Asher
El sol había salido hace unas horas, y al primer segundo de amanecer me habían llegado otros papeleos que eran de hoy. Así que, aguanto y soporto lo más que puedo, no se que apariencia tengo aunque se que puede ser un completo desastre.
Escucho como tocan mi puerta y con la voz ronca respondo con un «adelante». Reon entro a la oficina y con un poco carraspeó llamo mi atención.
—El señor Richard Lesia le busca, alteza. —dijo con firmeza.
—Dile que pase. —respondí mientras frotaba sutilmente mis ojos.
—¡Asher Lesia! —dijo Richard con entusiasmo mientras yo me levantaba de mi asiento para caminar hacia él.
—Richard, un gusto como siempre. —dije estrechando mi brazo hacia él mientras el me lo regresaba con un abrazo de igual manera.
—Que bien luces—respondió Richard con claro sarcasmo.
—Muy chistoso y ¿Qué te trae tan pronto aquí? ¿No ibas a llegar el día de la ceremonia?. —pregunte mientras me sentaba en uno de los sillones y Reon me acercaba una taza de café amargo para seguir rindiendo.
—Se me solucionaron unos problemas que tenía con la inauguración de una de las bibliotecas del norte así que, ya no tenía nada más productivo y pendiente que hacer que esto. Considéralo como mi forma de demostrar cuanto hecho de menos a mi primo.
—Claro, ni tú te crees ese cuento.
—Reon, dile a tu alteza que si lo echaba de menos.
—No me meto en ninguna conversación y lo sabe señor Richard. —respondió Reon haciéndome sonreír levemente.
—Ni Reon te cree, vamos, acéptalo.
—Ten presente que haz dañado mis sentimientos Asher Lesia, te acusare con la tía Clara, ya sabes que me quiere más a mi que a ti.
—Te equivocas, lo que más prefiere ella no es un humano es un animal ¿recuerdas?. —pregunté dándole un sorbo a mi café, tratando de aguantar una mueca por lo amargo.
—¿Aún sigue vivo ese vejestorio? —preguntó Richard sorprendido.
—Ni que te escuche mi madre referirte así a él.
—Es que ese gato ya debería jubilarse. —dijo Richard sin creérsela.
—Sigue muy vivito, aún me clava las garras cada que puede, tiene una gran habitación para el solo donde tiene un cuadro inmenso con su nombre «Conde» en grande.
—¿Crees que le pueda ganar?
—¿Es gato y tú? sin duda, gana el gato.
—Esta bien, admitiré mi derrota pero, solo cuando me enfrente a él. —dijo Richard suspirando. —¿y cómo te va con las princesas? ¿Alguna que sientas que te va como esposa? —preguntó Richard irritándome por el tema levemente.
—Ya te sabes esa respuesta.
—¿Qué harás si no encuentras ninguna?
—Enfrentar a mi madre.
—Bueno, avísame para mandarte a preparar un arreglo floral a tu entierro.
—Rosas blancas por favor. —respondí riendo levemente mientras Richard se levantaba despidiéndose con abrazo.
—Nos vemos luego ¿en la cena verdad? —preguntó Richard y yo asentí.
—¿Necesita algo más alteza? —preguntó Reon frente a mí mientras yo me volvía a sentar en la silla.
—Manda a pedir que me guarden algo de los postres de la cafetería «Diamond» es una de las concursantes.
—Esta bien, vuelvo pronto. —se despidió Reon dejándome solo nuevamente en aquella oficina.
Estela
No esperamos ni dos minutos al llegar a casa y nos lanzamos al comedor para abrir el sobre.
—¡Ya Estela! ¡ábrelo o me dará un infarto! —chillo Winnie apunto de volverse loca.
Agarro un cuchillo y retiro el sello de la carta y saco de golpe lo que esta dentro del sobre. Las chicas y yo pegamos un grito al cielo cuando vimos el papel verde.
—¡Lo hicimos! —gritamos en coro.
Asher
A las horas mi madre llega a mi oficina justo cuando terminó el papeleo.
—Buen día cariño... —saludó mi madre con preocupación en su rostro.
—Buen día madre... —dije bostezando.
—Perdóname por haberte hecho trabajar ayer. —respondió mi madre abrazándome como de costumbre cuando se preocupaba por mi.
—No te preocupes madre, no quería que se acumulara tu trabajo.
—Mi hijo siempre tan maduro. —dijo mi madre dándome un ultimo apretón.
—¿Y eso? —dije señalando una bandeja con tapa que traía mi madre, aunque el olor ya se colaba por la oficina como un hilo directo hacia mi nariz.
—Escuche a Reon decir que pediste unos postres en especifico así que te los traje yo misma.
—Dame, dame, dame madre -dije sonriente quitándole la tapa a la bandeja y enseñándome tres platos con los tres postres que al toque reconocí cuando los probé anoche. —Gracias madre...
—¿Esta era la cafetería donde ibas con tu padre, cierto? —preguntó mi madre dejándome algo inquieto.
—Sí, la cafetería Diamond.
—Recuerdo que se escapaba contigo cuando se sentía agobiado o cuando tu ya no querías seguir haciendo tus deberes.
—Era divertido irnos camuflando en los arreglos del jardín y de los pasillos para que nadie nos viese pero siempre nos esperaba una gran reprimenda tuya, mamá. —respondí como un niño pequeño reclamándole a su madre.
—Es que ya sabes que no me gustan esas escondidillas.
—¿Quieres? —dije señalándole los platos a mi madre.
—Sí, un poco. —dijo mi madre agarrando un bocado del pastel. —No pude contener una gran sonrisa cuando estuve frente a ellas comiéndolo, incluso Laura guardo su contacto en su celular para ir a comprar pronto, sin duda alguna, las tomaremos en cuenta para otras ocasiones. —respondió mi madre mientras mi pierna se inquietaba por querer ir a abrazar a Estela. —Madre, iré a ducharme e iré a hacer unos deberes en el reino, volveré antes de la cena.
—Esta bien, le diré al chofer.
—¡No! No...no lo hagas, iré solo. —Respondí tratando de calmar mi entusiasmo.
—Asher.
—Madre, por favor, estoy muy cansado como para querer llamar la atención. —me elogie mentalmente por la perfecta excusa para usar frente a mi madre, nunca se me había ocurrido semejante perfección.
—Esta bien, ve.
—Gracias madre. —dije saliendo rápidamente de mi oficina.