Tú y yo

Capítulo 10

Asher

El sol había salido hace unas horas, y al primer segundo de amanecer me habían llegado otros papeleos que eran de hoy. Así que, aguanto y soporto lo más que puedo.

No se que apariencia tengo aunque se que puede ser un completo desastre.

Escucho como tocan mi puerta y con la voz ronca respondo con un: «adelante». Reon entra a la oficina y con un poco de sigilo carraspeó llamando mi atención.

—El señor Richard Lesia le busca, alteza. —Anuncia con firmeza.

—Dile que pase. —respondo, mientras froto sutilmente mis ojos.

¡Asher Lesia! —Saluda Richard con entusiasmo, mientras yo me levanto de mi asiento para caminar hacia él.
Richard, un gusto como siempre. —digo estrechando mi brazo hacia él mientras el me lo regresaba con un abrazo de igual manera.

—Que bien luces—responde él, con claro sarcasmo.

—Muy chistoso y ¿Qué te trae tan pronto aquí? ¿No ibas a llegar el día de la ceremonia?. —preguntó con curiosidad, mientras me siento en uno de los sillones y Reon me acercaba una taza de café amargo para seguir rindiendo.

—Se me solucionaron unos problemas que tenía con la inauguración de una de las bibliotecas del norte así que, ya no tenía nada más productivo y pendiente que hacer que esto. Considéralo como mi forma de demostrar cuanto hecho de menos a mi primo.

—Claro, ni tú te crees ese cuento.

—Reon, dile a tu alteza que si lo echaba de menos.

—No me meto en ninguna conversación y lo sabe señor Richard. —añade Reon, haciéndome sonreír levemente.

—Ni Reon te cree, vamos, acéptalo.

—Ten presente que haz dañado mis sentimientos Asher Lesia, te acusare con la tía Clara, ya sabes que me quiere más a mi que a ti.
—Te equivocas, lo que más prefiere ella no es un humano, es un animal ¿recuerdas?. —pregunto dándole un sorbo a mi café, tratando de aguantar una mueca por lo amargo.
—¿Aún sigue vivo ese vejestorio? —cuestiona Richard, sorprendido.

—Ni que te escuche mi madre referirte así a él.

—Es que ese gato ya debería jubilarse. —dice Richard, sin creérsela.

—Sigue muy vivito, aún me clava las garras cada que puede y tiene una gran habitación para el solo donde hay un cuadro inmenso con su nombre: «Conde» en grande.

—¿Crees que le pueda ganar?

—¿Es gato y tú? sin duda, gana el gato.

—Esta bien, admitiré mi derrota pero, solo cuando me enfrente a él. —contesta el, suspirando. —¿y cómo te va con las princesas? ¿Alguna que sientas que te va como esposa? —pregunta el, irritándome por el tema levemente.

—Ya te sabes esa respuesta.

—¿Qué harás si no encuentras ninguna?

Enfrentar a mi madre.

—Bueno, avísame para mandarte a preparar un arreglo floral a tu entierro.

—Rosas blancas por favor. —respondo riendo levemente, mientras él se levanta despidiéndose con un abrazo.

—Nos vemos luego ¿en la cena verdad? —pregunta el y yo asiento.

—¿Necesita algo más alteza? —preguntó Reon frente a mí, mientras yo me vuelvo a sentar en la silla.

—Manda a pedir que me guarden algo de los postres de la cafetería: «Diamond». Es una de las concursantes.

—Esta bien, vuelvo pronto. —se despide dejándome solo nuevamente en aquella oficina.

Estela

No esperamos ni dos minutos al llegar a casa y nos lanzamos al comedor para abrir el sobre.
¡Ya Estela! ¡ábrelo o me dará un infarto! —chilla Winnie, apunto de volverse loca.

Agarro un cuchillo y retiro el sello de la carta y saco de golpe lo que esta dentro del sobre. Las chicas y yo pegamos un grito al cielo cuando vimos el papel verde.
—¡Lo hicimos! —gritamos en coro.

Asher

A las horas mi madre llega a mi oficina justo cuando terminó el papeleo.

—Buen día cariño... —saluda mi madre con preocupación en su rostro.

—Buen día madre... —digo bostezando.

—Perdóname por haberte hecho trabajar ayer. —responde mi madre abrazándome como de costumbre cuando se preocupaba por mi.

—No te preocupes madre, no quería que se acumulara tu trabajo.

—Mi hijo siempre tan maduro. —dice ella, dándome un ultimo apretón.

¿Y eso? —añado, señalando una bandeja con tapa que traía mi madre, aunque el olor ya se colaba por la oficina como un hilo directo hacia mi nariz.

—Escuche a Reon decir que pediste unos postres en especifico, así que te los traje yo misma.

—Dame, dame, dame madre —insisto sonriente quitándole la tapa a la bandeja y enseñándome tres platos con los tres postres que al toque reconocí cuando los probé anoche.

—Gracias madre...

—¿Esta era la cafetería donde ibas con tu padre, cierto? —pregunta mi madre, dejándome algo inquieto.

—Sí, la cafetería Diamond.

—Recuerdo que se escapaba contigo cuando se sentía agobiado o cuando tu ya no querías seguir haciendo tus deberes.

—Era divertido irnos camuflando en los arreglos del jardín y de los pasillos para que nadie nos viese pero, siempre nos esperaba una gran reprimenda tuya, mamá. —respondo como un niño pequeño reclamándole a su madre.

—Es que ya sabes que no me gustan esas escondidillas.

—¿Quieres? —pregunto, señalándole los platos a mi madre.

—Sí, un poco. —acepta ella agarrando un bocado del pastel. —No pude contener una gran sonrisa cuando estuve frente a ellas comiéndolo, incluso Laura guardo su contacto en su celular para ir a comprar pronto, sin duda alguna, las tomaremos en cuenta para otras ocasiones. —añade con alegría, mientras mi pierna se inquietaba por querer ir a abrazar a Estela.

—Madre, iré a ducharme e iré a hacer unos deberes en el reino, volveré antes de la cena. —anuncio con prisa, levantándome de la silla.

—Esta bien, le diré al chofer.



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Editado: 05.12.2025

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