Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 41

 

No nos quedamos mucho tiempo en los cuneros, nosotros minutos después salimos también pero con dirección hacia la cafetería, Mike quiere tomarse un café bien cargado, sabe que hoy dormirá en la habitación para cuidar de Rebecca y que la noche va a ser bastante larga. 

 

—No puedo creer que estás tomando la misma actitud estúpida que tomó ella hace algunos meses cuando se fue.

—¡Lo que hizo está mal!

—¡Y lo que tú estás haciendo también! —Reclama Mike—. No seas idiota, por favor. Los dos han actuado como un par de idiotas durante mucho tiempo, no continúes con eso.

 

No contesto, simplemente lo veo tomar el vaso para beber un poco de café. Me quedó ahí en silencio jugueteando con mi teléfono, intentando tener alguna respuesta de ataque contra el argumento de Mike, pero lamentablemente, debo admitir que tiene razón.

 

—Deberías regresar al trabajo. —Decide cambiar de tema—. Si es que aún lo tienes, te saliste dejando a Carl con la palabra en la boca.

—Primero iré a ver a Becca.

—Bien, yo voy a ver si puedo hablar con Elisse. —Me dice, poniéndose de pie—. Sé que necesita un amigo ahora.




 

Elisse

Creo que no me había detenido a pensar en el parto hasta que vi a Becca recostada en esa cama de hospital. Estaba agotada y adolorida, decía que se sentía feliz con mi visita pero en su rostro claramente se veía lo contrario, creo que esto es lo más difícil de todo y ver a mi amiga de esa manera me ha hecho tenerle miedo a ese momento que me tendrá que llegar en algunos meses. 

 

—Becca, en serio si quieres que me vaya para que descanses no hay ningún problema.

—No, no, ¿cómo crees?

 

Pero ni siquiera soportó diez minutos de nuestra conversación, le he contado lo que pasó más temprano con Nina y Julissa en el restaurante pero le ha ganado el sueño, se quedó dormida.

Salí de la habitación en silencio, intentando no despertarla, no ahora que puede dormir por lo menos unas horas antes de iniciar con el rol de madre. Caminando por el corredor fue que me encontré con Michael, le sonreí y entonces decidí contarle de lo que ha pasado con su esposa.

 

—La entiendo, parir a un bebé no es fácil y creo que es eso lo que más me aterra de todo esto. —Le digo, señalando mi vientre.

—Lo sé. ¿A dónde vas ahora? ¿Regresarás al restaurante?

—Sí, voy un rato a Autumn Delights y después a mi casa. —Respondo.

—¿Te importa si te acompaño?

 

Le dije que no importaba, pero me hubiese gustado que se quedara con Becca, aunque él insistió en venir conmigo. Caminamos juntos hacia el ascensor y posteriormente, hacia la salida del hospital, no entiendo a qué se debe toda esta insistencia de Michael de estar conmigo cuando debería estar con su esposa. Pero aquí estábamos, caminando por la acera platicando de las experiencias que tuvo en los últimos meses, como era de imaginarse, la mayoría del tiempo estuvo atado a los compromisos promocionales de Ian así como lo estuvo con todo el embarazo de Becca.

Justo pasábamos por California Wings Café cuando mi apetito hizo acto de presencia, de hecho, creo que Mike lo había notado y por más que traté de mantenerlo para mí, él no dudó en hacerme una pequeña invitación:

 

—Déjame invitarte a comer, como agradecimiento por la cena en el restaurante el otro día.

 

Pasa su abrazo alrededor de mis hombros, abrazándome. Siento que desde que llegué a la ciudad mi amistad con él se ha hecho más estrecha, no éramos tan unidos antes como lo hemos estado siendo últimamente y eso me encantaba. Así que entramos al lugar, buscamos una mesa vacía y una vez que corrimos con la suerte de encontrarla, Mike me hizo quedarme ahí esperando mientras él se fue a formar en la larga fila.

 

—Sé que probablemente ya estés acostumbrada a la comida gourmet y esas cosas pero, por favor no le hagas fuchi a la comida rápida.

—¡Eso jamás! —Respondo—. Gracias, hace tanto que no venía. Ya extrañaba las boneless

 

Michael sonrió apenas me vio tomar la primera boneless. ¡Mmmm! Está buenísima, jugosa, la salsa BBQ, el sabor era exquisito, ¡hace tanto que no comía esto! Florentine y Pierre-Cortot podrán decir que la gastronomía francesa es mejor, pero nada que compara con estas boneless

 

—¿Y? —Pregunta, curioso.

—Oh por Dios, cuando me muera quiero que me den esto en el cielo.

—Bueno, creo que no te hemos perdido del todo.

 

Tomé una servilleta de papel para limpiar un poco de salsa BBQ de la comisura de mis labios, mirando a Michael después. 

 

—Cuéntame, ¿qué se siente ser padre?

—No puedo explicarlo, cuando vi a Henry por primera vez fue... No sé Elisse, nunca antes había sentido algo como eso, saber que yo lo creé, que Becca y yo lo hicimos, es... Creo que solo lo vas a entender cuando nazca tu bebé.




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