Estoy de pie en una sala quirúrgica, la sala quirúrgica de Ana para ser exactos. Ana estaba en la cama con correas a través de su cuerpo, y los tubos están saliendo de todas partes. Grandes luces brillantes están en lo alto, y un pitido de supervisión
en intervalos compulsivos. Entonces me di cuenta de todos los demás: el doctor de Ana, junto a una bandeja de herramientas brillantes y una decena de otras enfermeras, sin incluir la que había venido a buscarme, y tal vez dos médicos más.
Carmen me llevó hacia adelante suavemente con su mano enguantada en mi espalda.
Los ojos de Ana estaban cerrados y su respiración era constante.
-Aquí está Gustavo para ti, Ana. -dijo Carmen lentamente.
Sus ojos se abrieron, y buscó en la habitación. Me acerqué para quedar en su campo de visión, en mi
opinión, lo que significa agacharme al lado de la mesa de operaciones.
-Gustavo. -susurró Ana y sonrió. Yo no podía dejar de sonreír de nuevo y sentí que las lágrimas quemaban mis ojos. - Me dieron drogas. -Reflexionó ella.
Esta afirmación consiguió unas pocas risas de la audiencia, a lo que no hice caso. Quería sacarla en brazos y llevarla lejos de aquí, para protegerla.
Le toqué la cabeza con la mano cubierta con el guante y sonrió.
-Ana, tienen que empezar para que puedas estar mejor. -le dije en voz baja, tratando de calmarla.
Ana rodo los ojos.
-Lo sé… Lo sé. -dijo adormilada mientras sus ojos se cerraban de nuevo.- Pero quería… decirte algo… importante… y pensé que tenía… pero… él disparó… entonces me di cuenta que no había. -balbuceó. Asentí con la cabeza, fingiendo
comprender lo que decía.
-¿Qué es?. -le pregunté, deseando que de repente no estuviéramos rodeados de toda esta gente. ¿Y si quería decirme que no me quiere aquí cuando se despierte?
Creo que mi corazón necesitaría un médico.
-Iba a hacerlo… decirte que siguiera adelante… si no lo consigo. -Ella me miró fijamente a los ojos. -Vas a ser capaz de encontrar a alguien…
-Ana. -dije en voz baja, acercándome más, nuestros rostros separados por
centímetros, y le toqué los labios con el dedo enguantado.
- Déjame terminar. -balbuceó ella .
- Entonces quise decirte… no… Darte las gracias por darme el mejor verano de mi vida.
No pude contener las lágrimas.
- Me diste el regalo más grande cuando… cuando me diste tu amor. Así que pensé… hey… tú eres mío… así… No quiero que encuentres a alguien más. -Dijo Arrastrando
las palabras, sonando casi borracha.
La observé con atención y parecía que sabía lo que estaba diciendo. Sus ojos marrones oscuros eran lúcidos, y ella sonrió.
-Está bien. -le dije con mi máscara, la que me cubre la cara y metafóricamente frenando mis emociones. -No lo haré.
Ali sonrió.
-Pregúntame de nuevo. -Sacudí mi cabeza, confundido. - Pregúntame, Gustavo.
Su voz era baja y ronca. Tomé una respiración profunda, tratando de procesar lo que estaba diciendo. Le pregunté si quería que me fuera, pero no me ha despedido.
Sólo me dijo que no quería que encontrara a alguien más, pero me había rechazado. Pregúntame de nuevo, había dicho. La miré a los ojos en espera y arqueó una ceja. ¿Era en serio?Qué infiernos, sólo se vive una vez, ¿no? Mal momento para pensarlo.
- Ana Parker. -Hable en voz baja sólo para ella, bloqueando todas las otras
personas en la Habitación. - Me comprometo a sanar tu corazón todos los días durante el resto de nuestras vidas. -Tomé una respiración profunda. -¿Quieres casarte conmigo?
Lágrimas corrían desde los ojos de Ana.
Feliz lectura 😘
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