Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 5

Nick

 

—Mañana iré a Autumn Delights. Cortot insiste que no necesitaré entrevista pero, iré preparada por si acaso.

—Te irá bien, en serio, eres una de las mejores chefs de California.

—Si tú lo dices, antes de todo eso, necesito presentar mi renuncia en el bistró. Con toda la emoción del viaje y Cortot se me había olvidado.

—Comprenderán completamente que tienes una mejor oportunidad.

 

Elisse terminó de sacar su ropa de la maleta y la dejó junto a la ropa sucia, diciéndome que el domingo pensaba ir a la lavandería. Cerró el cierre de su maleta y la dejó dentro de su armario, después regresó a la cama y se sentó en la orilla.

 

—¿Seguro seguro que Carl no se va a enojar contigo? —Pregunta Elisse—. Te negaste a cantar, te fuiste sin decir nada, ni siquiera conocimos a su hija.

—Había demasiada gente, no creo que se haya dado cuenta de que me fui.

—Es extraño que te haya pedido cantar, digo, tenía a un par de sus talentos ahí.

—Quizás lo hizo porque de vez en cuando tomo las guitarras que dejan en el estudio y toco y canto un poco, no lo sé. —Comento y doy un sorbo ligero a mi café—. Además, supongo que sabe lo agotador que es un viaje, comprenderá porque me fui. Si me corre, buscaré trabajo en otra disquera.

—Pero la disquera de Carl es la más importante en este momento. Está produciendo a todas las estrellas plásticas del pop que parece agradarles a todos.

—¿Y si dejamos de hablar de esto y nos dormimos? Muero de sueño, ven aquí y abrázame.

 

Elisse se cambió la pijama y después se recostó a mi lado. Tardé diez minutos en conciliar el sueño, dejando a un lado lo que Carl pudiera decirme cuando lo viera en la disquera, de él dependía si buscaba un nuevo empleo.

 

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Regresé a mi rutina laboral de siempre como si nada hubiera pasado y hasta este momento Carl no había mencionado nada sobre mi misteriosa salida de la fiesta. Inicié la mañana escuchando ciertos rumores que corrían, decían que Carl tenía los ojos puestos en un nuevo talento que llevaba por nombre Ian, otro plastiquito pop que llenaría de dinero a la disquera.

 

—Hyland, necesito que le lleves esto a Rick. —Me entregan un folder azul marino con un par de documentos—. Rápido.

 

Caminaba por el pasillo de la disquera, tenía que llevar algo al área de marketing cuando una chica con el cabello ondulado, castaño oscuro, de mediana estatura y un poco mal humorada, me jala del brazo bruscamente, encajándome las uñas.

 

—Existe algo que se llaman modales, son gratis. —Llevé mi mano libre a mi brazo para ver las marcas que sus uñas habían dejado.

—No deberías hablarle así a la hija de tu jefe, yo soy Nina Hansset.

—Aun así fueras la hija del presidente, ¿no te han dicho que es de mala educación jalar así a las personas?

—¿Y a ti no te han dicho que es de mala educación no hacer lo que tu jefe te pide? Era mi fiesta de bienvenida y no quisiste cantar para mí.

—Pero, ¿tú cómo sabes que yo canto? —Cuestiono sorprendido, es la primera vez que nos vemos a la cara, ¿cómo sabe ella de mí?

—Porque te he visto. Te vi cuando le cantaste a la rubia en Skeleton y me gustó demasiado tu canción, no sabía que te volvería a encontrar hasta que me enteré que había un Hyland trabajando por aquí y después supe que se trataba de ti, pero ya veo... Ni siquiera fuiste capaz de obedecer a una orden que te dio tu jefe, que casualmente es mi padre.

 

La mirada de Nina logra intimidarme, estoy frente a una niña caprichosa que está acostumbrada a que Carl le cumpla todo lo que le pida y no sé qué repercusión va a tener en mi trabajo en la disquera el que haya decidido decirle que no. Finalmente ella decide irse, me quedé ahí parado sin saber que más hacer o decir, ¿debería pedirle disculpas?

 

—¿En qué piensas? —Pregunta Rick, después de recibir los documentos que le hice llegar.

—En la hija de Carl, en su fiesta de bienvenida.

—Ah sí... Carl lo quiso así de grande porque regresó de Suiza después de haber terminado con su tratamiento.

—¿Tratamiento? —Cuestiono curioso, ¿de qué hablaba?




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