tu traicion me arrojo a sus brazos

obsesión

Un mes había pasado desde mi cambio de hogar. Nadie sabía dónde estaba, ni en qué momento me fui, asi como llegue asi tome mis cosas y me marché sin decirle ni una palabra a nadie.  El único que conocía mi paradero era Bryan quien me visitaba todas las noches después del trabajo, hablábamos por horas y  luego se marchaba.

Una noche cualquiera acordamos  que a finalizar el mes me acompañaría a buscar a tobby a casa de mis padres (no había ninguna segunda intención con esto) él solo me acompañaría, pero una semana antes de partir extrañas cosas comenzaron a pasar.

Iniciaron a llegar rosas que eran dejadas en mi puerta, al principio pensé que era Bryan, pero cuando le pregunte este negó ser la persona que las dejaba. Decidí ignorar  esos regalos, pero cada día eran dejadas más rosas y por debajo de la puerta eran pasadas notas   con números en cuenta regresiva. 

Faltando dos días para mi viaje algo o alguien golpeo a mi puerta, me encontraba sola en ese piso pues el departamento de enfrente no era ocupado por nadie. El golpe fue tan fuerte que me hizo saltar del susto. Me asome por el huequito que casi todas las puertas traen para mirar quien llega, al principio no vi nada, volví a mirar  y en ese momento un sujeto con capucha estaba frente a mí intentando abrir la cerradura.  El picaporte se movía para arriba y para bajo de forma incontrolada, quien fuera la persona que estaba al otro lado estaba dispuesto a entrar a como diera lugar.

Corrí  y rodé el sofá de la sala para hacer más difícil el paso de quien  quería entrar a mi departamento, busque el teléfono y marque el número de Bryan pero este no atendió, estaba muy asustada ¿Quién era la persona que quería hacerme daño? Porque era obvio que me quería hacer daño, no era una hermanita de la caridad a darme los buenos días.

Pero ¿quién podía ser esta persona? No podía pensar en nadie, mi mente estaba confusa.

Volví a llamar a Bryan y esta vez por fin atendió  con la respiración entre cortada le pedí auxilio y le dije que alguien quería entrar a mi casa, antes de terminar un cuchillo atravesaba la puerta, grite al ver como los pedazos de madera caían y una mano enguantada se abría paso para quitar los pasadores.

Al otro lado del teléfono Bryan  me preguntaba que pasaba, pero de mí ya no tenía respuesta, corrí hacia mi recamara dejando tirado el teléfono y me escondí debajo de la cama.  Segundos más tarde escuche los pasos de alguien que se acercaba sigilosamente, abriendo las puertas del closet, escuchaba la respiración agitada de alguien que olfateaba algo y vi cuando una camisa mía fue arrojada al piso. ¿Estaba loco?   Quien fuera el psicópata que había entrado a mi casa se encontraba frente a mi tocador, pude ver como acariciaba cada labial, cada loción que en este se encontraba y se echaba al aire para sentir su olor,  luego en un frenesí de locura tiro todo de un golpe haciendo que estos se partieran en mil pedacitos, un grito desesperado intento salir, pero yo  cubría mi boca con ambas manos para ahogar los sollozos  que eran causados por el miedo que recorría mi cuerpo.

El teléfono sonó en el preciso momento que ese hombre se colocaba frente a mi cama,  baje  mi cara  y la puse contra el piso  cerrando  los ojos con todas mis fuerzas rogando que este no me viera.   Estaba a punto de mirar donde yo estaba, cuando un mensaje en la contestadora llamó su atención.

  • Nikki por favor contesta,  en dos minutos llego, por favor contéstame. Repetía Bryan desesperado.

Caminó hacia la sala y perdiéndose de mi vista, cuando creí estar a salvo, sentí un jalón por mis pies,  ese sujeto me estaba halando intentando sacarme de mi escondite. Comencé a dar gritos como loca, aferrándome de la pata de la cama, pero la fuerza de aquel sujeto era mucho mayor que la mía.

 Con mis uñas rasgue el piso de madera tratando de encontrar  algo con que sujetarme, pero era imposible ya era demasiado tarde, ese sujeto  se encontraba encima de mí, agarraba mis muñecas, mientras yo pataleaba para zafarme de su agarre. Gran error.  

Sentí un fuerte dolor en mi rostro, mi vista se nublo y después de eso, no supe que pasó.

Desperté por el sonido de las gotas que caían  en un balde de agua, estaba oscuro  y húmedo, mi cuerpo estaba adolorido como si me hubiera pasado por encima un camión, intente secarme algo que chorreaba de mi cara ahora mucho más adolorida, pero era imposible, estaba amarrada de pies y manos.

Comencé a gritar pidiendo auxilio, no podía ver nada, estaba a la deriva quien sabe en qué lugar.  Una rata pasó por entre mis piernas haciéndome chillar, momentos después una puerta fue abierta, dejando entrar un poco de luz. Estaba en una especie de almacén lo digo por la cantidad de cajas aglomeradas en un rincón.




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