Tú y Yo, amor eterno

Capítulo 19

Gustavo.

Me despierto y siento algo suave sobre mí y sé que alguien está cerca. Trato de incorporarme y veo que Ana está junto a mí leyendo un libro con una linterna. 
Ella nota que estoy despierto.

-Casi cojes una pulmonía ahí afuera.- dice, dejando su libro y apagando la linterna.

Trato de sentarme por completo y me siento inmediatamente demasiado mareado y con náuseas otra vez. Ana se gira y toma algo de su lado.

-Aquí.- dice, ayudándome a sentarme.
-mi padre trajo agua y aspirinas para ti.

Está tan cerca de mí, cuidándome. Puedo sentir el olor a vainills que la rodea, y la sensación de estar en casa cubre mi corazón.

-¿Cómo supiste que estaba aquí?.- pregunto, tomando el agua y bebiéndola a sorbos.

Una mueca cruza sus labios.

-Te he visto aquí afuera cada noche en que he salido con Félix.- dice entre 
dientes.- Cuando me dejó, te vi tirado Afuera de mi puerta. Cuando te encontré, bueno, supongo que supe que podrías necesitar ayuda.

Me froto la cabeza.

-¿Qué hora es?.-La luna cuelga perezosamente en el cielo. Pienso, o mejor dicho espero, haber vomitado la mayor parte del alcohol que consumí, pero todavía siento los efectos.

-Las cinco de la mañana.-contesta.

-No es lo que tú piensas.- digo, sintiendo a mi estómago anudarse.

Ana asiente, mirándome.

-¿Qué es entonces, Gustavo?

Sus ojos se ven tan tristes como yo me siento. Quiero decirle que simplemente no puedo dejarla ir, y decirle cuánto la amo. Pero estoy ebrio, y cuando le diga cómo 
me siento realmente, sé que debo estar sobrio para que me tome en serio.
En su lugar, digo:

-No lo sé.

Ana sacude la cabeza y suspira fuertemente.

-Estoy borracho.-indico lo obvio. Ana se ríe y me empuja.

-¿crees que no me di cuenta de ello?

El cuarto gira, y quiero que se detenga.Mis ojos se cierran, y la escucho tararear mientras coloca unas mantas sobre mí.

-Estás congelado.- dice para ella misma, pensando que me he desmayado otra vez. Se sienta en la cama y cepilla con sus dedos el cabello fuera de mi cara.

-Eres tan hermoso, Gustavo.- Sus labios se presionan suavemente en mi frente.- Te extraño cada día, y cada día desearía que las cosas fueran diferentes.-susurra, entonces sale del cuarto.

Me duele el pensar que se aleja. También la extraño, y quiero decírselo, pero el ron me ha agotado. Lentamente, mi mente se deja caer en un sueño perturbado.

*********

¡Qué noche horrible! Mi cabeza duele más de lo que jamás pensé posible; ahora que pienso en ello, también lo hace el resto de mí. Me giro y siento la estrechez de mi estómago vacío. Necesito comer.

Empujo los pies fuera de la cama y noto que aún llevo puesta la ropa de ayer. Ni siquiera sé cómo llegué a casa. Fuerzo mis ojos a abrirse, tratando de recordar algo de anoche. Quise hablar con Ana, así que 
decidí ir hasta su casa, y para el camino agarre un botella de licor…

Ana estaba en su cita, así que la esperé fuera de su puerta… Oh, mierda.

Mi cabeza se levanta de un tirón, y mis ojos se abren muy grandes. Estoy en el cuarto de invitados en casa de Ana, Ella me encontró ebrio y cuidó de mí.

Trato de reconstruir los acontecimientos de anoche. Espero no haber empeorado las cosas 
entre nosotros.

Hay una nota en la almohada:

Gustavo, duerme todo lo que quieras. Puse una toalla limpia en el cuarto de baño para que puedas ducharte. Cuando estés listo baja a desayunar.

Mierda.

 

 

Feliz lectura 😍
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