Con solo mirar a Felix, se podía notar su expresión de frustración. Rompí su lámpara y llegué temprano a su casa... Tiene sentido que esté así.
—Felix, te compraré una lámpara mejor que esa —Comienzo a recoger los pedacitos de vidrio con lágrimas en mis ojos que a duras penas me dejaban ver.
—...No puedes —Se acerca para ayudarme —Mejor deja eso, te puedes cortar.
—¿Por qué no puedo?, ¿Es muy cara? Si es así, te lo daré todo ¡Lo prome...ash! —Retrocedo con cuidado.
—¿Te lastimaste?
—N..no, solo que... ¿Cómo hago para comprarte una lámpara como esa?
—No puedes porque me lo regaló mi tía —Se levanta para botar lo que ya había recogido —No te muevas, aún quedan restos.
—...Le preguntaré a tu tía dónde compró la lámpara, así será una igual que esa.
—Mi tía... Murió Sunhee. No puedes.. —Se queda en silencio.
Al escuchar eso, se me escaparon algunas lágrimas. Su tía había muerto y yo le rompí algo que ella le había dejado.
No sé qué hacer...
—L..lo siento mucho Felix, no fue mi intención. Haré todo para recompensártelo.
No se oyó nada de su parte, solo se acercó a mí, me cargó y me sentó en el sofá.
—Puedes hacerlo si te quedas ahí sentada —Se fija en mis pies —...Tonta.
Me quedé callada mientras Felix limpiaba, no quería empeorar las cosas más de lo que ya lo había hecho. Luego se sentó en el suelo y me curó las heridas de mis pies, así que solo me puse a llorar.
—¿Por qué lloras de nuevo?, ¿Te lastimé? —Pregunta preocupado.
—Felix... Lo siento mucho, no debí venir a tu casa tan temprano para empezar y tampoco debí tocar tu lámpara...
—Deja de ser tan tonta, no te preocupes por la lámpara sino por tus pies... Mi tía y yo compramos esa lámpara antes de que muriera, y me la dejó junto con esta casa...
Me sorprendí al ver una lágrima salir de los ojos de Felix.
—Sí era importante para mí pero, al final sigue siendo un objeto. Ya no llores, fue sin querer.
—Asiento.
—Ya está. Ahora comamos —Se levanta del piso —Ya deja de llorar, fue un accidente... —Me pasa su pulgar por mis mejillas.
Al final, Felix tuvo que calentar la comida porque se había enfriado. Después de comer, me fui a mi casa un poco apenada y sin poder dejar de sentirme culpable.
—Mau, tienes una dueña muy tonta...
Al día siguiente...
—¿Qué haces aquí? —Me observa por unos segundos —¡¿Pasó algo?!, tienes tus ojitos hinchados.
—Jeongin... Ayer no tuve que ir a donde Felix —Me recuesto del marco de la puerta.
—¿Qué te hizo? —Me abraza preocupado.
—Fui yo quien le hizo el día de ayer un desastre... —Le cuento lo que pasó.
—Suspira —¿Qué haré contigo?
Mientras Jeongin me calmaba, le expliqué que quería comprarle una lámpara a Felix, sé que él había dicho que no me preocupara pero eso no me hace sentir mejor.
—Bien, te voy a ayudar.
—Gracias Jeongin, te amo mucho — Lo abrazo.
—Sí, yo también. Ahora déjame cambiarme y salimos —Sonríe — No puedo salir así.
—Está bien, te espero —Me río ante su comentario.