—¡Despierta!
Ataco a Elisse con una pistola de agua, ella se despertó de inmediato intentando cubrirse con la almohada para que dejara de mojarla. Seguramente no esperaba que Mike y Becca estuvieran conectados en una llamada de FaceTime conmigo con la intención de desearle feliz cumpleaños.
—¡¿Qué ocurre contigo?!
—Hoy es tu cumpleaños número veintitrés, comienzas a hacerte vieja.
Ella se levantó de la cama, tallándose los ojos con ambas manos, regresando solamente para tomar una de las almohadas y así golpearme. Señalé entonces la mesa, Elisse esbozó una sonrisa al mirar el pequeño pastel que ahí estaba.
—¿No piensas saludar?
Me acerqué con el celular para que pudiera ver a Mike y a Becca, quienes ya la esperaban detrás de la pantalla para desearle un feliz cumpleaños.
—Hey Elisse, comienzan a notarse las arrugas. —Dice Mike a través de la pantalla.
—Gracias Mike, yo también te quiero.
Cantamos «feliz cumpleaños» para ella y después se encargó de soplar la vela, pidiendo antes un deseo. Mike y Becca le dedicaron unas dulces palabras, pidiendo también que les enviáramos las fotos que hemos tomado hasta ahora durante nuestro viaje. Una vez que finalizamos con la llamada, la abracé fuertemente y tomé con mi dedo un poco de crema pastelera para embarrársela en la nariz.
[...]
El cumpleaños de Elisse se basó prácticamente en salir como turistas para conocer mucho más la isla. Hicimos un poco de snorkel en el arrecife de coral y almorzamos en un islote una rica comida al estilo polinesio; por la tarde, me encargué de cumplirle a Elisse uno de sus deseos de cumpleaños y decidimos alquilar un jet-sky para cabalgar las aguas de una de las lagunas más hermosas que mis ojos han visto.
Y por la noche, terminamos en el famoso restaurante-bar llamado Bloody Mary's, en dónde continuamos celebrando su cumpleaños, creo que sería un buen cierre hacerlo con una buena cena. Me sentía tan feliz por verla a ella tan contenta, no había dejado de sonreír, seguro que Elisse ha disfrutado de este cumpleaños tan diferente de los que ha tenido anteriormente.
—Tu flor está muy bonita.
Una pequeña niña morocha se acerca a Elisse, ella se agacha hasta llegar a su altura y se quita la flor que adornaba su cabellera para ponérsela en el cabello a ella, la niña le sonríe y después corre hacia su madre para enseñarle el pequeño obsequio que le había hecho una extraña en el restaurante. Decido abrazarla por la cintura y susurrarle:
—Vas a ser excelente madre.
—Para eso falta mucho tiempo aún. —Asegura—. No quiero pensar en hijos ni en matrimonio ahora.
Deja de ponerle atención al mural que guardaba los nombres de las celebridades que han visitado este lugar y se vuelve para buscar mi mirada con sus ojos avellanados. Acaricia mi rostro y me encargo de besarle la muñeca, todo esto se sentía tan irreal.
—No quisiera que esto terminara nunca. —Me hace saber, con una voz dulce—. Quiero estar siempre contigo, Nicholas.
—Y yo contigo Elisse, te amo tanto.
—Te amo también.
Elisse buscó mis labios y me besó de la manera más dulce, como solo ella sabe hacerlo, perdiendo sus dedos entre mis cabellos. ¡Mi preciosa Elisse a la que amo tanto!
—¡Ha sido el mejor cumpleaños!
Regresamos a nuestra habitación y entonces ella comenzó a mirar todas las fotografías que tomamos hoy. Decía que no podía esperar para enseñárselas a su mamá y a Rebecca, todo se veía tan lindo en la pantalla de su celular pero nada se comparaba con haberlo vivido a su lado.
—¿Te sientes cansada o quieres tener sexo de cumpleaños?
—No suena mal. —Me dice dejando a un lado su teléfono—. Vamos, quítate todo eso.
Fui obediente con su petición, ella hizo lo mismo y se acercó a mí para besarme en el cuello, sabía que eso era mi perdición. Así como ella, que se había convertido en mi más grande adicción, era adicto a sus caricias, a sus besos, a sus ojos que siempre me miraban llenos de dulzura, era adicto a pasar mi tiempo con ella, escuchando su voz, sintiendo su piel junto a la mía, a su olor, a sentirla la tan cerca.