Alexia era una joven muy bella, aunque ella se veía como un monstruo. Vivía en Seattle con un hombre que la había secuestrado luego que sufriera un accidente donde su familia murió.
El hombre la maltrataba constantemente y la usaba como sirvienta, cuando no hacia las cosas bien el la flagelaba con un látigo.
En las espaldas de Alexia se veían las marcas que el hombre le había infligido, pero las peores estaban escondidas y no se veían, ellas estaban en su alma.
Un día Alexia logró escapar a de su encierro, mientras el hombre había salido. Camino por mucho tiempo y solo quería escapar de su dolor, físico y emocional. Sin darse cuenta por donde iba comenzó a cruzar la calle y casi es atropellada por un coche, que freno al verla, del mismo bajo un hermoso hombre que fue a auxiliarla. Cuando Alexia lo vio solo pudo decir:
-Un ángel vino a salvarme. Luego se desmayo en sus brazos.
El hombre la alzó en sus brazos y la llevó a su casa, porque la veía muy desvalida y necesitaba ayuda. Pero no la llevó a un hospital ya que su madre era doctora y la podía curar en su casa.
Cuando llegaron el la llevó a su dormitorio y la dejó descansar hasta que recuperará la conciencia, porque la había visto con el rostro muy extenuado.
El se quedó a observarla como su pecho subía y bajaba con cada respiración, miraba sus hermosos rasgos y se preguntaba porque esa bella chica estaba tan mal. No quería dejarla sola sentía que debía cuidarla. De repente Alexia se despierta emitiendo un grito de terror, el se acerca y la trata de calmar.
-Tranquila estas bien, estas en mi casa y nadie te puede hacer mal. Mientras le decía esto le acariciaba tiernamente el rostro a Alexia. Ella estaba muy alterada pero con sus caricias y sus palabras se fue tranquilizado.
-Te traje a mi casa porque te cruzaste en frente de mi coche y te desmayaste en mis brazos.
Ella lo observa sin decir nada, ya que se siente un poco cohibida por la situación. Solo atina a decir: -Muchas gracias -agregó de pronto – No me equivoque cuando dije que viven un ángel.
El se queda mirándola sin entender porque se lo dice, pero a continuación le pregunta:
-Sería muy importante para poder seguir charlando saber cuál es tu nombre, yo me llamó Christian.
-Mi nombre es Alexia Dornan, tengo 21 años y vivo acá en Seattle. A qué te dedicas Christian?
-Tienes un lindo nombre. Yo trabajo en un holding, quizás lo conozcas Grey Holding.
-Qué haces en esa empresa tan importante?
-Soy el dueño de esa empresa y si necesitas un trabajo te puedo ayudar.
Alexia se quedó sin palabras al comprender que su salvador no era ni más ni menos que el soltero más codiciado de Seattle Christian Grey. En medio de ese silencio incómodo Christian le ofrece a Alexia si quiere ducharse.
-Alexia si quieres puedes darte una ducha para poder relajarte y sentirte mejor.
-Si, muchas gracias, me vendría bien para sacarme el cansancio del cuerpo.
Alexia muy despacio se levanta de la cama y Christian la ayuda a ir al baño, le indica donde están las cosas que necesita y le da una bata para que se la ponga cuando termine.
Mientras Alexia se ducha Christian le pide a su ama de llaves, la señora Gail, que prepare algo de comida para el y su invitada, que lo ponga en bandejas que lo van a comer en la cama, para que ella este más cómoda.
Cuando Alexia sale de la ducha Christian la esta esperando por si necesita algo. Para su sorpresa ella tambalea un poco cuando sale del baño e intenta ayudarla, ella hace un gesto de dolor cuando el le toca la espalda y ve que la bata esta manchada de sangre.
-Alexia te has lastimado la espalda, tienes sangre.
-No te preocupes Christian, no es nada ya se me pasará.
Christian se quedó preocupado, pero no quiso preguntar más para no alterarla. Se decidió por llamar a su madre, como lo había pensado desde el comienzo, ahora tenía más razones para llamarla y que ella la ayude con Alexia.
-Hola Christian, me alegra recibir tu llamada. En qué te puedo ayudar?
-Hola madre. Hoy encontré una joven que se desmayo y la traje a casa. Quisiera que la vengas a revisar si puedes.
-Claro hijo, en un rato estoy por tu casa.
-Muchas gracias mamá
-De nada hijo. Hasta luego.
-Hasta luego mamá.
Christian prefirió explicarle a su madre los detalles más sórdidos cuando llegue y no decírselo por teléfono.
Cuando termina su llamada la señora Gail le alcanza la comida y el se la lleva a Alexia.
Cuando entra en su cuarto ella esta sentada en la cama esperándolo cuando ve la comida sus ojos cobran vida y brillan, el se da cuenta que ella debe tener mucha hambre y mientras le sirve le pregunta:
-Cuándo fue la última vez que comiste Alexia?
-Una comida tan increíble como esta, hace mucho que no como. Qué es?
-Pollo a la cazadora, es una de las especialidades de Gail.
-Se ve muy rico. Quién es Gail?
-Gail es mi ama de llaves. Me alegra que te guste la comida.
Sin más que decir ambos se ponen a comer. Alexia come como si hiciera milenios que no come. Christian la observa extasiado al ver como engulle la comida.
Justo cuando están terminando su comida Taylor le avisa que su madre ha llegado, Christian le dice que la haga pasar a su dormitorio.