Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 59

Nick

Elisse leyó ese diario pero yo lo hice a medias, necesitaba saber de qué se componía porque lo que me contó Elisse en el hospital no fue suficiente. Así que tal como lo prometí, hice una parada en la casa de Carl, en dónde fui bien recibido.

Aquel diario estaba esperándome en su habitación. Aún recuerdo muy bien la última vez que estuve en este lugar, lo asustado que estaba por haber despertado a su lado sabiendo que había arruinado mi relación con Elisse. Una mentira. Esta vez todo se sentía diferente, me daba escalofríos tan solo pensar que Nina no está más aquí, que ya no se ve todas las mañanas en ese espejo, ya no duerme en su cama. Se fue.

Estaba sentado junto a su ventanal con el diario, solamente tenía conmigo hojas de papel en dónde plasmó cuanto quiso, el único recuerdo que tengo de ella, ese diario en el que mi nombre está escrito en diversas páginas que he comenzado a leer. Página por página, hasta que llegué a la última, escrita hace un par de semanas.

 

«La última vez que vi a Nick fue en la salida de la disquera. Elisse estaba ahí con su hija esperando por él, lo vi tan feliz que decidí alejarme completamente, esta vez lo haría para siempre. Me rindo. Ya me di cuenta de la manera en la que miraba a Amy, la forma en la que le sonreía a Elisse... Eso era algo que jamás iba a lograr obtener de él, jamás lo voy a tener ni voy a poder darle la familia que ella ya le ha dado. Este amor masoquista que le tengo está terminando conmigo, cada vez siento que enfermo más y ni siquiera los medicamentos que he tomado durante toda mi vida están haciendo efecto sobre eso.

La última vez que hablé con Ian fue justo después de haber visto a Nick, en la noche. Visitó a mi padre por asuntos que desconozco y como acostumbraba, él buscó alguna forma de fastidiarme.

—Ya sé no es necesario que me lo repitas, soy la más patética. Perdí, tú ganaste.

—En realidad quería que me recomendaras a un buen médico. Mi madre ha estado un poco enferma y toda tu vida has estado en hospitales, pero... —Ian me da un golpecillo con su dedo en la nariz—. Tienes razón, perdiste mucho tiempo de tu vida siendo patética.

—No necesito que me hagas sentir peor, si quieres un buen médico pregúntale a mi padre, yo me voy.

No necesitaba más de esto. No necesitaba más de Ian, más de Nick, mucho menos de Elisse. Estoy considerando el mudarme a Washington, ahí nació mamá, puede que encuentre un poco de felicidad allá y papá podría verme cuando quisiera...»

 

Mi teléfono comenzó a vibrar, haciendo que cierre el diario, Elisse está llamando.

 

—¿En dónde estás?

—¿En dónde quieres que esté? —Miento—. Estoy en la disquera.

—¿Seguro?

—Sí, ¿por qué lo dices?

—Porque olvidaste que hoy tenemos cita con el pediatra y lleva un buen rato esperando por nosotros, estoy en la disquera y Chad me dijo que no te presentaste a trabajar, ¿en dónde estás Nicholas Hyland?

 

¡Mierda! Elisse se escucha demasiado enojada del otro lado de la línea. Miré el reloj en mi muñeca, ni siquiera sentí pasar el tiempo, me adentré tanto leyendo el diario de Nina que se me olvidó por completo la cita con el pediatra. 




 

Elisse

Chad intentaba mantenerme distraída, quería sacarme el tema de conversación mediante Amy, a quien tenía en brazos. Yo no podía dejar de pensar en Nick, ¿qué fue lo que lo ha retrasado? ¿En dónde está? Con Ian es imposible dado que él está en Vancouver porque esta noche dará concierto, con Stella tampoco, ella está en un desfile de modas en Milán, ¿entonces cuál será su excusa?

Nicholas llegó veinte minutos después de que hablamos, quería escuchar su gran excusa acerca de su misteriosa desaparición. 

 

—¿Y bien? —Cuestiono—. ¿En dónde estabas?

—No hay que hacer esperar al pediatra, vámonos.

—El pediatra puede esperar.

—Pero vamos retrasados.

—Nick...

—Okey, okey... Fui por esto.

 

Nicholas abre la puerta de copiloto para mí, fue entonces que me di cuenta de que lo que descansa en el asiento es aquella libreta de colores tan familiar, es el diario de Nina. ¿Por qué lo tiene en el auto? 

 

—Nicholas, hablamos de esto.

—Lo pienso quemar, ¿de acuerdo? Tienes razón, es un capítulo de nuestra vida que tenemos que eliminar por completo, entonces no vale la pena conservarlo. Mejor nos deshacemos de Nina con esto también, ¿qué te parece?

—El pediatra no puede esperar, hablamos de eso en el camino.

 

Nicholas toma a Amy en brazos, subo al automóvil poniendo el diario de Nina en la parte trasera, esperando ahora a que Nick me regrese a la bebé. 

 

—Y me parece que es una buena idea. —Le digo apenas lo veo subir—. Lamento haberme puesto así hace rato. 




 




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