Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 23

Elisse

Pasaron alrededor de seis semanas, me adapté de nuevo a vivir aquí, al frío, a tomar vino diario con Florentine en las tardes, a las calles, a la gente, a la vida en París que nunca debí haber dejado en un principio. Incluso ya me había acostumbrado a tener a George casi todas las noches en el departamento, justo ahora está en esa etapa en la que quiere ver a Florentine todo el tiempo y, a pesar de que ella decía que no tenía problemas con que estuviera ahí, a veces me sentía demasiado incómoda al ser el mal tercio.

Así que en noches como hoy, prefería dejar a Florentine con su londinense George a solas. A veces salía a caminar, pero en otras ocasiones, solo basta con encerrarme en mi habitación y ponerme los audífonos para olvidarme de que allá afuera el romance realmente se vivía como se supone que debe vivirse en esta «ciudad del amor».

Respecto a lo que había pasado, las cosas ya se habían calmado un poco. Tomé la decisión de perdonar a Mike y a Becca, porque finalmente el único culpable había sido Nicholas y ellos simplemente han decidido mantenerse neutrales con todo esto. Además, son mis amigos, los quiero y los extraño también. A pesar de que los aprecio bastante, dejé que ambos sigan pensando que vivo en Holanda, no pensaba decirles mi verdadera ubicación, sobre todo porque no quería que Nick lo supiera y sé lo lengua fácil que son esos dos. 

 

Estaba con Mike y Becca en una vídeo-llamada cuando Florentine entró a mi habitación. Apenas cerró la puerta, silencié el micrófono.

 

—¿Estás ocupada?

—Estoy en una vídeollamada.

—¿Me das unos segundos? 

 

Le dije que sí y puse mi dedo índice en mis labios, pidiéndole a la pelirroja que se mantuviera callada mientras le pedía tiempo a mis amigos.

 

—¿Me esperan tantito? Mi rommie vino y quiere hablar conmigo, es rápido. 

 

Mike y Becca me dicen que sí y yo silencio de nuevo el micrófono, poniendo el celular en mi cama, tapando la cámara con el ededrón. 

 

—Voy a salir con George. No me esperes despierta —Advierte—. Hay comida en el refri.

—Vale, cuídate.

—¿Pagaste la renta Elisse?

—Sí, ayer.

 

Florentine se despide de mí y sale de mi habitación cerrando la puerta detrás de ella. ¿De qué estábamos hablando? Ah sí, del embarazo de Becca. Tomé el celular de nuevo y encendí el micrófono, mi rubia amiga ha aprovechado mi ausencia para buscar su ecografía, quería mostrármela, así que la acercó a la cámara para que pueda verla mejor.

 

—¿Qué tal? —Pregunta Mike.

—¿Qué puedo decir? Es un bebé... Es algo... Mucha responsabilidad, así que, felicidades y duerman mientras puedan.

—Elisse, espero que recuerdes que me hiciste una promesa. —Comenta Becca—. Se supone que eres mi dama de honor y no me has confirmado nada, la boda ya es en dos semanas.

—Bueno ehmm... Últimamente he tenido mucho trabajo, me he quedado trabajando algunas horas extra y no sé si me dejen ir.

—¡Tienes que venir! ¡No puedes hacerme esto! Eres una de mis damas de honor.

—Elisse, eres una de mis mejores amigas. —Suplica Mike—. No puedes faltar el día de mi boda.

 

Me olvidé por completo de la boda, pero es que la verdad no sé si quiero ir. Sé que es la boda de dos amigos muy especiales para mí, pero no tengo ganas de enfrentar a Nicholas, tampoco me apetece verlo con Nina.

No quería arruinar un día tan especial para ellos con algo que aún no superaba del todo. 




 

Nick

Ahora sí comenzaba a molestarme que Carl me tuviera ocupado registrando sus citas, agendando fechas especiales, trayéndole cosas, llevando su auto a sus servicios en la agencia, me tenía haciendo de todo a pesar de que mi contrato claramente decía que debía trabajar con Ian y el proceso creativo del su álbum, no que sería el asistente personal de Carl Hansset y mucho menos que también tuviera que cumplir el papel de chófer y cuidador de Nina.

Esta vez me tocó esperar por Nina en el consultorio de su cardiólogo, le están realizando una resonancia magnética. Así que aquí estaba, quejándome en estas cuatro paredes sobre mi estancia aquí, debería estar con Ian eligiendo las canciones que van a estar en la versión deluxe de su álbum. Pero tal vez es mi culpa el permitir que Carl me maneje a su antojo, todo con tal de obtener ese aumento que estoy buscando para salirme del departamento y dejárselo a Michael ahora que tiene tantas cuentas por pagar encima.

Miré el picaporte de la puerta girar, Nina y el doctor han regresado. Ella está vestida con una bata de hospital y el doctor le ha pedido que se siente sobre la camilla para que terminara de revisarla para asegurar que realmente todo está en orden. 

 

—Tengo que medirte la presión arterial aún. Un momento.

 

El cardiólogo se dirige hacia otro lado de su consultorio, Nina con un ademán me pide que me acerque a ella.

 




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