Tú y yo

Capítulo 4

Estela

Las chicas me llevan jalada, donde me había descuidado me habían quitado el mandil de la cafetería y me sacaron volando a la calle, la avenida principal me hizo salir de mis asuntos por el ruido fuerte de algunos coches pasando de volada, aunque era una hora tranquila. Aún no era la hora pico, me cepillo como puedo una coleta alta que sin duda estaba mal hecha, pero ni que me fuera a encontrar a Laura Estévez en esta cuadra.

—¿Qué quieren comer? —cuestiona Winnie buscando en el navegador de su teléfono rosa.
—Lo habitual ¿Mr.Jhon's Pizzas?. —digo mientras me acomodo mi camiseta fuera del pantalón.
—¿No te aburre Lea? Solo eso comemos, probemos algo distinto para variar. —dice con frustración y algo de plegaria.
—Ya sabes que no me va eso Less, a lo mejor, pasamos por una pizza cuando vayamos de regreso ¿sí?. —respondo tratando de ser convincente, no era buena para convencer a la gente pero con hacerles ojitos a Winnie ya ganaba contra Less.
Esta bien... —suspira Winnie rendida.
¡Winnie! ¡no te dejes ganar siempre por Lea! —gritó ella rempujando levemente a Winnie.
—Ya sabes que no me resisto ni a los animales ni a esos ojos redonditos de Estela...
—Algún día me va a dar algo por ustedes dos, ya verán.
—Pero bien que nos amas ¿o sí preciosísima? —bufo haciéndole cosquillas a Less mientras caminamos haciendo que ella se riera por fin.

-

Caminamos hasta que llegamos a una pastelería para pedir para llevar unos postres ligeros, nada serio, cupcakes sencillos y unos café. Cuando nos dieron el empaque me hizo sonreír con sutileza, pude ver que las dos también lo hacían. Nos recordó cuando hacíamos los moños mal hechos en nuestros inicios por culpa de las dos, chuecos, y manchados de crema.

Nos retiramos de la cafetería después de pagar, y seguimos nuestra caminata a un mirador pequeño, era algo largo pero no tan empinado para cansarnos tanto.

Cuando llegamos, Less me robó la bolsa para colocarla en una mesa que había en el mirador para tomarle una foto en su celular.

Por mis viejos recuerdos. —sonríe ella dándole al botón de la cámara múltiples veces.

La vista es increíble, aunque de noche se ve muchísimo mejor. Se pueden ver con claridad las calles y los carros pasar, aunque aquí no hay edificios de más de dos pisos, por leyes de Lesia. Todos lo respetamos y apreciamos porque así conservamos un reino lindo y acogedor a pesar, de estar en una era moderna.

Doy vuelta para regresar a mi siento pero, las chicas están devorando los cupcakes sin mi, claramente, le doy una ultima vista al paisaje y le doy mi espalda para sentarme junto a ellas. El tiempo no se siente cuando hablo con ellas y más justo como estamos ahora, me recuerda a cuando éramos pequeñas y nos poníamos a charlar toda la noche si era posible, hasta que escuchábamos unos gritos amenazadores de mamá mientras papá le daba palmadas en la espalda para que nos dejase más rato.

¿Lea, estás bien? ¿Todo bien? —pregunta Less, secundada de Winnie.
Sí...es solo que me dio nostalgia de alguna manera, me hace recordar cuando Mamá y Papá nos regañaban...los extraño. —explico sintiendo como se cierra sutilmente mi garganta. Odio sentirme así frente a los demás, porque me miran con un rostro de pena pero, cuando es con ellas me siento en casa.
Lea... —susurra Winnie al borde del llanto, sus mejillas regordetas empezando a colorarse. Mientras Less, guardaba silencio para no quebrarse también.
—Se que si ellos estuviesen acá se estuviesen burlando de nosotras específicamente mamá. —añade Less riéndose un poco para ella, haciéndonos asentir a Winnie y a mí con los ojos llenos de lágrimas.
¡Ay, ya! ¡Tranquilas! ¡Me va a dar algo de tanto escuchar sus chillidos de cachorro! ¡Dejen de llorar! —espetó ella dándonos un golpe en la frente a ambas.
—Habla la que tiene los ojos rojos y las orejas rosadas. —bufa Winnie mientras se secaba las lágrimas.
¡Ven aquí, osa llorona! —grita Less lanzándose a Winnie que se echaba a correr, las dos persiguiéndose por todo el mirador como dos infantes nuevamente, con risas de las que luego se arrepentirían por el dolor de panza.

Asher

Cuando creí que nunca acabaría mis tareas del día lo hice, y justo a tiempo para escaparme a la cafetería. Aún faltan dos horas para que cierren, así que me meto en mi alcoba y empiezo a rebuscar en mi armario, en un cajón secreto que hice en una madrugada para esconder mi ropa casual.

Sin más me la coloque encima dejando de un lado la ropa de porte firme y ostentosa.

Salgo por unos pasillos que dan a una salida de mi oficina, completamente privada y como de costumbre, me coloco el cubrebocas cuando logro salir del patio real. Camino un poco más topándome con el laberinto que da únicamente a una salida no oficial del castillo. (Básicamente yo lo mantengo con unas tijeras que me robe del jardinero). Me estiro cuando logro llegar por fin a la salida, toda esta cosa clandestina me divierte siempre, no importa cuantas veces lo haga.

Las calles del reino de Lesia siempre están llenas de vida, justo había terminado la hora pico de la tarde y el sol empezaba a ocultarse haciendo una vista tranquila, los faroles de la ciudad empezándose a encender y algunas madres llamando a sus hijos para que ya entren a casa. Puedo incluso, oler la cena de sus cocinas...tan acogedora...como los estofados que hacía papá a escondidas en la cocina real...desde que se fue es como si una parte de mi corazón de hubiese ido con él.

Dejo de lado la nostalgia y en cuestión de minutos vi el letrero de tazas de la cafetería Diamond, me apresuro a la entrada pero me doy de narices con la puerta cuando esta no abre. Veo con atención la página frente mis ojos y veo que es un anuncio de cerrado temporalmente.



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En el texto hay: #romance, #realezamoderna, #cafetería

Editado: 14.10.2025

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