Tu Sabor Amargo

Capítulo Tres

Ya no te detengo màs

Caminando por aquel sendero te encontré.

Tropezando con aquella piedra me enamoré.

La tormenta pronto nos llegó y yo toda ilusa te ofrecí refugio.

Pero en mi precaria cueva causaste un disturbio.

Ahora mírame, cariño. Estoy mojada y hundida entre los escombros.

Ellos me lo advirtieron y yo a cambio los llamé locos.

Para ti nunca signifiqué nada y para mí tú fuiste la adicción que amaba.

Tu droga se esparcía por todo mi cuerpo y yo ni rozaba el lado izquierdo de tu pecho.

Día a día me fuiste consumiendo mientras yo intentaba ayudarte.

No, no te quedes callado. Mírame a la cara, maldito cobarde.

¿Ves la sangre correr por mis brazos?  Pues tú me cortaste.

Cuando la mires a los ojos, quiero que recuerdes los míos.

Recuerda cómo se desgarran de dolor ahora mismo.

Oh, mi amor. Veo que tu corazón se hace añicos.

Bien..., ya puedo marcharme.

Al fin y al cabo, tú te lo buscaste.

Me rompiste el corazón una y otra vez hasta que un día no quedó nada.

¿No te parece justo que yo también lo haga?

Calla, no te permito decir que es a mí a quien amas.

¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que deshago el nudo que nos ata?

¿Acaso no estás contento? Puedes correr hacia sus brazos porque ya no te detengo.

Corre y prométele que siempre serás suyo.

Ve y dile tus mentiras aun cuando tu alma esté de luto.

Es todo, cariño. Esas fueron mis últimas confesiones.

Solo una cosa más, ¿Te gusta como el negro me luce esta noche?

Bueno, aunque no me debería importar, espero que entiendas mis razones.

Porque, cariño, yo jamás volveré incluso cuando hoy entierren a nuestros corazones.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.