—Elisse, ¿tú me amas?
—Claro que te amo, ¿por qué lo dudas?
—Esperaba algo más cuando te propuse que te casaras conmigo.
—Pensé que era tema superado. —Susurra, apenas audible—. Nick, no lo tomes tan personal.
—¿Y cómo quieres que lo tome?
Elisse me toma de la mano y me mira a los ojos intentando convencerme de que estoy equivocado.
—Siento que en cuanto tenga un anillo en el dedo estaremos destinados al fracaso.
—Elisse...
—Y sí, sé lo que vas a decir. —No me deja terminar de hablar—. Sé qué hacemos todo lo que se supone que hacen las personas que están casadas, pero siento que al firmar de alguna forma perdería mi libertad, libertad que tengo si aparece otra Nina.
—¿Libertad para irte a Mónaco cuando haya otro mal entendido?
Ella no pronuncia una palabra más, dirige la vista hacia sus manos, evadiendo mi mirada.
—De acuerdo, creo que fue el momento. —Me retracto—. Creo que la forma en la que lo dije no fue la mejor y bien, tienes razón hay que superar el tema.
—Lo siento. En serio, créeme que te amo y demasiado pero, no lo sé. No me siento lista.
Elisse se acerca a la cómoda para tomar aquel diario que dejé ahí anoche, comienza a hojearlo, apenas deteniéndose en las últimas páginas. Una vez que terminó, me miró apenas esbozando una sonrisa.
—Nina realmente tenía una devoción enferma por ti.
—Lo sé, es un tanto incómodo pero halagador al mismo tiempo.
Se recostó en mi regazo para seguir leyendo la última entrada de ese diario, esa que dejé pendiente en la habitación de Nina. Así que acompañaba su lectura mientras jugueteaba con su cabello.
—Entonces, ¿cómo lo vamos a quemar?
—¿En algún ritual satánico? —Propone—. A lo mejor Nina vuelve del infierno para llevárselo.
—Eres cruel.
—Un poco, ¿tú tienes una mejor idea?
—Quería hacerlo en Malibú, justo en dónde fue la fiesta de Carl pero pueden detenernos por eso.
—Sería la detención policíaca más patética en California. —Elisse se ríe—. Digna de nosotros. —Continúa—. Bien, pensemos en un mejor plan, por el momento hay que guardar esto... Junto a una biblia.
Elisse
Durante un par de semanas nos olvidamos de quemar el diario de Nina por falta de tiempo. Creo que ahora toda nuestra atención se la llevó la casa que compramos, la casa de nuestros sueños en la que iniciaríamos una nueva etapa de nuestras vidas. No la hemos comprado en Calabasas o en Hidden Hills para ser vecinos de Carl Hansset y JLo, pero el vecindario es muy bonito y tranquilo. Seguro que Amy va a ser feliz aquí.
Con la mudanza y todo lo que trajo el cambio de casa, mantuvo tan ocupado a Nicholas que no volvió a tocar el tema del matrimonio, algo que debo aceptar me hizo sentir mucho más tranquila.
Cuando consideramos que era apropiado recibir a nuestros amigos y familia en nuestro nuevo hogar, hicimos una reunión para que conocieran la casa. Una fiesta sencilla, mandamos pedir una barra de sushi a nuestro lugar preferido y adornamos el jardín para recibirlos por la tarde-noche.
—Estoy enamorada de tu casa, es bastante linda. —Menciona Becca—. Ya solo falta algo para que todo sea perfecto.
—¿Qué?
—Que aceptes casarte con Nicholas.
—¿Cómo lo sabes?
—Bueno, él le dijo a Mike y Mike me contó a mí.
—Bien, cuidaré mis palabras. —Me río—. Porque entonces se lo dirás a Mike y Mike a Nick, así funcionamos siempre, ¿cierto?
Rebecca me abraza cortamente, entonces pongo mí vista en Nick y en Mike, ambos platicaban tranquilamente sosteniendo en brazos a los pequeños que jugaban entre ellos agitando los brazos; Mike a Amy y Nick a Henry. Ese par parecía estar involucrados en algún tipo de plan, los conozco demasiado bien.
—Si me caso siento que perderé mi libertad, sólo es eso. —Le aclaro a Becca—. Además siento que mi relación se apagará, ya sabes, adiós citas y buen sexo... Hola rutina. Y créeme que en este momento todo está cool entre él y yo, incluido el sexo.
—¡Eso no es cierto! Además es normal que haya crisis en las relaciones, es parte de.
—¿Recuerdas que en la ceremonia de tu casamiento alguien grito «¡arrepiéntete!» mientras caminabas hacia el altar? —Becca asiente con la cabeza—. Era yo.
—Vale gracias. Pero deberías considerarlo.
—Ahí vienen, actúa normal y te lo pido, no toques el tema.
Ellos se acercaron a nosotras solamente para entregarnos a nuestros respectivos hijos.
—Vamos a salir a comprar algo y a recoger a Olivia. —Comunica Mike—. Ya volvemos.