Tu Vida en la Mía

CAPÍTULO 24

New York

1961

Anna

La camioneta se detiene y abro los ojos detenidamente. Observo por la pequeña ventana y observo una maravillosa calle, con varios edificios y personas por todos lados.

—Bienvenida a New York —dice el mismísimo muchacho del avión.

Pongo los ojos en blanco y lo ignoro. El sedante que me dio de beber para poder meterme otra vez en la camioneta fue muy fuerte; por lo tanto, lo odio como nadie a odiado a alguien.

Abren la puerta trasera de la camioneta, los hombres exigen a que baje y accedo sin negarme. Ya que no quiero salir lastimada, más de lo que estoy.

Me dirigen al edificio del lado oeste y me halan del brazo para que entre junto con ellos. Mi rostro pálido se asemeja a un cuerpo inerte, trago grueso y me deshago de su agarre.

—Puedo caminar sola —digo.

Ambos asienten y caminan detrás mía, dando grandes pisadas que provocan que yo caminase más rápido.

—Pueden caminar despacio —su caminar rápido disminuye—, gracias.

Subimos por las escaleras hasta llegar al nivel diez -como mi edad-, y en ese nivel nos espera una señora.

—Bienvenida, Anna —dice, acercándose poco a poco y me envuelve entre sus brazos—. Me da mucho gusto conocerte.

—Disculpe, pero no sé quién es —me encojo de hombros y la señora ríe.

—No te preocupes, cariño, seré tu nana de ahora en adelante —arqueo mi ceja.

— ¿En serio?

—Sí. ¿Ves a ese niño de ahí? —señala a un niño tímido e inocente que se esconde detrás de su padre.

—Sí, lo veo.

—Es mi hijo —sonrío—, se llama Mario y puede ser tu amigo mientras vives aquí.

Me acerco al niño y trato de hablarle, pero sigue escondido detrás de su padre. El cabello negro como la noche y sus ojos color avellana me hipnotizan.

—Hola, Mario —saludo.

—No quiero hablarte —dice.

—Mario, no seas grosero —su padre habla y se hace a un lado, dejando a la vista al pequeño Mario.

—No te haré daño —sonrío.

—El daño ya lo hiciste.

Arqueo mi ceja y me levanto. Observo a todos los presentes y no prestan atención a lo sucedido.

— ¿De qué hablas? —le pregunto en un susurro.

—True te mandó aquí, eso significa que eres mala.

Suspiro.

Los niños siempre dicen la verdad; sin embargo, Mario ya no es un niño como solía ser, es víctima de True y su vida depende de Anna y Patrick.



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En el texto hay: misterio, enfermedad, olvido

Editado: 14.08.2019

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