Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 30

Alrededor de media hora después, cuando dejé de escuchar el golpeteo de los cubiertos, decidí abrir mi puerta para escuchar la conversación que Florentine mantenía con su novio.
 

—No me imagino cómo se siente Elisse, cuando la vi en mi consultorio no parecía muy feliz con la noticia. —Dice George.

—Yo no puedo creer cómo vas a ser capaz de apoyar esa locura.

—Es mejor que no apoyarla. —Justifica—. Si no tiene apoyo buscará una salida fácil y las salidas fáciles nunca son las mejores, ¿quieres que le pase algo más a Elisse por culpa de un aborto mal logrado?

—No. Pero ella ya no es una niña, puede hacerse cargo del bebé.

—Entonces déjame ayudarla y no la juzgues, es su decisión y lo que más necesita ahora es apoyo. ¿Te ayudo a poner eso en la alacena?

—Por favor, no alcanzo.
 

Cerré con sumo cuidado la puerta, mi orgullo podía aún más que mis ganas de comer algo. Esperé recostada en mi cama a que George decidiera irse, estuve cambiando de canales un buen rato en el televisor hasta que me detuve específicamente en uno, se trataba de un programa de espectáculos hablando del nuevo fenómeno musical americano, hablaban de Ian Accolo.

 

—¡Tiene una voz increíble! Además es muy lindo y sus letras son lo mejor. —Decía la conductora del programa—. Queremos nos visite para que de un concierto aquí, ¿no?

 

Entonces comienzan a pasar un vídeo de él en una pequeña firma de autógrafos que dio en San Diego, en vez de prestarle atención a Ian le pongo atención a una persona que no lograba robarse la atención de los demás pero si la mía, Nick estaba detrás de Ian apresurándolo para salir del mall, ¿tenía que verlo justo hoy? 

Entonces comienzan a pasar un vídeo de él en una pequeña firma de autógrafos que dio en San Diego, en vez de prestarle atención a Ian le pongo atención a una persona que no lograba robarse la atención de los demás pero si la mía, Nick estaba detrá...        




Seguí las instrucciones de George y fui a primera hora al centro médico en el que trabajaba. Al de salir de casa me reporté como enferma en el trabajo justificando de esa forma mi falta, lamentaba mentirle a Pierre-Cortot y fallarle una vez más, pero necesitaba hacer esto antes de que fuera demasiado tarde.

Ya había pasado por el primer filtro, mis estudios clínicos pronto estarían listos y por ahora lo único que tenía que hacer era esperar a la ginecóloga que me ha recomendado el novio de Florentine para que me practicara un estudio físico. Estaba impaciente, no sé por qué le está tomando tanto tiempo llegar a la doctora o por qué me tienen aquí en el consultorio esperando. Oh, la puerta se ha abierto, volteé sin dejar de cruzar los brazos solo para darme cuenta de que no era la ginecóloga la que entró, era Florentine. 

 

—¿Qué haces aquí?

—No puedo dejarte sola en algo así. 

 

Florentine se acerca a mí para abrazarme, fuertemente, en verdad no creí que fuera a necesitar de su compañía hasta que me abrazó de esta manera. 

 

—Respeto tu decisión, aunque va en contra de mis convicciones. Lo único que sé es que ahora mismo necesitas a una amiga, espero que me dejes quedarme contigo.

—Gracias, lo aprecio demasiado.

—¿Elisse Wilkinson? —Una voz femenina llama mi atención—. Soy la doctora Angelique Jouvet, George ya me habló de ti y tu caso, así que voy a ser tu ginecóloga.

 

La ginecóloga cerró la puerta, llevaba el cabello rubio recogido en una coleta, es joven, muy delgada, muy francesa, pronunciaba mi idioma con un poco de dificultad, pero podíamos comunicarnos. 

 

—George me comentó que trabajas en Le Champeaux, c'est un endroit adorable, siempre voy por mi cumpleaños.

—Sí, Florentine... —Señalo a mi amigo—, su novia, también trabaja conmigo. Ahí estamos. 

 

Yo estaba nerviosa y tal vez por esa razón Angelique intentaba hacerme la plática para que pudiera mantenerme un poco distraída. Además, buscó inspirarme confianza, me hizo las típicas preguntas que te hacen cuando vas a una visita con un ginecólogo, última vez que menstrué, última vez que tuve relaciones sexuales, mis métodos de anticoncepción que nunca debí haber abandonado... 

 

—Antes de que se practique el legrado debemos hacer una ahmm... ultrason.

—¿Lista para la ecografía? —Cuestiona Florentine.

—Supongo. 




 

Nick

Había aprovechado el tiempo que Nina estaba gastando en el doctor para ir a comer a Autumn Delights. Como ya era costumbre, Carl me mandó a ser el chófer personal de su hija y no tenía ganas de esperar todo el proceso médico por el que tenía que pasar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.