Tu Sabor Amargo

Capítulo ocho

 

Las voces en mi cabeza

Hoy voy a escribir los versos más tristes.
Y no es que copie los sentimientos de Neruda
Solo es la simpleza que hay en mi interior.
Estoy melancólico y no conozco la razón.
O tal vez lo haga...
Puede que los culpables sean las voces en mi cabeza,
puede que sea la melodía que en sus palabras se enreda.
No estoy seguro.
Solo sé que existe un corazón roto.
Y extrañamente es el mío.
Pienso en cosas que no debería,
pienso en posibilidades que jamás se concretarían.
O tal vez lo hagan...
Quiero seguir tallando sobre este suceso,
pero un tacto no deseado me lo impide.
La mujer de al lado ha escogido dormir en medio del bullicio.
Lamentablemente, sobre mí repercute su decisión
Mi asiento se hace más pequeño con cada latido pausado de su corazón.
He de despedirme entre estas líneas.
Abandono el confesionario perturbador en mi cabeza.
Tan solo una verdad revelada más.
Estoy rota, pero ruego por despedazarme mucho más.

 




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