactamente lo que criticas de Christian.
Se hizo el silencio en el bar, todos observaban a Barry, en busca de una reacción, de algún gesto proveniente de ese hombre de aproximadamente cincuenta años ya de edad, bastante gordo y que empezaba a demostrar señales de una futura calvicie, contraria a sus brazos gruesos y velludos, el cual acariciaba su larga barba castaña y canosa, que no abandonaba aquella mirada indignada y disgustada, hasta que hincho su barriga en un respiro, y exclamo:
-En tu vida vuelvas a compararme con ese cretino, Peter. Él fue un inadaptado que vivía encerrado bajo el pretexto de eso que hacía llamar arte y que no eran más que una farsa para ocultar su evidente desdén contra la humanidad que el mismo solía pintar- dio unos pasos fuera de la barra y se acercó a Peter con la mirada llena de furia-, y si tú te atreves a defenderlo al menos supongo que un gorila de obra tendrá algo interesante que decirnos acerca de ese lunático.
El ambiente se tornó tenso ante el temor de la pelea que seguramente se disputaría entre aquellos dos hombres que peleaban por la razón respecto al difunto Christian Le'Fleur. Las manos de Peter, se empuñaron sobre la mesa dispuesto a lanzar el primer golpe en cuanto el cantinero se le abalanzase dispuesto a iniciar una pelea, más aún, habiendo sido llamado gorila.
Todos esperaban atentos al inicio de la pelea cuando alguien desde el fondo de la taberna, se puso de pie. Era un joven, bastante pronto en edad para hallarse en un sitio como ese, pero con una mirada que denotaba una experiencia y una serie de recuerdos en su haber que le habían encaminado a esa mirada vacía, triste, y sobre todo llena de amargura. Vestía con un abrigo negro, una camisa vieja color azul, y unos pantalones caqui bastante gastados y viejos. Alzó su tarro, y con una voz apagada, rompiendo el silencio y haciendo voltear a los dos hombres que segundos atrás estuvieron dispuestos a partirse a golpes a causa de sus insultos y comparaciones aparentemente ofensivas para sí, rompiendo el silencio del bar, habló.