Estela
—Alguien andaba muy carameloso el día de hoy.—responde Winnie en un tono cantado. Yo no digo nada solo sonrió, le tengo que dar la razón pero, no lo voy a admitir.
Organizo las servilletas del mostrador, dejando dobladas las que están por encima de esta, bajo mi cuerpo hacia los cajones del mostrador y no encuentro las tarjetas de la cafetería.
—¡Less, las tarjetas! —digo en voz alta, ella solo resopla apenada.
—Perdóname Lea, se me han olvidado recogerlas de la papelería.
—Bueno, iré a recogerlas y si me tardo empiecen sin mi.
Ellas asienten.
Dejo mi mandil en la bodega y saco el dinero de la caja fuerte, presiono los botones de la contraseña, esta suena cuando la desbloqueo y saco la cantidad suficiente. No me gusta ir a la papelería porque allí esta el señor Eliseo, un viejo super bueno con la tecnología pero, super cascarrabias, un completo gruñón. Que no le sonríe nunca a la vida, solo a las computadoras o el dinero, pero, que con regularidad insulta a su fotocopiadora porque tiene la misma antigüedad que el y ya no da para mas pero, si que saca buenos trabajos.
Abro la puerta trasera de la cafetería, me arreglo mi pantalón porque siento que se me mira demasiado holgado que de costumbre, odio eso. O como cuando no tengo nada en mis manos y siento que camino mal de alguna forma, se que estoy caminando bien pero parece que desactivo la función automática de caminar en mi cerebro, cuando pienso en ello. Me llevo las manos a los bolsillos del pantalón y ahora me siento patética. ¡Solo colócalas en algún lado!. Estoy peleando por la posición de mis manos, que tontería.
Empujo la puerta de la papelería hacia adentro, la campana suena y el viejo eleva su mirada este voltea sus ojos al verme.
—¡Buen día, señor Eliseo! —lo saludo con entusiasmo para al menos molestarlo.
—Que molestas.
—Entonces no debería comprarle, porque menciona que mucho lo molesto.
—Solo di a que vienes, si hablas demasiado. Los niños de ahora son demasiado parlanchines.
—Less dejo olvidadas las tarjetas la ultima vez ¿no? vengo a recogerlas.
—Tan jóvenes y con una memoria tan mediocre. —añade el viejo acercándome las tarjetas.
—Y los viejos como usted cada vez más extintos. —este gruñe y yo solo le devuelvo la misma rabia, saco el dinero de mi bolsillo y se lo paso. Cuando lo recibe revisa cada billete como si fueran falsos.
Salgo de la papelería con gran tranquilidad, ya no tengo que verlo hasta el próximo pedido. Acelero mis pasos para regresar rápido a la cafetería, agarro mi llave y abro la puerta, entro y la cierro con un sonido fuerte. Coloco las llaves en la encimera de la bodega y me coloco el mandil, escucho las noticias del televisor de la cafetería mas fuerte que de costumbre, muy fuerte, tanto que puedo escucharlo cuando paso por la cocina.
—¿Chicas porque no le bajan el volumen al televisor? ese ruido molesta a los clientes que vienen a trabajar. —las chicas me ven con atención, como si hubiesen visto algo que no se creen. —¿Qué sucede?.
—Solo ve las noticias. —antes de prestarle atención a la pantalla verifico a los clientes y todos están completamente perdidos en la televisión como las dos, enfoco mi vista en las noticia que los tiene tan sorprendidos.
Leo el titular "Príncipe Asher corriendo de paparazzis con egoísmo hacia su gente." Me siento congelada al leerlo ¿De qué hablan?. Colocan el en vivo de Asher corriendo, esta completamente asustado, puedo verlo en su rostro, el justo en este momento esta corriendo para que no lo atrapen, hasta yo me pongo nerviosa por el, siento como si yo fuese la que huye con esa multitud de gente corriendo. ¿Egoísmo? yo solo veo a un humano tratando de huir de una estampida de gente. Escucho con atención a la gente de la cafetería, todos empiezan a cuchichear entre ellos.
—Es una tontería ¿Qué le cuesta responder que no recibirá entrevistas de ningún tipo?
—Que inmadurez, el que representa nuestra nacion huyendo de un simple grupo de paparazzis.
—¿Este es el rey que nos gobernara? pues, que ruina nos espera. —escupe una mujer.
Una rabia se sube por todo mi cuerpo a escucharlos, deseo y anhelo correrlos de la cafetería, no quiero admitir a nadie que piense de esa manera tan exagerada.
—Esta estupidez traerá un gran revuelo, te apuesto a que no tardan más de un dia en disculparse. —contesta un señor con su acompañante que asiente de igual forma.
¿Este tipo de gente realmente existe? ¿Asher es parte de su entretenimiento? no se todo lo que el hace en el castillo pero, se que hace buen trabajo, varios proyectos del reino que han ayudado a desarrollarnos llevan su nombre. Less me da una palmada en el hombro, le lanzo una mirada asesina por descuido, la cambio tan pronto me doy cuenta.
—Discúlpame, es solo que no me gusta lo que están comentando sobre esto.
—¿Injusto?
—Exacto, de alguna manera siento que es así.
—Mira Lea, así es esto. Tienen algo de razón, no tuvo que haber reaccionado de esa manera pero, tampoco se merece todo lo que dicen. —refuta ella, yo asiento pasándome las manos por el delantal.
—Solo volvamos a trabajar.
Silenciamos la pantalla y la cambiamos por el menú, porque no quiero apoyar la hipocresía de las personas que nos visiten. Las tres volvemos al trabajo siguiendo todos los pedidos, algunos clientes empiezan a quejarse y nos piden que dejemos las noticias pero, somos duras con el tema sin miedo alguno a que nos quedemos sin ese cliente en el futuro.
—Este es un lugar donde se reúne gente a leer o a trabajar, así que preferimos no mantenerlo. —responde Winnie, en la mesa cinco.
Le regalo una sonrisa satisfecha y continuo sirviendo una de las donas con esfuerzo para que quede como una obra de arte como de costumbre. Winnie me pasa otro pedido y yo se lo doy a Less para que avance. Empaqueto el pedido anterior y se lo entrego a nuestro cliente. La gente empieza a llegar como de costumbre por el tipo de hora. Los trabajadores de los alrededores empiezan a salir por su horario de descanso y la cafetería se llena con rapidez, Winnie se mueve de un lado a otro tratando de no dejar caer nada, me trago grititos cada que lleva demasiado peso en la bandeja.