Asher
Y es así como me deslizo de tarea en tarea, claramente prefiero las mías que los deberes de mi madre. Demasiados detalles de cosas que ni siquiera yo me daría cuenta si no es porque me toca elegirlos. Bandeja de oro o de plata, tela blanco hueso o champán, tenedores del mismo material que las bandejas, platos de vidrio o platos de cerámica blanca, vasos del mismo material que los platos, ubicación de los puestos ganadores y organizar el concurso de mañana. Pequeñas cosas quizá pero, yo siento eterno cada segundo e incluso ya empiezo a sentir y el desvelarme anoche me empieza a tomar factura pero, aún no con creces, puedo con esto.
Cuando logro terminar los deberes de mi madre regreso a mi oficina que esta llena de pilas de papeles, cartas, certificados, comunicados que sin duda me acabarían agotando.
—¿Desea que le traiga algo de café?—pregunto Reon mientras yo me sentaba detrás de toda esa pila de pendientes.
—Sí. —respondí suspirando y Reo prosiguió hacia la puerta para ir a recoger el café. Tomo mi pluma y comienzo con los comunicados, la mayoría eran necesarios solo para informarme y otros que debía firmar o autorizar para que se llevasen a cabo. Algunos de los colegios e institutos del reino del mayor prestigio con excursiones a distintas partes del reino o hacia otro para aprender de Historia. Firme algunos con detenimiento y seguí con el siguiente, me pareció extraño avistar en el papel el sello del reino Turfeo en este con un mensaje de petición.
"Siempre es un honor dirigirme a usted, príncipe Asher de Lesia.
Yo, Martha, reina de Turfeo, me presento con humildad y respeto, en medio de la situación delicada que atraviesa nuestro reino, para solicitar de su parte un favor que requiere total discreción.
Con la confianza que existe entre nuestras coronas, me atrevo a pedir el envío de un grupo distinguido de sus caballeros maestros, cuya lealtad y valor son conocidos en muchas tierras. Su permanencia en Turfeo, aunque por un tiempo que podremos acordar, significaría un apoyo invaluable para nosotros en esta hora de incertidumbre.
En los próximos días, nuestra hija, la princesa, llegará a su castillo. Ella llevará consigo detalles más profundos y claros de este asunto, pues merece ser tratado con la prudencia y el resguardo que solo su presencia inspira.
De antemano, agradezco su apoyo constante y elevo mi esperanza en que la alianza entre Lesia y Turfeo continúe fortaleciéndose.
Con todo respeto y estima,
Martha,
Reina de Turfeo."
¿Cuál era el tema tan delicado? Aprecio a la gente de Turfeo pero, no puedo hacer nada más que suspirar y responder a la carta.
"Recibir su mensaje, noble reina Martha de Turfeo, ha sido un honor.
Aunque en mí habita el deseo de brindar auxilio de inmediato, bien sabe usted que en Lesia cada decisión relacionada con nuestras caballerías es tomada con cuidado, pues la paz que tanto valoramos no puede ponerse en riesgo sin conocer a fondo la situación.
Por ello, aguardaré con paciencia y respeto la llegada de su hija, la princesa, quien será recibida con toda dignidad durante nuestra próxima ceremonia. Confío en que con sus palabras habrá claridad suficiente para que podamos obrar con justicia y sabiduría en favor de su reino.
Hasta entonces, le envío mi sincera estima y la seguridad de que el lazo que une a Lesia y Turfeo permanece firme.
Con noble consideración,
Asher,
Príncipe heredero de Lesia."
Envuelvo aquella carta de respuesta en un sobre y coloco el sello de Lesia, una espada cruzada y sobre ella una rosa con pétalos empezando a caerse. Un símbolo que representa justicia pero que siempre esta presente las almas que se pueden perder si no se hace buena justicia.
Doy mi cabeza hacia atrás tratando de que mis ojos no se giren hacia otro lado por el sueño, trato de acomodarme en la silla de la forma mas incomoda y peligrosa y cierro los ojos para despertarme al mínimo movimiento y que el sueño se esfume del susto.
Claramente siento mi cuerpo hormiguear y entrando en una pesadez y fatiga indescriptibles, y justo allí siento que me quedo dormido y me voy de lado despertando todos mis sentidos. Antes que me logre agarrar de la mesa para no caerme Reon entra asustando con el chirrido de la puerta de madera haciéndome caer duramente al suelo.
Sentí como resonó el suelo por mi caída y Reon se acercaba con rapidez.
—¿Se encuentra bien alteza? —preguntó Reon mientras sentaba nuevamente en la silla.
—Sí, no te preocupes, gracias a tu interrupción logre con eficiencia mi misión de permanecer despierto.
—¿Aún le falta mucho? ¿Verdad?
—Ni lo menciones, tengo trabajo para toda la noche y quizá un poco más para el amanecer.
—Si desea compañía puedo hacerme presente con usted hasta que usted necesite, por si se llega a quedar dormido.
—No, ve con tu esposa. —dije negando con la cabeza de forma automática mientras le daba un sorbo al café negro.
—¿Esta usted seguro?
—Claro que sí, y lo más seguro es que tu esposa debe estarte esperando con una cena caliente y llena de amor en tu mesa, ve con ella y no la hagas esperar más.
—Gracias alteza, pase una buena noche y buena suerte. —Respondió Reon con serenidad habitual y se retiró de mi oficina dejándome con el silencio de este. Me acerque a mi tocadiscos y coloque el disco de música clásica porque ya sentía que me zumbaban los oídos del tan claro silencio.
Me volví a sentar en la silla y seguí con aquellos papeleos.