tu traicion me arrojo a sus brazos

su juego final.

      El silencio se apodero de aquella sala en la que estábamos Bryan y yo, no habían más palabras que decir, ni sentimientos que demostrar, solo con mirarnos nos decíamos que no  queríamos separarnos, no importaba lo que tuviéramos que pasar haríamos cualquier cosa por seguir adelante.

 Mis ojos se unieron a los Bryan en una mirada sincera  y llena de amor. Todo se fue dando naturalmente, nuestros labios se hicieron uno, mientras escuchábamos los sonidos ensordecedores de dos corazones palpitantes.

Una a una fue desapareciendo aquellas preocupaciones y nos dejamos envolver por aquel extraño sentimiento que nos llenaba.

 No pregunten como paso, ni en qué momento pasamos de la sala a la recamara, yo estaba embriagada por  aquella pasión mezclada con lujuria, con amor. 

La tarde se volvió noche y nosotros seguíamos embriagados de aquel momento, nuestras piernas entrelazadas, nuestros cuerpos pegados desnudos sintiendo el calor del otro, asi nos fuimos desvaneciendo en un profundo sueño producido por hacer el amor como recién casados.

Me fui despreocupando por la presencia de Aarón, aunque Bryan no estuviera en casa no me dejaba sola estaba acompañada por una mucama y por mi querida Karla que ahora era parte de nuestra familia. Si, nuestra familia aunque no nos habíamos casados creo que eso solo era una formalidad, al  fin y al cabo nosotros éramos una pareja  que construía poco a poco su felicidad.

 

Fue muy duro para mi encontrarme con Karla, a raíz de la muerte de su madre le había tocado irse a vivir con su padre quien tenía otra familia, creo que debió ser muy duro haber perdido a su madre en esas circunstancias  y ser parte de una familia con la que no se sentía cómoda.

Una vez mis que mis golpes desaparecieron completamente pedí a Bryan me llevara a casa de Karla, quería verla, necesitaba verle y decirle que sin importa  nada yo estaría a su lado, que yo sería su familia. 

La encontré encerrada en su cuarto, no había querido probar bocado desde hacía un par de días, esta triste, era otra persona,  su personalidad se había opacado esa chispa que siempre la caracterizo se había extinguido.  No podía  dejarla sufrir sola, no, yo la debía proteger.

El padre de Karla, tomas me conto que lo difícil que era para ellos tratar con Karla, se había vuelto rebelde, grosera y solitaria, pero todo era producto del dolor que estaba pasando.

  • Toc, toc llame al puerta de su habitación, pero no hubo respuesta
  • Karla soy yo, Nikki por favor ábreme. Y la puerta se abrió inmediatamente dije mi nombre.
  • Nikki, Nikki, corrió hacia mis brazos con lágrimas en sus ojos, estaba muy delgada y su rostro estaba hinchado era evidente cuanto había llorado. Hablamos por largo tiempo, cuando Karla me confeso que no quería vivir con su padre que no sentía cómoda en esa casa y con esas personas que eran buenas con ella, pero que la miraban con lastima, entendí ese sentimiento a la perfección porque cuando mi hermana murió sentí lo mismo.

Me despedí de Karla  no sin antes cerciorarme de que comiera, se bañara y arreglara con poco, también le prometí que hablaría con su padre antes de irse para que se quedara con nosotros aunque fuera por una temporada.

Al principio Tomás se negó, diciendo que ella necesitaba de su familia, entendí perfectamente   que solo quería protegerla, él estaba al tanto de las verdaderas razones de la muerte de Cristina, tenía miedo de que su hija corriera algún peligro.  Después de mucho conversar pudimos convencerlo, le dimos la noticia a Karla quien inmediatamente hizo sus maletas aun cuando le dijimos que iríamos en dos días por ella, pues era el acuerdo al que habíamos llegado con su padre, hecho que objeto enseguida y no espero para hacerle saber a su padre que quería irse con nosotros esa mismo día.

 Tardo menos de quince minutos para convencerlo en dejarla ir, cuando a nosotros nos costó casi una hora, es increíble el poder que tienen los hijos sobre sus padres. Salimos de la casa de Tomás casi al anochecer, debíamos manejar cerca de una hora para llegar a nuestra casa donde nos esperaba una agradable sorpresa.

 

No sé cómo, ni cuando Bryan se contactó con mis padres,  eran cerca de las 8p.m. cuando entrabamos a nuestro hogar, una vez entramos al umbral de la puerta, los ladridos conocidos de un amiguito que se acercaba corriendo a nuestro encuentro se hicieron escuchar.  Era tobby que estaba nuevamente junto a nosotros.

Los días transcurrieron entre momentos alegres y tristes, era una nueva etapa para todos, tuvimos que aprender del otro, a aceptar nuestras formas de pensar y de vivir un poco diferentes. La situación con Karla también fue un poco difícil, pero con la ayuda de un psicólogo la pudimos ir superando. 




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