Una semana después...
— Tía, ya me voy — Dije mientras agarraba mi bolso para salir.
Ella se levanta rápidamente del sofá y se coloca frente a la puerta para evitar que saliera.
— Suspiro — Tía...
— No, espera un momento... — Me observa — Traté de ignorarlo, pero ya no aguanto más.
¿Ignorar?
— ¿De qué hablas? — Pregunté confundido.
— Sabes a lo que me refiero. Llevas tres días yendo al colegio más temprano de lo normal — Me miró por unos segundos y su gesto cambió a uno curioso — Dime, ¿Es por esa chica?
— Me sorprendí al escuchar sus palabras — Tía, ni siquiera le hablo. No la conozco...
— ¿Entonces por qué te sorprendes de esa manera? Anda, dime la verdad.
— ...No puede ser, mira la hora — Le paso por al lado y abro la puerta — Se me hace tardísimo... Nos vemos, te quiero mucho.
— ¡Oye! No evites el tema. Aún está temprano — Se ríe al ver que solo me despedía con mi mano — También te quiero...
Cuando llegué a la parada, ella ya estaba ahí. Me quedé a una distancia considerable mientras esperábamos el autobús.
La verdad es que llevaba tres días saliendo de casa más temprano desde que comenzaron las clases solo para encontrarme con ella. Todo por culpa de mi tía, sin tan solo no me hubiera hablado de ella, o no me hubiera fijado en que estudiaba a dos salones del mío, a lo mejor no hiciera esto.
Me siento patético...
Empecé a buscarla de forma inconsciente en su salón, luego a buscarla a la hora del almuerzo, y también en la hora de descanso.
Después de unos minutos llegó el autobús. Ella se montó, luego yo hice lo mismo y me senté en el fondo como ya lo venía haciendo por tres días seguidos.
No entiendo...
— Oh, siéntese aquí — Se levanta de la silla y le da su puesto a una ancianita.
...Por qué...
— No se preocupe, yo me bajo más adelante — Le responde a la anciana que no estaba segura de sentarse en el puesto.
— Pufff... — Me tapo la boca para no reírme de lo que estaba viendo. No daba risa, pero por alguna razón me reía.
Me causa tanta curiosidad...
En hora del almuerzo...
— Entonces, ella me dijo que no sabía... Felix, te estoy hablando — Trata de llamar mi atención.
— ¿Ah? — Aparto la mirada de ella — Disculpa, ¿Qué decías?
— Nada... — Hace un puchero y se da cuenta de a quien miraba — ¿Te gusta?
— N... No, ¿Por qué lo preguntas?, ¿De qué estamos hablando? — Dije confundido.
— De esa chica. No sé si te has dado cuenta pero, te he observado estos días y no dejas de mirarla.
¿Tan obvio soy?
— No lo había notado...
— Sí, amigo. Pero si te gusta, déjame decirte algo... A las chicas no les gustan los chicos con pecas — Susurra lo último — Mi primo tuvo que quitárselas por eso mismo, pero no digo que te las quites tú también... Solo que si planeas hablarle o a cualquier otra chica, tal vez no te presten atención. Después de todo, así son las chicas.
— Tranquilo, no estoy interesado en nadie — Le doy el último bocado a mi comida mientras pensaba en lo que él había dicho.
— Voy al baño, ¿Me acompañas?
— Sí, de todas maneras ya terminé de comer — Me levanté de la mesa, y cuando estuvimos en el baño me miré en el espejo.
¿A las chicas... No le gustan las pecas?