Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 29

Nick

Los días como hoy en los que salía temprano del trabajo son raros. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Mike ha tomado la oportunidad y se ha ido a casa con Becca, de vez en cuando se me olvida que ya está casado y que su esposa ahora es su prioridad. Solo sé que no quiero estar solo en mi casa, tengo ganas de ver una película en el cine, hace mucho que no voy.

Estaba caminando hacia la taquilla cuando sentí que se abalanzaban sobre mí, rodeando mi cuerpo por detrás. ¿También Nina me sigue al...? Un momento, los anillos, ese perfume en particular, La Vie est Belle, es aquel que suele usar Rosalie. Me giré solamente para comprobar que en efecto se trata de esa rubia que sonreía al encontrarse con mi mirada. 

 

—Hey... ¿Cómo has estado?

—Bien, ¿y tú? ¿No vivías en Ámsterdam?

—Estoy de vuelta. —Comenta—. No encajaba allá.

 

Comenzamos a caminar juntos hacia la taquilla, se veía un poco diferente. No tanto por su corte de cabello ni mucho menos porque había cambiado su forma de vestir, Rosalie simplemente se comportaba diferente.

 

—No podía creerle a Elisse cuando me contó que se habían separado.

—¿Has hablado con Elisse? —Le pregunto un tanto sorprendido.

—Más que eso, estuvimos en un bar de París tomando algunas copas. Tuve una mala experiencia con Noah y ella me convenció de que debía dejarlo... No volví a verla porque no supe en dónde encontrarla, pero me contó que tú y ella no estaban juntos más.

 

¡¿París?! ¿Rosalie con Elisse? ¡Qué mierda!

 

—Yo siempre pensé que ustedes tendrían su «felices para siempre». —Menciona, mirando la pantalla que anunciaba las funciones de las películas.

—Fueron un par de mal entendidos los que nos llevaron a esto, Ross.

—Con que ahora se le llama mal entendido a cogerse a la hija del jefe ¿eh?

—¿Te lo contó? —Ella lo confirma asintiendo con la cabeza—. Pero Rosalie, tú sabes que la amo.

—Pero la cagaste monumentalmente y ahora ella está en París y tú, aquí solo eligiendo que película vas a ver. O vamos a ver, si es que me invitas. 

 

Acepté la invitación, incluso dejé que ella eligiera la película, como en los viejos tiempos cuando estábamos juntos. Tengo que admitir que era muy diferente estar en el cine con Rosalie viendo la película en plan de amigos, sin tener ningún tipo contacto físico como acostumbrábamos hacerlo en el pasado. Pero de algo estaba seguro ahora que la he vuelto a ver comiendo ese kit kat, prefería que las cosas se quedaran así entre nosotros.

 

[...]

 

—Sigo sin entender Rosalie, el hecho de que no hayas encajado en Ámsterdam, según tú. Tú nunca fuiste de esas, lo creería de Sophia pero de ti... No. Siempre encontrabas alguna forma de hacerte notar, sobresalir entre los demás en cualquier lugar.

—Cuando quieres demasiado a alguien, a veces logras perderte a ti mismo y eso fue lo que me pasó.

 

Rosalie tira la caja de las palomitas a la basura, segundos después se detiene para poder mirarme directamente a los ojos.

 

—Durante varios meses dejé de ser la Rosalie que conocías. Mi vida entera se la dediqué a Noah y fue demasiado para mí porque me quedaba encerrada todo el día, trabajando como freelancer y solo esperando a que volviera. —Dice, negándose ligeramente con la cabeza, por mero arrepentimiento tal vez—. Cuando dejamos Ámsterdam para mudarnos a París pensé que las cosas cambiarían, tenía el sueño de entrar alguna agencia de modelaje o mínimo a una editorial de una revista de la talla de Vogue, pero Noah siempre me decía que no tenía potencial para nada de eso.

—Ese hijo de puta, ¿cómo pudo decirte todo eso? Eres la mujer más versátil que conozco, sé que hubieras triunfado como editora en Vogue o como modelo, o como lo que sea que te lo hubieras propuesto.

—Cualquier cosa menos el marketing, sabes que solo estudié la carrera por mis padres.

—Sí, lo recuerdo.

 

La miro sonreír, pasando un mechón de rubios cabellos por detrás de su oreja izquierda, haciendo notar ahora la gran arracada que está usando.

 

—Pero aunque Noah sea un hijo de puta, lo sigo amando.

—Eso es algo que jamás entenderé de ustedes las mujeres.

 

Rosalie se empieza a reír.

 

—Mira que Elisse te ama a pesar de que fuiste un hijo de puta.

—¿En verdad te dijo eso?

—No pero puedo intuirlo, eres el amor de su vida. Siempre te va a querer, a pesar de lo que le hiciste.

—Es que Rosalie, te juro que lo de Nina... La verdad no sé cómo fue que pasó. Ni siquiera lo recuerdo, estaba borracho, se me olvidó todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.