Tú y yo en Marte.

Capítulo 5. Catástrofe.

Estiró los pies hacia adelante mientras avanzaba en el estrecho pasillo para llegar hasta el patio trasero de su casa, de esa manera su preciada motocicleta quedaría segura, estacionándola bajo el bajarete que su padre había construido para su querido transporte.

La noche ha llegado y si bien el día estuvo bastante tranquilo, como lo ha sido los últimos tres meses desde que regresó a trabajar, ciertamente la presencia intimidante de Gonzalo de Santi puede que haya hecho un poco más pesado el mismo, pero al menos ha sobrevivido, solo le faltaba aguantar los siguientes diez o quince años de su vida, verlo encontrar una mujer con la que será feliz realmente, construir una familia y quizás en ese tiempo recupere el brillo que la lagartija de Paula, como ahora le llama, le borró con sus acciones.

Dejó el casco colgado del manubrio y ahí mismo se retiró la coleta, el cabello castaño salió en todas las direcciones, definir aquellas hebras era algo complicado, algunas veces caía en unas capas sueltas, fluidas y voluminosas que le enmarcaban con armonía el rostro, por desgracia eso solo sucedía cuando estaba por lavárselo o bien después de ir al salón de belleza, lo que pasaba muy poco, por lo que la mayor parte del tiempo era una hebra libre, a veces lisa, a veces rizada, pero siempre, siempre llena de estática y un poco esponjada.

Mientras avanzaba hacia el interior de la casa se iba sacando la camiseta del uniforme, le gustaba un poco más el estilo causal que tenían, aflojo la faja y hasta desabotono su pantalón, las golosinas de la tarde le llevaban la panza hinchada y unas ganas de ir al baño bastante aterradoras, por lo que aceleró los pasos hasta ingresar a su casa.

Nyx vivía con su padre, su mamá Olga quien realmente era su tía, y sus dos primas, aunque ella las miraba como hermanas ya que se ha criado con ellas desde que era una niña, apenas le llevaban unos años a la castaña que aceleró los pasos cuando vio a Olga en una pequeña banca intentando alcanzar unos trastes en la alacena más alta de la cocina.

—¿Pero, qué estás haciendo? —consultó tomando a la mujer de las caderas y bajándola del lugar—el doctor dijo que nada de deportes de riesgos hasta dentro de un año.

Olga solo se puso a reir y negó, dejándole el espacio a Nyx para que ella bajará el pírex donde pensaba ornar unas piernas de pollo que ha comprado en el supermercado. Cuando la castaña dejó los utensilios señalados al lado de las verduras y el pollo, solo vio a su madre con el ceño fruncido.

—¿Celebramos algo? —preguntó.

—Tu papá dice que viene con noticias—respondió Olga, ampliándole una sonrisa—no dijo si eran buenas, pero yo creo que sí, recuerda que hace unas semanas nos comentó que estaban hablando de que iban ascender a alguien en su trabajo, estoy segura que ha sido a él.

Nyx solo suspiró dejando su mochila en el pequeño comedor, frunció los labios y se dejó caer en una de las sillas.

—Mi padre no debería estar buscando ascensos, sino su jubilación—respondió con voz suave, jugando con las pulseras en sus muñecas.

Tan solo elevó su mirada cuando Olga se sentó a su lado, tomando sus manos.

—A tu padre le gusta trabajar—le respondió suave la mujer ante ella—sabes que lo hace sentir útil, además que sus ingresos nos ayudan con todo lo que se necesita en esta casa y lo que hemos acumulado, son deudas altas hija.

—Lo sé, lo sé, lo sé—Nyx suspiró viéndose reflejada en los ojos más verdes que jamás ha visto en la vida, le sonrió con debilidad a Olga, desviando despacio su mirada hasta el pecho donde la cicatriz de la cirugía resaltaba en la piel levemente expuesta—solo no quisiera que ni tu o papá se sigan preocupando por el dinero—se alzó de hombros—pero todo se va a solucionar, ahorita estamos pasando por una mala racha, pero pronto saldrá el sol.

—Si la diosa de la noche lo dice, estoy segura que así será—señaló Olga.

Nyx solo esbozó una débil sonrisa, poniendose de pie de un brinco.

—Por lo que veo la cena no está lista, iré a cambiarme para ayudarte.

—Claro hija, perfecto.

Olga con una tibia sonrisa recibió el beso en la coronilla y la vio partir cargando su mochila, la mujer soltó un suspiro en la cocina cuando la jovencita se perdió en su habitación compartida, claro que Olga conocía muy bien de sus limitantes y sobre todo no era ignorante de todo lo que tenían a cuestas en deudas y préstamos.

Hace un poco más de ocho meses unos dolores en el pecho desencadenaron una serie de visitas al médico, chequeos, exámenes, hasta que se determinó que Olga estaba sufriendo una aneurisma de aorta y requería de carácter inmediato una cirugía de corazón abierto, fue un momento tenso, complicado y de muchos sacrificios para la familia Kozlov, pero quizás la que más sacrificó fue la castaña que se cambiaba en esa habitación compartida.

Cuando Nyx se mudó con su padre a la casa de su tía Olga apenas tenía tres años, no recuerda nada de su infancia previo a esa casa y la verdad nunca ha preguntado que pasó o de donde realmente se mudó.

Su papá solía decir que vivieron en Francia, pero una vez dijo que Nyx había nacido en Londres y en otras respondía que había nacido en Alemania, después de sentirse más internacional que la ONU decidió no preguntar más.

Toda su infancia, hasta ese momento, había compartido con Olga a quien empezó a llamar mamá con mucha naturalidad, aun cuando en muchas ocasiones se le aclaró que solo era su tía, Dinorah quien tenía cinco cuando ella llegó a esa casa y un par de años después nació la pequeña Susy, aunque ya tan pequeña no es, pero el apodo nunca se fue.




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