Nick
Elisse parecía una pequeña niña en mis brazos mientras le contaba cómo fue que me di cuenta de que me había enamorado de ella. Para muchos, la historia oficial comenzó cuando me di cuenta al verla en los brazos de Noah de que mis sentimientos por ella iban mucho más allá de una amistad, pero la verdadera historia inició mucho antes, solo que decidí callar lo que sentía por mi mejor amiga por miedo a perderla.
Le hablé de mis secretos, de cada uno de ellos, menos de uno. Esa noche en Boston que pasé con Amanda, eso no podía contárselo ahora, apenas hemos regresado y no quiero amargar el resto de la noche diciéndole que me cogí a mi ex novia, que lo hice por coraje después de que me llamó para contarme de su boda con Staton. Hemos acordado dejar todo lo que nos ha lastimado a un lado y creo que incluye a Amanda aunque Elisse no sepa nada de lo que pasó.
Ella se quedó dormida después de contarle de la idea que tengo para el vídeo musical de la canción de Stella e Ian. Pero quizás lo entendía, ya son poco más de las tres de la mañana y necesita descansar, así que jalé la cobija para taparla, sin olvidar darle un beso de buenas noches en la frente y también uno pequeño en su vientre.
[...]
Cuando desperté me di cuenta casi de inmediato de que no estaba en la cama. Sus cosas siguen aquí, pero ella seguro que ya está haciendo el desayuno, como lo hacía en los viejos tiempos. Así que salí de la habitación, solo para encontrarla en su lugar preferido: la cocina.
Estaba preparando el desayuno y mientras esperaba a que todo estuviera listo, comía una manzana.
—Se me olvidó decirte que en el refrigerador se quedó lo que había hecho para nosotros anoche, pero como ya habías cenado...
—Te lo dejo para que te lo comas después, mejor ven, siéntate. ¿Apoco no extrañabas mi pan francés?
—Definitivamente, seguía tu receta pero no me quedaban tan buenos.
Me senté en el comedor y ella jaló una de las sillas para acompañarme, mirándome con una sonrisa.
—Un buen compositor tiene que tener el estómago lleno para escribir cosas increíbles.
—Gracias, linda. Pero aunque escriba canciones increíbles, cuando los ingenieros de audio les meten el tipo de cosas que escuchaste ayer todo mi trabajo se ve arruinado. Y eso que Stella realmente canta muy bien.
—¿Piensas hablarlo con Carl?
—Lo haré en cuanto termine de escuchar las demás.
¡Oh! En serio que echaba esto de menos, los desayunos con ella, verla en las mañanas en pijama al natural, con el cabello tomado en un chongo desordenado. Además, se ve adorable ahora que el embarazo comienza a notársele más, ¿en verdad es posible amar tanto a alguien?
—Me quedé dormida con lo de tu vídeo, ¿cierto?
—Sí, justo cuando te estaba contando mis ideas.
—Lo lamento, ya no se me da desvelarme como antes.
—No te preocupes, lo entiendo. —Le digo, apretando su mejilla—. ¿Quieres que te pase a dejar a Autumn Delights?
—No, hubo una falla eléctrica y estarán trabajando en ello. Abriremos el restaurante un poco más tarde.
Me espero un poco para dejar de masticar y continuar conversando.
—Puedes quedarte aquí. —Propongo—. Puedes ver una película o hacer lo que quieras.
—Tengo un par de planes, iré a ver mantelería para el restaurante, Cortot me autorizó hacer los cambios que deseo para Autumn Delights.
Dejé a Elisse en una tienda de mantelería y después me dirigí a la disquera. Cuando llegué al trabajo, lo primero que hice fue expresar mi desacuerdo con los demos que Mike me había entregado ayer, pero lo único que obtuve del equipo de Stella fue un: «después te daremos una respuesta».
Vaya manera de arruinarme el día. Con eso obtuve mi respuesta, yo solo escribí las canciones y ahora iban a dejarme fuera, no podía hacer nada. Así que mi único consuelo fue encontrarme con Mike, estaba trabajando en la portada de un single para una banda local que acababa de firmar Carl.
—¿Te dijeron que no?
—«Te daremos una respuesta», supongo que sí.
—Creo que era un poco obvio, Stella ya tiene bien forjado a su equipo. —Dice, sin dejar de prestarle atención a la pantalla de la computadora—. Además por lo que sé Rick no quería que te tomaran en cuenta, tampoco Nina, pero fue Stella quien te pidió.
—¿Y ella desde cuando interviene en esto?