Tú y yo tenemos un pasado pendiente

Capítulo: 10

—¡Que no he hecho el informe! ¡Eso he dicho! —hablé un poco más alto como si él tuviera problemas auditivos y vi los ojos de ese hombre arder de la rabia y eso me daba una satisfacción indescriptible.

—¿Por qué? —se atrevió a preguntar esperando una justificación lógica de mi parte.

—Está escrito en mi contrato—me senté calmada sin darle importancia mientras abrí mi computadora esperando que se fuera, pero en vez de eso caminó hacia mí—mi contrato dice que no puedo publicar ningún artículo sin antes haberlo verificado señor Cooper y la verdad—sonreí—no sé quién es usted, ni si lo que esa chica dice es cierto—me encogí de hombros y él golpeó la mesa bruscamente.

—Me importa un carajo tu contrato . El jefe ahora soy yo, quien da las órdenes soy yo y a ustedes solo les toca obedecer sin cuestionar—me gritó—Tienes treinta minutos para redactar ese artículo o estarás despedida.

—No es necesario—respondí extendiéndole un papel—mi renuncia. No trabajo para personas con tan poca ética profesional. —amaba verlo enojado y la verdad, su actitud solo me dejaba claro una cosa, aunque habían pasado ocho años Estefan Cooper seguía siendo el mismo riquillo arrogante de siempre que creía que podía tener a todo el mundo a sus pies. Tenía sed de venganza pero podría vengarme incluso estando lejos de él. Trabajé mucho tiempo para ganarme el lugar que tenía en esta oficina y es por eso que no había renunciado el primer día que llegó, pero ahora, a ahora ni siquiera estaba pensando con claridad.

—Juliet —exclamó, mi nombre se escuchaba sexi en sus labios y más estando enojado, seguía teniendo esa voz seductora y prepotente de siempre—. ¿Crees que puedes jugar conmigo? Parece que no me conoces —rompió mi carta de renuncia y la dejó caer al piso—Conmigo nadie juega y termina bien—me miró lleno de odio y tomó su teléfono, yo miré la hora en mi reloj y ya eran las cinco de la tarde, la hora de salida de la empresa.

—Que nadie se vaya de la revista aún —exclamó, al parecer, hablaba con su secretaria. —Infórmale a todos los trabajadores de la empresa que su trabajo depende del artículo que haga Juliet, la redactora principal, si no lo hace o escribe algo que no cumpla con mis expectativas absolutamente todos serán despedidos y remplazados, desde el equipo de diseño y producción hasta el guardia de seguridad de la entrada—lo miré fijamente, incluso no esperando nada de él me seguía decepcionando.

—¿Quieres jugar? Vamos a jugar Juliet. Pero recuerda algo ciento de familias quedarán sin sustento por tu culpa. La gente aquí tiene hijos, mascotas, familia—me miró directo a los ojos y ya esto nuevamente se había vuelto personal

—Eso es injusto—exclamé.

—La vida es injusta, un día te darás cuenta—maldito infeliz gracias a él ya me había dado cuenta de eso hace mucho tiempo.

—No puedes hacer eso—pronuncié—eso es poco profesional—me crucé de brazos.

—No lo es. Si la redactora principal de la revista que eres tú, no es capaz de seguir órdenes y redactar lo que le pido que podremos esperar de los demás empleados. Mejor es despedirlos y contratar gente nueva, con potencial. Ya estoy viendo que el trabajo aquí está sobrevalorado. No quiero gente incompetente en mi revista. Además bonita no tengo que darle explicaciones a ti ni a nadie de mis actos. Compré esta revista, es privada y puedo hacer en ella los cambios que se me den la gana. —detalló con lentitud las últimas palabras y miró su reloj. —Tienes media hora para hacer lo que te pedí. Recuerda que todos los trabajadores están esperando por ti. Haí tienes tu minuto de fama—exclamó indiferente saliendo de allí y yo suspiré mirando sin tocar su hoja de vida. Maldito Estefan, lo odiaba cada vez más. Me había dejado entre la espada y la pared y lo peor es que lo conocía tan bien que sabía que era capaz de cumplir con sus acusaciones sin sentir el menor grado de remordimiento.

Alguien empujó la puerta de mi oficina y era Grace mi supervisora.

—Te lo dije Juliet y no me hiciste caso.—exclamó con seriedad. Ahora la culpable de todo sería yo y la verdad me daba pena que mis compañeros fueran despedidos injustamente por mi culpa.

—Odio a ese hombre—exclamé.

—¿Ya hiciste el artículo? —preguntó y la miré fijamente de brazos cruzados.

—Hay no me jodas—exclamó—Juliet todos aquí necesitamos el trabajo. A ti te da igual pero a los demás no y dependemos de ti. No seas egoista. Tengo tres hijos y soy madre soltera. Si me despiden con qué le daré de comer a mis hijos. Y así como yo estamos todos. Te dejaré sola para que razones y escribas por favor—salió de allí enojada.

*****************

—Cariño ¿recuerdas a Blass? —preguntó Damián a su mujer mientras se quitaba la corbata y la chica estaba tendida en la cama viendo en la televisión. Eduarda tragó en seco y apagó la televisión.

—¿Blass? —preguntó como si no supiera de quien se trataba.

—Nuestro amigo, no recuerdas que éramos cuatro y siempre andábamos juntos antes de lo de tu hermano—ella asintió.

—Acaba de matar a su padre—ella tragó en seca.

—¿Matar? —preguntó desconcertada sin poder creerlo pues lo había visto horas antes.

—Estaba grave y solo dependía de los equipos y dicen que decidió desconectarlo—

—Eso no es matar, pensé que le había disparado o algo así.

—De una u otra forma si lo es. Milagro no lo mató con un disparo, esa gente es muy peligrosa y pensar que antes eran nuestros amigos—se acercó a su esposa y besó su rostro. —Ojalá y ahora no haya problemas entre él y su hermano por las empresas de su padre. Son empresas multimillonarias, las tapaderas perfectas para lavar su dinero ilegal—ella se quedó pensativa y seria—Hay disculpa mi amor, no debería hablarte de esas cosas que estás embarazada—acarició su barriga y la besó—seré más cuidadoso.

—Amor necesito algo de comer, tengo mucha hambre—pronunció la chica.

—Voy a la cocina por algo princesa—dijo sonriendo y salió de allí. Eduarda tomó su teléfono y escribió un mensaje a un número que ni siquiera tenía registrado.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.