Estela
Las chicas agarran en el camino el pedido de la pizzería mientras mensajeo en mi teléfono, se me ocurre un postre en chocolate, de esos que se te derriten en la boca e inmediatamente lo escribo porque se lo olvidadiza que suelo ser.
—Creo que tengo una pequeña idea para iniciar. —digo mientras Winnie pagaba la caja de pizza y una gaseosa de uva.
—¿Ves? Necesitabas aire, oxígeno contaminado —termina de añadir ella, haciéndome reír levemente.
—Vale, quizá sí...
—¿Oíste eso Winnie...? —cuestiona Less con claro tono de burla.
—Oh sí, claro que si lo oí.
—Es la voz de Lea dándonos la razón ¿será que es el fin del mundo, ya? —ella lo dice en tono de burla haciéndome estirar mi brazo para jalarle el cabello.
—Te vas calmando tontilla.
—Solo disfrutamos de tu poca humildad.
Suspiro rodando los ojos mientras Winnie ya le esta metiendo mano a la pizza a medida que caminamos, tampoco me quedo atrás cuando huelo la pizza. Así que, meto la mano a la caja y saco una rebanada mientras estamos casi en la cafetería.
—Mientras yo exista esta pizzería siempre tendrá una clienta.
—Y te creo ¿eh? —señala Winnie con la boca llena mientras saca las llaves y yo me lleno la boca de pizza de igual manera.
Agarro mi celular para sacar la linterna de mi teléfono, al parecer el bombillo de luz se volvió a arruinar y Winnie necesita luz para abrir el cerrojo.
—Ya va, dame un segundo. —digo acercándome con la linterna.
—¡Por mi! —Winnie chilla asustada haciendo que casi me caerá con mi rebanada en la mano.
—¿¡Winnie qué!? ¡Casi haces que lance mi...! —ni siquiera pude terminar mi regaño porque al levantar la linterna me encontré con sus ojos, si sus estúpidos ojos. Me quedo congelada como siempre, como una imbécil igual que el.
—¡Uyy! ¡Estela, creo que vino tu novio! —bufa ella mientras abre la cafetería.
—¡Cállate Winnie! —espeto algo irritada metiéndome la pizza en la boca de golpe.
—¿No vas a entrar Romeo? —dice Less dándole un pequeño golpe al delgaducho perdido en su mente.
—¡Sí! perdón Less...es que estaba solo pensando en una cosa.
—Ajá, pensando.
Asher
Me trago un grito cuando siento a Winnie pisarme los dedos de mis manos, había alcanzado el punto más largo del sueño esperándolas que ni siquiera sentí sus voces. Me siento aturdido cuando una linterna me ciega los ojos y logro avisar apenas con mi vista que era Estela frente a mí...con esos ojos tan redondos, esas mejillas rosadas y tan regordetas que me dan ganas de pellizcarlas.
Ella rápidamente entra con Winnie haciendo que Less me saque de mi trance, me levanto con un pequeño bostezo pero coloco mi cubrebocas con normalidad tapando bien mi rostro.
—¿Eso es pizza? —pregunto cuando Winnie abre la caja y el olor inundaba mi nariz haciéndome casi babear.
—No voz, es pasta. —añade Estela con sarcasmo, algo me dice que no quería verme.
—Oh vamos Estela. ¿Qué te hice para que me odies tanto? —pregunto acercándome a ella y agarrando su rebanada de pizza enojándola más.
—¿No recuerdas, menso? —dice ella mientras Winnie y Less se sentaban en una mesa de la cafetería preparándose para ver su novela favorita, ya lo se muy bien.
—Lamento el que no lo recuerde, pero ¿podrías ser tan amable de indagar en mi memoria? —pude escuchar un claro chasquido irritado de su lengua.
—Debería cortarte el cabello con estas tijeras tan lindas de cocina ¿te parece? —espeta ella con ojos amenazantes mientras acariciaba sutilmente una tijera.
—No creo que seas tan atroz...
—Pruébame. —amenaza con un toque en los ojos que me era más que claro, no quería verme.
—Esta bien ¿me voy? no quiero ser un mal invitado después de todo. —suspiro y dejo la rebanada de pizza en la caja, saco mi billetera sacando unos billetes colocándolos bajo la caja. —El dinero es por haberlas interrumpido en horas de descanso, me retiro. —digo cortante acomodándome el cubrebocas por inercia y dirigiéndome a la puerta en un silencio incomodo.
Cuando no quiero, vuelvo a sentir las calles de Lesia acompañándome, me gusta molestar a Estela pero, no me gusta cruzar los límites del respeto que hay entre ambos...odio irme así, estuve esperando verla desde que abrí los ojos en la mañana y aun así no estuve ni una hora en el local.
Ella es la única salida que tengo de mi apresurada vida, no tengo ni que controlar mi vocabulario todo el tiempo. Solo tengo que guardar mi rostro y quien soy para ellas...
Estela
—¿Pero, qué fue todo eso? —pregunta Winnie observando con atención el rostro de Less
—Nada. —refunfuño guardando las tijeras y cerrando la caja de pizza tirando un papel al basurero incorrecto, estoy demasiado nerviosa.
—Eres demasiado tosca con él Estela, tu no sabes el día que pudo tener.
—¿y qué con ello? el ya sabe por lo que estoy enojada. —musito haciéndome otra vez una coleta alta por inercia de soltar la ansiedad.
—¿Qué? ¿Qué con ello? Estela, si el no quiere ni se siente cómodo quitándose el cubrebocas será por algo que no nos tiene que interesar. El es un buen tipo, debes de dejar de tratar mal a la gente solo porque no hacen lo que les dices. —exclama Less regañándome claramente.
—Bueno, ya se fue.
—No, vas a irle a buscar y le vas a ofrecer una disculpa. —dice ella levantándose y agarrándome del hombro, encaminándome a la puerta de salida. —Ve. —repite ella empujándome hacia afuera.