Al final, pasó lo que más le temía. Mi tía terminó muriendo dos horas después de aquella visita. No sé cómo explicarlo pero, sentí como si todo lo que estaba pasando era un mal y horrible sueño del cual quería despertar.
Despedí a mi tía yo solo, no fue nadie de la familia y no me sorprende, tampoco esperaba que fueran. Algunos amigos fueron a acompañarme y a consolarme al igual que sus padres.
Yo estaba ahí, pero mi mente no. Yo solo quería ver a mi tía y pensar que todo lo que estaba pasando no era real.
Los padres de un amigo se preocuparon tanto por mí que me insistieron para que fuera a vivir con ellos por un tiempo. No quería, pero al final cedí. Me fui con ellos y pasé las vacaciones en su casa, dije que me quedaría solo por ese tiempo.
Ayudé con las tareas de la casa, cocinaba, y paseaba a su perrito. Todo para no llegar a ser una carga para ellos y porque no sabía cómo agradecerles por su amabilidad.
Casi todas las noches lloraba porque era cuando los recuerdos venían con claridad. Lloraba en silencio para no despertar a mi amigo que dormía, pero muchas veces era en vano, él se levantaba y me abrazaba sin decir nada.
Luego de que me fui asimilando las cosas, comencé a estudiar para el examen de admisión. Apliqué para la universidad que estaba más cerca de donde vivía y porque mi tía quería que estudiara ahí.
Cuando me aceptaron, los padres de mi amigo y él se pusieron tan felices por mí que me hicieron una gran cena, y su mamá me compró todo lo que necesitaría para mis estudios.
Ya cuando se acabaron las vacaciones, quería regresar y los padres de mi amigo me llevaron, me acompañaron y se despidieron.
—Recuerda Felix, ahora tienes una familia aquí —Dijo la mamá de mi amigo —Te vendremos a visitar, también te llamaremos.
—Está bien —Correspondí al abrazo y luego nos alejamos.
—Oye, no te olvides de que ahora somos hermanos —Me da unas palmaditas en mi espalda.
—No lo haré...
—Bueno, Felix. Estudia duro y si necesitas ayuda con algo, no dudes en decírmelo —El papá de mi amigo me dio un abrazo rápido y luego se despidió de mí al igual que su esposa y mi amigo.
Siempre estaré agradecido con ustedes...
Cuando abrí la puerta de la casa y pasé, caí de rodillas y lloré por horas, nada era igual y mi tía ya no estaba para recibirme.
Unos días después, limpié la casa y guardé algunas cosas de mi tía. Quise poner la casa más bonita, porque al final era nuestra casa, la cual compró con tanto esfuerzo y cariño. Tenía que cuidarla.
—Eso es lo que ha pasado hasta ahora —Dije mientras cambiaba las flores por unas nuevas —Y en una semana empiezan las clases en la universidad. Estoy algo nervioso...
Tenía que empezar una nueva etapa de mi vida sin ti. Prometo que me esforzaré por hacer las cosas bien, tía.
—No sé si te lo dije pero, voy a estudiar medicina... Tú eres mi inspiración, tía —Sonreí mientras algunas lágrimas salían sin esfuerzo alguno.
Te extraño mucho, tía.