Mi madre y Richard permanecen tan concentrados en su charla de reencuentro que ni parece que yo estoy presente escuchándolos.
—Tía ¿Cómo le va con el evento? ¿Algo en lo que pueda contribuir? —preguntó Richard cortando su carne.
—Bueno, va todo de maravilla... la única piedra dentro del zapato es Asher. —Respondió mi madre, su respuesta hizo que soltara de inmediato el tenedor. «no provoques una discusión en este ambiente tan familiar, madre.» es lo único que me digo en mi mente.
—¿Puedo saber de que se trata eso? Quizá pueda ayudarle en eso.
—Solamente esta terco, no tiene disposición ni esta tomando en cuenta el casarse con ninguna de las doncellas. —Richard lo entendió de golpe, sabe a lo que se refiere así que puedo ver como trata de no hablar ni indagar más en el tema para no darle cuerda a mi madre, pero ella insiste. —Pero eso no me va a detener Asher, si tu no te quieres casar por tu elección lo hare yo. Recuerda que la máxima autoridad aquí soy yo. —sus palabras fueron como un balde de agua fría, el ambiente era tenso, las palabras de mi madre lo eran aun más que su mirada incluso los presentes sirvientes se salieron para dar privacidad.
—Madre, no estarás hablando en serio.
—¿Alguna vez bromeo? ¿Te parece gracioso esto? Hasta aquí llega tu inmadurez. Eres un príncipe y próximamente un Rey así que, debido a esto es hora que actúes como tal.
Cada palabra, cada tono de voz de mi madre era más calculador que el anterior, Richard carraspeó su garganta y trato de desviar el tema pero, ya era imposible.
—Esta es mi vida, y el casarme es algo de toda la vida así que, al menos pido que yo pueda elegir esa insignificante cosa.
—¿Y qué decidirás? Adelante, Asher. Quiero escucharte, y si cambias lo que hoy escoges te ira peor.
No es efectivo lo que quiero decir, esta justo en la punta de mi lengua dándolo todo para expresarlo. Escondo una de mis manos bajo la mesa porque empieza a temblar por la ansiedad, levanto mi mirada tratando de no demostrar temor ante la mirada gélida de mi madre.
—No me voy a casar con ninguna de ellas.
—¿Escuchas lo qué dices al menos? ¿¡Entonces con quién!? ¡¿Quién es la inútil persona que te esta lavando el cerebro?!. —mi madre alzó la voz golpeando la mesa, su paciencia ya era nula y mi corazón ya avisaba su punto de estallido.
—¡No hables de ella de ese modo madre! —me mordí la lengua cuando me di cuenta del que dije y como lo dije. Le alcé la voz a mi madre y además de ello, le di la contraria. Estoy acabado.
—Entonces si hay una ella. —respondió mi madre con voz baja pero con cada palabra llena de peligro.
—Sí, la hay. Por eso no quiero casarme con ninguna de ellas, mi corazón le pertenece y siempre le a pertenecido a ella.
—¿Eso acaso importa en este mundo, Asher? Sabes muy bien como son nuestros objetivos como monarcas de esta nación. Servir, proteger e impulsar todo lo que este a nuestro alcance para siempre permanecer como la mayor potencia. Eso incluye casarte con al menos una de las doncellas para que permanezcan enlazadas las naciones.
—Entonces ¿te casaste con papá por política y beneficio?. —Ver el semblante de mi madre cambiar hizo que se me rompiera el corazón, no era necesario que respondiera para saber la respuesta. —El te amaba. —señale dolido.
—Yo también Asher, pero aprenderás de que amaras a esas doncellas en el matrimonio. Ahora lo ves como un deber para servir a tu nación, pero luego te enamoraras de verdad.
—¿y qué si no? ¿Quién me lo garantiza? ¿tú me lo garantizas?. —Richard rápidamente interrumpió para avisarme, pero en este momento ya ni me daba cuenta de si le faltaba el respeto o no, quería solo desahogarme con la fuente de mis problemas.
—Tu padre estaría decepcionado de ti.
—No madre, el estaría de mi lado porque el si conoce mi historia, el si admiraba el amor verdadero. No uno forzado.
—De igual manera, yo estoy decepcionada de ti, Asher Lesia. No puedo creer que di a luz a un hijo tan rebelde.
Sus palabras me hacen preguntarme «¿quién es ella?» «esa no es mi madre». No puedo más con la situación cada segundo, cada mirada de Richard y de mi madre me abruma.
—Con su permiso, me retiro. —dije en seco levantándome de la mesa y dirigiéndome con pasos pesados hasta la puerta.
Reon me esperaba afuera pero solo negué. El a esta acción guardo su tableta dando una reverencia y retirándose. Lo último que quería hacer era tener trabajo, no había dormido nada y mis pensamientos y sentimientos pesaban más con esta discusión.
Extiendo mi sabana y me meto dentro de ella, la luz de la noche se colaba en toda la habitación. Toda la situación me pesaba cada vez más. «Estoy decepcionada de ti, Asher Lesia» «Mi padre estaría de mi lado».
Cierro mis ojos mientras algunas lágrimas corren por mi mejilla, en estos momentos me pesa cada vez más la ausencia de mi padre. El me daría una palmadas en la espalda y me diría: «Ya sabes como es tu madre, así que mejor vayamos a distraernos. ¿Pastel de Diamond?, ya sabes que allí esta esa niña que tanto te gusta.» Incluso puedo escuchar su voz como si el realmente estuviese aquí, trato de que la noche se deje ser en mí, este a sido un día tan pesado que lo único que quiero es dormir y no volver a despertar.
PASADO
Mi papá me agarra de la mano y rápidamente salimos corriendo del laberinto que el construyo para salir en secreto.
—Asher, guarda silencio o alguien nos escuchara... —dice mi padre tratando de taparme la boca lo que me hace reír al igual que a él.
—Papá, esta ropa es más cómoda. —dije sonriendo y corriendo a su alrededor.
—Claro, pero no le digas a tu mamá que la mandamos a hacer. Shhh. —yo asiento mientras nos acercamos a la cafetería Diamond, donde ya desde afuera se puede oler el café y el pan recién hecho.