Me quedé sentada, observando. Nicholas está demasiado entretenido con lo suyo, trabajando y yo, no podía dejar de pensar en lo que sucedió hace rato con Nina. Jamás creí que el odio que siente hacia mí lograra trastornarla de esa manera. Ella no me agrada, pero no sería capaz de hacerle daño, ni por un segundo la idea se me pasaría por la mente. ¿En verdad puedes odiar tanto a alguien como para intentar...? Ya ni siquiera quiero recordarlo.
—¿Aceptaron la propuesta?
—No lo sé, Hyland, deberías ver a tu esposa. Se ve que está bastante aburrida.
—No, no soy su esposa. Soy su novia y nada más. —Aclaro, mirando a Rick—. Continúen con su trabajo como si yo no estuviera aquí, no estoy aburrida.
Después del comentario del afroamericano, Nicholas dejó de prestarle tanta atención a su trabajo. La concentración se ha ido y ahora busca entretenerme ofreciéndome una infinidad de cosas, como comida en la cafetería, paseos en especie de tour para que conociera más la disquera o...
—Puedo llamarle a alguien y decirle que te traiga lo que quieras de algún restaurante. Lo que sea.
—Lo único que quiero de un restaurante es que la reparación eléctrica no tarde más. La popularidad de Autumn Delights subió después de las publicaciones de Stella.
Stella, hablando de la reina de Roma, ha llegado. Esta vez el glamour lo ha dejado afuera, estoy viendo a Stella Rose la persona común y no a la súper estrella. Sin una gota de maquillaje, sin las extensiones en el cabello, con todas esas pecas en el rostro que me parecen adorables ahora, vistiendo ropa deportiva. Está aquí porque van a continuar grabando, quiere lograr que su álbum consiga varias nominaciones apenas esté en circulación, está muy presionada por Carl y por su equipo para competir con todas esas artistas femeninas que están afuera esforzándose siempre por sobresalir.
Fue entonces que me di cuenta de lo duro que es para ella. Está presionada a cantar, grabar canciones que terminen siendo hits, después seguro que vendrían los ensayos para sus producidas giras, aprender coreografías, dar entrevistas, sesiones de fotos para la prensa, estar siempre hermosa para las cámaras, ser acosada por paparazzis, que le inventen un romance cada fin de semana, que busquen sexualizarla todo el tiempo y que quieran lincharla si sube unos cuantos kilos. Mientras que pasa lo contrario con Ian, cuya única preocupación es lucir bien con su guitarra y el resto el trabajo lo tiene resuelto.
—¿En dónde está Ian? —Pregunta Stella—. Vamos a grabar de nuevo la canción, mi representante quiere que hagamos un documental sobre la grabación del álbum y nos saltamos esa parte.
Mi celular vibró, es Becca confirmándome que su madre ha aceptado cuidar a Henry unas horas para que podamos ir un rato a Skeleton. Nicholas se ha acercado, pone su mano sobre mi mejilla, sonriendo sin mostrar los dientes.
—¿Ya quedó lo de tu falla eléctrica?
—Creo que sí. Pero no era el electricista, era Rebecca. —Respondo, enseñándole la pantalla de mi celular—. Le hablé hace rato, en serio que tengo ganas de ir a Skeleton el viernes, hace muchísimo que no vamos juntos.
—¿Realmente quieres ir? Pensé que querrías descansar o algo así.
—Quiero ir, en dos meses el médico me mandará a reposar lo que resta del embarazo y ahora quiero ir ahí, por los viejos tiempos.
—De acuerdo, entonces iremos el viernes.
Cuando el viernes llegó, nos encontramos con Becca a la hora acordada en Skeleton, ya esperaba por nosotros bebiendo algo en nuestra mesa habitual. Ella se veía bastante bien, llevaba un bonito jumpsuit a rayas blancas y negras y su cabello rubio recogido en una coleta, poco a poco está recuperando su peso habitual y ahora las ojeras forman parte de su rostro. Supongo que para ella esta escapada es un descanso de su vida como madre.
En el instante en el que Mike la vio, de inmediato fue hacia ella para darle un beso corto en los labios y un merecido abrazado. Rebecca se puso de pie para saludarnos e hizo las típicas preguntas de cortesía.
—Tardaron un poco.
—Ya sabes cómo es el tráfico en esta ciudad —Justifica Mike—. Pero ya estamos aquí y tenemos ganas de revivir el pasado, ¿cómo está Henry?
—Perfecto, aunque le dije a mi madre que no demoraríamos. ¿Cantarán esta noche?
—No lo creo. —Respondo—. Tiene más de un año que no piso este lugar y es el mismo tiempo que llevo sin cantar.
—Vamos Elisse, afina un poco y deléitanos con una nueva versión de Lucky.
Me negué ligeramente con la cabeza, sentándome a un lado de mi rubia amiga. Hace mucho que no nos veíamos y era hora de ponernos al día. Le platiqué de mi empleo en Autumn Delights y del artículo que sacarían en quince días en una revista de sociales importante, la cual me llamó para hacer una entrevista ya que la publicación de Stella en instagram les hizo poner un ojo en el restaurante.