Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 1

Elisse

Entonces, ¿qué tanto cambió mi vida desde que regresé a California? ¿Aún seguía creyendo que dejar París atrás había sido una buena opción? ¿Ya me había arrepentido de renunciar a la oportunidad que tuve a un lado de Pierre-Cortot? ¿Qué sucedió con Nick? ¿Y Rosalie y Noah? Sí, en realidad tenía una respuesta para todas esas interrogantes.

Mi vida si cambió, yo cambié. Tengo que admitir que aquellos meses que viví en Francia dejaron en mí un antes y un después. Me fui llena de ilusiones, abandoné esta ciudad llena de sueños y metas por cumplir, viví un montón de cosas que me cambió la forma de ver la vida, porque regresé a Los Ángeles sabiendo exactamente lo que quiero. Definitivamente el matrimonio aún no figuraba en mis planes y tal vez agradecía la infidelidad de Noah porque así logré zafarme de aquel compromiso al que no pude negarme porque estaba cegada con la maravillosa noche de navidad parisina, lo quería sí, pero no casarme ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.

Y sí, debo aceptar que de vez en cuando extraño París y no puedo dejar de añorar aquellos días en los que mi vida se iba en segundos en la cocina del restaurante de Pierre-Cortot, pero tampoco despreciaba la cocina del bistró en el que trabajo ahora, aunque fuera más pequeña y aunque el dueño no fuera un chef reconocido.

¿Qué si me arrepentía de dejar a Pierre-Cortot? Quizás, a veces me acuerdo bastante de todo lo que viví en Le Champeaux y me dan ganas de comprar un pasaje de avión para regresar y pedirle una segunda oportunidad. Pero solo me quedaba mirando la página de la aerolínea y la cerraba después de unos minutos, tomé una decisión y debo acatarme a las consecuencias, abandoné mi vida en París y ahora no me queda más que aceptar todo lo que he estado recibiendo en casa. 

¿Qué sucedió con Nick? La respuesta es bastante obvia. Iniciamos una bonita y épica relación, y fue cuestión de tiempo para que él comenzara a vivir conmigo. Comenzó quedándose los fines de semana con la excusa de dejar a Becca y a Mike en su apartamento para que tuvieran momentos mucho más íntimos, después simplemente poco a poco fue trayendo sus cosas, mudanza hormiga la llamé yo. Y cuando menos lo esperé, todas mis mañanas amanecía a su lado y no podía ser más increíble.

 

—¿Qué haces? —Cuestiona Nicholas mientras va hacia la cocina.

—Ordeno un par de fotografías. ¿Recuerdas esto?

 

Le enseñé una fotografía del baile al que no asistimos, cambiamos la fiesta de la preparatoria por una fiesta que Jeremy estaba dando en una habitación de hotel, fiesta a la cual básicamente fui obligada a ir, dejando plantado a Blaine, mi cita de esa noche.

 

—Fue mucho mejor que el baile. —Comenta Nick, tomando la foto.

—De haber sabido que esa noche terminaría en la fiesta de Jeremy, no hubiera gastado tanto dinero en aquel vestido.

—Era mejor que fuera una sorpresa, a pesar de que no te gustaba mucho la idea de intercambiar tu increíble cita con Blaine por una divertida noche con nosotros.

—Blaine... ¿Qué habrá sido de él?

—No lo sé y no me interesa saberlo.

—¿Por qué? ¿Celos, Hyland?

—¡Por favor! Han pasado muchos años de eso, es como si yo te preguntara si estás celosa no sé de Amanda o Jess.

 

Él se sentó a mi lado para ver las fotografías que nos transportaron inmediatamente a otra época de nuestra vida. Cuando éramos más jóvenes y tontos, cuando cometimos un par de locuras que ahora sólo podíamos recordar como buenas anécdotas. Sin embargo, el momento de los recuerdos se vio interrumpido cuando mi celular comenzó a sonar, lo tomé y reconocí la lada del número, era una llamada de Francia.

 

—¿No vas a contestar?

 

Nick mostró cierto interés en saber porque no quería tomar aquella llamada, buscando mi mirada después de haber visto la pantalla de mi celular.

 

—Me están llamando de París.

—¿Y si es Noah?

—No tengo registrado el número.

—Deberías contestar. Tal vez sea importante.

 

Me alejé de Nicholas y caminé hacia la habitación para contestar, temerosa por saber quién estaba del otro lado de la línea. Cerré la puerta blanca detrás de mí después de haber contestado, ¿acaso sí será Noah quien me está llamado?

 

—¿Hola?

—¿Elisse Wilkinson, de California?

—Sí, ella habla. ¿Qué pasó?

—Soy yo, Florentine. Espero que aún no te hayas olvidado de mí.

—¡Florentine! No, por supuesto que no te he olvidado. Sólo, creí que era alguien más.

—¿Noah? —No respondí, ella entendió de inmediato que no quería hablar acerca de él precisamente—. En fin, mi llamada tiene razón de ser. Necesitamos que regreses a París, ¡ya!

—¿Por qué?




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