Tú y Yo | Lee Felix

CAPÍTULO 17

Cuando empezaron las clases, fue difícil. Tenía que levantarme temprano, hacer el desayuno, fregar, alistarme, hacer tareas, estudiar, comprar comida, entre otras cosas. Me estaba costando acostumbrarme a hacer todas estas cosas yo solo sin la ayuda de mi tía.

Muchas veces llegaba tarde o con mucho sueño, tampoco había hecho amigos y no conocía a nadie, así que me costaba adaptarme.

—¿Estás seguro, Felix? Es el primer semestre, es normal que sientas que todo es diferente ahora.

—Estoy seguro. No se lo tome a mal, me gustan sus clases y su forma de explicar... Pero me gustaría cambiar de clases —Respondí mientras miraba el piso.

—Bueno, podría ayudarte —Suspira —Eres un buen chico y también muy aplicado. Me duele que alguien con las mejores calificaciones se vaya de mi clase jaja.

—Gracias... profesor.

—Sí, sí. Pero aún no me agradezcas —Se levanta de su silla —Primero tendría que hablar con algunos profesores sobre tu cambio.

—Está bien —Asentí y luego me despedí.

Al final no me pude cambiar para ese entonces, el profesor me dijo que tenía que esperar para el próximo semestre para poder solicitar mi cambio. Así que solo seguí dando lo mejor de mí con todos mis estudios.

Y en el último día de clases, mi profesor me había llamado para comunicarme que mi cambio de clases ya estaba hecho, y que se pudo gracias a mis calificaciones y por lo bien que el profesor habló de mí.

—Muchas gracias —Hice una reverencia.

—De nada. Ya sé que te costaba hablar con tus compañeros, así que hice todo lo que estaba a mi alcance —Coloca su mano encima de mi hombro dejando palmaditas en el —No te olvides de que yo también soy tu profesor, y que si alguna vez necesitas ayuda, aquí estaré.

—Asentí y volví a agradecerle.

Así fue mi primera experiencia con la universidad, aunque no pude hacer amigos, conocí a un gran profesor. Luego llegaron las vacaciones y me fui a pasar ese tiempo con mi amigo.

Un día antes de regresar a la universidad...

—¿Un gato? —Me acerqué para ver qué estaba haciendo —¡No, mi comida! —Vi el desastre que estaba en el piso mientras el gato seguía comiendo como si yo no estuviera ahí.

Lo dejé terminar de comer, ya que había tirado el plato de comida que dejé tapado en el mesón. Luego cuando terminó, lo metí en mi bolso pero dejando que respirara. Planeaba llevarlo a un refugio porque pensé que estaba perdido, y ya estando allí, ellos se encargarían de buscarle un hogar si no encontraban a su dueño.

—Nunca te había visto por aquí —Salí de la casa y comencé a caminar hacia la parada —Eres muy lindo... Si no encontramos a tu dueño, me quedo contigo —Dije mientras le hacía cariño en su cabecita.

Aunque no lo decía en serio, porque ya tenía mucha responsabilidad.

Después de llegar a la parada, el gato se puso muy inquieto e intentaba salir del bolso. Traté de calmarlo pero solo me rasguñaba. Así que viendo como se estaba comportando decidí regresar y llevarlo a casa conmigo para evitar un caos en el autobús.

Espero que mañana esté más calmado...




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