Mi vida necesitaba un cambio, el cual iba a iniciar con mi apariencia física, dejaría der ser aquella insípida mujer, que se escondía del mundo. No. Esa mujer no existiría más.
Renové mi closet, compre zapatos altos, arregle y pinté mi cabello dejándolo de un tono claro; dote mi tocador de gran cantidad de maquillajes y lociones de exquisito olor, dejaba de ser quien era, quien fui y me convertía en otro ser, un ser nuevo. Una nueva mujer empezaría a vivir.
Acompañada de mí ángel negro como solía decirle a Bryan inicie una vida social activa, por decirse de alguna manera; no voy a negar que después del beso que me di con Bryan las cosas entre nosotros tenían cierto aire diferente, no nos comportábamos como una pareja de enamorados, pero había un no sé qué, que nos hacía ver como algo más que amigos. Era como una especie de coqueteo travieso el que existía entre nosotros.
Tarde más o menos una semana en acostumbrarme al uso adecuado de los tacones, como era costumbre mis fines de semana se habían convertido en una especie de excusa para verme con el ángel negro fuera de nuestro edificio. Idas a caminar, comer helado en el parque, a cenar e incluso a bailar eran nuestros planes, pero el que más disfrutábamos era leer tranquilos durante horas en el patio de mi casa. Amaba hacer eso junto a él, compartíamos el gusto por la lectura eso me hacía feliz.
Supongo que algunos se preguntaran dónde estaba mi Tobby cuando todo esto pasaba. El día que viaje a casa de mis padres para navidad lo hice acompañada de mi mascota, pero ante la preocupación de no saber nada de Aarón y creyendo que algo malo le había pasado, lo deje bajo el cuidado de Enoc mi hermano mayor, no me tenía que preocupar por él estaba completamente segura de lo bien cuidado que estaba, pero pronto debía ir a buscarlo nunca me había separado tanto de mi tobby y lo extrañaba.
El 9 de enero Bryan cumplió años, era un acontecimiento que se debía celebrar, como era de esperarse se llevaría a cabo una espléndida velada en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad, por recomendación de su hermana se debía celebrar por todo lo alto el cumpleaños número 29 del señor Bryan Castell. Las invitaciones fueron repartidas con una semana de anticipación, la cual recibí directamente de las manos del cumplimentado, advirtiéndome que toda su familia estaría en la celebración y que era obvio que Scarlett llevaría como pareja a Aarón; para ese entonces yo estaba decidida a mostrarle al mundo, especialmente a Aarón que no me habían derrotado, que su traición ya no me importaba.
La tan esperada noche llegó, Bryan me recogió a las 8p.m. se veía precioso con su vestido entero color gris, camisa negra y corbata que combinaba a la perfección, ese hombre alto, de rostro serio, ojos negros y cabello igual de negro que la noche, parecía un modelo sacado de una portada de revista. Quede con la boca abierta una vez que lo vi acercándose con paso firme e imponente y esa sonrisa encantadora que solo me brindaba a mí, ese hombre hizo que por un instante mi corazón empezara a latir desesperadamente. ¿Qué estaba pasándome?, ¿Por qué me estaba empezando a sentir asi? Aleje esos pensamientos de mí, no podía darme el lujo de volverme a enamorar, no ahora cuando lo que debía hacer era enseñarle a Aarón que con los sentimientos de una mujer no se juega. Días atrás había hablado muy seriamente con Bryan y le había dicho que quería hacerle pagar a Aarón su engaño, que no lo quería utilizar a él para ese propósito, pero que estaría agradecida de que me ayudara haciéndose pasar por mi novio cuando estuviéramos frente a los demás, realmente no quería que fuera otra persona quien cumpliera ese papel, solo a Bryan le tenía la confianza para eso.
Él se rio por largo rato, haciéndome ver como una niña inmadura que hace una pataleta, me estaba empezando a molestar de la forma tan descara en la que se burlaba de mí, cuando de la nada se acercó a mí, me toma por el mentón, lo levanta hacia él y me dice:
Sus palabras me tomaron por sorpresa, haciéndome sonrojar, incline la cabeza, pero él no soltaba mi mentón, acercando sus labios a mí oído derecho me susurro: