Tú y yo en Marte.

Capítulo 1. Globos.

Se acercó al espejo que recubría el fondo de su amplio closet y tan solo ajustó los botones de su camisa, el día era soleado, perfecto para la festividad, por lo que dejó de lado la corbata y solamente colocó una chaqueta a juego con su impecable traje, resaltando de inmediato los azules ojos que detallaban cada movimiento.

Tan solo suspiró cuando se vio de frente, llevó la cabeza hacia atrás intentando borrar con una vuelta a su cuello esa tensión que le estaba aportando peso a los hombros, después de otro profundo suspiro simplemente negó bajando la mirada.

Se sentía tan contrariado, la emoción a veces lo inundaba y dibujaba una enorme sonrisa en su rostro, pero de alguna manera los nudos en su estómago lo hacían sentir como que estaba traicionando la confianza de mujer con la que se iba a casar y sobre todo con la que esperaba un bebé, justamente a quien celebrarán aquel encantador domingo.

Elevó una vez más la mirada y tan solo llevó los hombros hacia atrás para buscar la salida del amplio lugar, la habitación que ha compartido con su novia desde hace dos años, ahora prometida desde hace un par de meses, aún mantenía el agradable perfume de ella, sobre la cama yacían muchos vestidos que la fémina no pudo lucir, pero tal parece, porque no la encontró, que ya estaba disfrutando entre los invitados.

Con seguridad se dirigió hacia uno de los muebles y en el primer cajón, uno que estaba asegurado y solo él tenía la llave, encontró los dos obsequios para ella, las llaves de una lujosa camioneta y un precioso collar de diamantes, tomando ambos buscó la salida.

La alta figura masculina llamó la atención apenas llegó al patio trasero de la preciosa casa, los invitados ya han llegado, la decoración es preciosa, mezclando globos rosados con celestes y la temática alusiva al evento, la revelación del sexo del precioso fruto que su prometida carga en su vientre.

Gonzalo de Santi era un hombre apuesto y de presencia arrebatadora, las invitadas solteras y jóvenes, más algunas maduritas, no dudaron en detallarlo sin vergüenza alguna, pero es que el caballero era completamente eso, un caballero.

No solo su elegante figura y ese casi metro noventa robaba la atención, los penetrantes ojos azules, cabello castaño y lacio, más una sonrisa que derretía las bragas y algo más, pero a esa increíble belleza física, iba de la mano una personalidad afable, dulce, atenta y muy caballerosa, lo que sin duda lo convertía en el hombre perfecto para muchas de las reunidas.

Claro que todas sabían muy bien que el apuesto empresario estaba perdidamente enamorado de su prometida, la aspirante a actriz y reconocida Paula Renaldy, una preciosa castaña seis años menor que Gonzalo, que ahora se paseaba cómoda en la encantadora vivienda, luciendo un apretado vestido que resaltaba su muy pronunciado vientre de embarazo.

Más de un suspiro frustrado se pudo percibir en las invitadas cuando Gonzalo se acercó a su prometida y la saludó con un beso en la boca, pero rápidamente las sonrisas se dibujaron al verlo atento y encantador acariciando el vientre de la misma.

Todos sabían que desde que Paula le dio la noticia, la ligeramente exigente joven, se ha convertido en la reina de aquel lugar y por supuesto de su pareja, incluso muchos están seguros que una fabulosa mansión que está en construcción a tan solo unas calles de donde se encontraban era del magnate para su prometida y futuro primer hijo o hija, eso se definiría aquella tarde.

—Pensé que usaríamos blanco—le señaló Paula colgándose de su cuello, utilizaba unas altas plataformas y joyas de diamantes, de las mismas que él le ha obsequiado en estos meses.

—Sabes que mi closet tiene pocos colores—ella solo negó sonriendo, le acariciaba el suave cabello—¿cómo te has sentido?

—Maravillosa, solo que tu familia ha estado un poco distante—los dos voltearon hacia donde ella miraba—quizás puedas hacerle ver que la fiesta es para su futuro sobrino y nieto—reclamó más severa—siempre tienen alguna forma de arruinar los eventos donde yo debería estar feliz ¿no lo has notado?

—Estoy seguro que nadie quiere arruinar este evento querida—le rozó el delicado vientre—iré a saludarlos y veré que sucede, toma agua y por favor hoy come un poco más que ayer, ¿sí?

—Solo si tú me alimentas.

Gonzalo suspiró, pero no dudo en darle un delicado beso para luego dirigirse hacia donde su hermana melliza y sus padres se encontraban, el rabillo del ojo le captó la figura masculina que se acercó al evento y quizás con demasiada confianza a su prometida, ante todos el representante y mejor amigo de infancia de Paula, la abrazó incluso elevándola, para luego llenarle con demasiada confianza el vientre de besos.

El caballero no fue indiferente a la interacción, elevando su mirada ante los invitados curiosos que estaban pendientes de él y sus facciones, así que solo suspiró, les dio la bienvenida y avanzó hacia los suyos que se encontraban reunidos en un juego de elegantes sillones blancos.

—Buenos días—saludó.

—Buenos días cariño—su madre fue la primera en saludarlo con un beso en la mejilla.

—Están algo alejados del evento ¿no lo creen?

—Recién llegamos—Selma respondió, su melliza clavó sus perspicaces ojos en él.

Si bien era fácil diferenciar a los hermanos, esos azules ojos no tenían comparación, ni perdida. Gonzalo simplemente achicó la mirada, notando la manera que su hermana con una cabeceo le señaló hacia donde su prometida y su presentante se encontraban, de forma muy natural conversando y alimentándose de los pequeños aperitivos.




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