Nick
Las fiestas navideñas llegaron a su fin y el trabajo comenzó a ser parte de mis días una vez más, teníamos un álbum debut que preparar y me di cuenta de que Ian pensaba exactamente lo mismo que yo: Carl estaba haciendo mierda mis letras con el acompañamiento musical que su equipo de producción había propuesto.
—El equipo de producción de Carl es un asco.
—Sabías que esto podía pasar. —Me dice Mike, poniendo su mano sobre mi hombro—. Sabías que podían destruir tus letras, quieren que Ian sea una estrella pop.
—Él no quiere ser una estrella pop, tuve la oportunidad de platicar con él y le gustaría que yo me encargara de hacer la música, no los inútiles que trabajan para Carl.
—La pregunta es, ¿crees que Carl te deje hacerlo?
Necesitaba tener a Ian como aliado si queríamos hacer que Carl cambiara de opinión. Así que me reuní con él antes de que grabara otra canción, llevé conmigo una guitarra, tenía planeado mostrarle cómo me gustaría que se escuchara mi canción.
—Sé que tú también estás en desacuerdo con el equipo de Carl.
—Sin ofender, tu canción es una mierda con la música que eligieron para ella. —Menciona Ian.
—No te preocupes, yo pienso lo mismo. Ian, es así como me gustaría que se escuchara esa canción.
Tomé mi guitarra y comencé a tocar para él lo que compuse la noche previa a este encuentro, canté mientras tocaba intentando mantener cierta sincronía. Ian se unió en cuanto se acostumbró a la melodía, nuestras voces se hicieron una sola y demostramos que la canción podía ser el inicio de un cambio para la disquera, Carl podría tener muy buenas ventas y cumplir todo lo que se propuso el día que firmó un contrato con Ian si tan solo dejara que las canciones siguieran su curso de acuerdo a la visión que tengo de ellas.
Y ese cambio lo vi reflejado aquel día en el estudio de grabación. Cuando Ian estaba trabajando con mi música, cuando por fin usaron instrumentos para grabar y no una computadora.
—¡Sííí! ¡Perfecto! ¡Me encantó! —Comenta Carl con emoción una vez que Ian salió de la cabina de grabación.
—Me gusta, realmente es muy buena. —Menciona Ian alborotando sus negros cabellos con la mano derecha—. Carl, quisiera que Nicholas siga a cargo de todo esto, tiene muy buenas ideas.
—Opino lo mismo —Dice Mike mostrando su apoyo—. Suena mucho mejor así que antes.
—¿Y si no vende? —Rick interviene.
—Lo hará. —Asegura Carl—. Con promoción y buenos patrocinadores, lo hará.
Salimos del estudio. Mike toma un camino diferente en cuanto Chad lo llama, yo sigo el mío con Carl platicando acerca de la promoción que la disquera podría proporcionarle a Ian, a qué patrocinadores llamar, quizás podría filmar un buen video musical que lo haga ser conocido entre la comunidad en internet y conseguir un buen single que subiera rápido en los charts, haríamos cualquier cosa para lograrlo.
—Hola papá, ¿crees que Owen pueda llevarme a casa?
Nina interviene en nuestra conversación, lleva en los brazos una caja de tamaño considerable. Carl le ayuda a cargarla y ahora tomamos un rumbo diferente, exactamente hacia el estacionamiento.
—¿Qué llevas ahí? —Pregunta Carl.
—Las invitaciones de tu fiesta, me faltan unas cuantas por entregar.
—Owen no puede llevarte. Tengo cita con unos ejecutivos en diez minutos y me llevará a mí, pero con gusto Nicholas te llevará a casa. ¿Verdad?
Me mira amenazante, sí, creo que no tengo otra opción. Así que siento con la cabeza y Carl me da las llaves de su auto, condicionándome que tengo que traerlo de vuelta sin un sólo rasguño. Carl le abre la puerta a su hija y pone la caja de invitaciones en sus piernas.
—Recuerda tener cuidado con mis dos grandes tesoros, especialmente con Nina.
—Confía en mí, Carl.
—Lo hago, créeme que lo hago.
Me senté detrás del volante. Woah, el precioso audi R8 de Carl Hansset, ¡no puedo creer que me lo ha prestado! En mi vida imaginaría que algún día iba a conducir un auto tan precioso como este, creo que toda mi atención estaba concentrada solo en eso, incluso por momentos dejé de escuchar a Nina.
—Bueno creo que toda tu atención está en el volante, ¿cierto?