Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 64

Una vez que llegué a París, tomé un taxi y me dirigí a mi antiguo hogar, sí, el departamento de Florentine. No le avisé que vendría y esperaba que Pierre-Cortot tampoco lo hubiera hecho, quería que fuera una sorpresa.

¡Vaya que extrañaba el edificio! Incluidas todas las escaleras que teníamos que subir para llegar al apartamento, las cuales me robaron el aliento. Bajé la maleta al piso y entonces toqué la puerta un par de veces, esperando a que ella abriera. No pasó mucho tiempo para que la pelirroja me recibiera, solo que abrió la puerta sin tan siquiera darse cuenta que yo estaba ahí.

 

—¿No encontraste abierta la tienda?

—Supongo que no. —Respondo, abriendo los brazos para abrazarla apenas se diera cuenta de que no soy George.

 

El abrazo más caluroso, Florentine no daba crédito a lo que estaba viendo, de hecho apenas nos separamos me tomó por los hombros, tocándome para darse cuenta de que soy real, que estoy aquí. 

 

—¡Es asombroso verte de nuevo! Esperaba hacerlo hasta mañana en la noche.

—¿Es un mal momento?

—No, no, George sólo fue a comprar un par de cosas que le pedí. Por favor, Elisse, pasa.

—Espero que no te moleste pero me gustaría ser tu compañera de piso este fin de semana.

 

Agarré de nuevo la maleta para poder entrar al departamento, ¡cómo echaba de menos este lugar! Todo está intacto, por lo que estar aquí me hacía sentir como si estuviese regresando de Le Champeaux en un día pesado de trabajo. 

 

—¡Me encanta que estés aquí! De hecho, este lugar se siente tan vacío sin ti. —Menciona, sentándose en el sofá, esperando a que yo haga lo mismo—. Cuéntame, ¿cómo va todo? Con Amy, con Nick, con tu nueva vida. ¡Todo!

—Tengo que enseñarte algo.

 

Estiro mi mano jugueteando un poco con mis dedos, Florentine finalmente nota el anillo de compromiso y al verlo se lleva ambas manos a la boca, esa reacción tan genuina, una emoción real que no sintió cuando vio el que me dio Noah. Incluso se ha atrevido a tomar mi mano para poder ver mejor el anillo que me dio Nick. 

 

—¡No lo puedo creer!

—¿Crees que puedas ir a California para ese entonces? Quisiera que fueras una de mis damas de honor.

—Estaré contigo ese día Elisse, sin duda alguna.

 

Bueno, creo que debemos ponernos al día, nos hemos mandado algunos mensajes de texto pero la diferencia de horario no permitía que las conversaciones fuesen fluidas. Iniciamos platicando acerca de lo que Nick hizo para pedirme matrimonio, algo que provocó en ella emoción y arrepentimiento al mismo tiempo por lo mucho que le hubiese gustado ver a Ian en un concierto privado.

 

—Te juro que lo fui a ver cuándo hizo concierto aquí. George nos consiguió buenos lugares, somos muy fans. 

 

¿Acaso todos aman a Ian menos yo? Pero bueno, Ian Accolo fue lo de menos, creo que lo más importante fue lo que me ha contado Florentine, últimamente George habla demasiado sobre la posibilidad de casarse, le urge hacerlo porque quiere un hijo con ella. Su respuesta fue lo que me sorprendió, aún no se siente lista. Sabe que ama a George pero, no cree que el matrimonio sea algo que necesite en este momento, a pesar de ya estar rozando los treinta. 

 

—Quizás si me lo pidiera en unos dos o tres años, todo sería diferente. ¿Sabes? Creo que aún no tengo las ganas de ser esposa y madre.

—Y tienes todo el derecho, créeme que ser madre es muy agotador.

—Lo creo, tienes ojeras. Cuéntame, ¿qué tan mal o bien les va a Nick y a ti en su relación después de convertirse en padres?

—Los primeros meses fueron los difíciles, pero ahora todo está bien entre nosotros. —Le digo, cruzando la pierna—. Creo que el haber contratado una niñera para Amy nos ha ayudado bastante. 

 

Tocaron la puerta, seguro que George ya está aquí. Con un ademán le dije a Florentine que yo me encargaría de abrir, quería ver su reacción cuando se dé cuenta de mi visita. 

 

—¿Elisse? ¿Qué estás haciendo aquí?

—Florentine me va a adoptar el fin de semana. 

 

George intentó abrazarme, aun cargando las compras que Florentine le encargó. Por lo que pude ver, lo ha mandado por carne y condimentos, al parecer va a cocinar algo rico para la cena y no podía esperar para compartir de nuevo la mesa con ellos dos. Siempre me habían gustado los temas de conversación que teníamos durante la cena. 

 

—¿Cómo te va, Elisse?

—Demasiado bien para ser real, siento que mi vida es perfecta. Tengo una linda familia, un buen trabajo, muy buenos amigos... Realmente, no sé que he hecho para tenerlo todo.

—Lo mereces. —Menciona él, esbozando una sonrisa—. Es bueno saber que te va tan bien. Aunque la verdad, a veces te extrañamos mucho aquí.

—Y yo a ustedes, créeme que es así. 

 

Florentine ha cerrado el grifo, ya terminó de lavar la carne y fue entonces que me puse de pie para ayudarle. Mientras tanto, George se encargó de destapar una botella de vino, sirvió un poco para los tres en las copas, definitivamente eso me hacía sentir más en casa. 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.